TradeSport 289 - Julio-Agosto 2020

El triatlón es un deporte maduro y la prioridad es, aunque suene raro, sostener esa madurez. El futuro a corto y medio plazo sigue exigiendo moderación y un control más racional de su crecimiento a nivel comercial. mucho protagonismo en la tienda y, también, en las compras de los triatletas: los pulsómetros y la nutrición. Respecto a los primeros, los pulsómetros, poco que añadir a los que llevamos meses diciendo. Su precio medio, obviamente, es muy superior al de la mayoría de complementos, pero su evolución ha sido una de las más espectaculares que se han dado en la última década dentro del sector. En triatlón y, también, en otras muchas modalidades, como el fitness o el running, por ejemplo. El deportista es cada vez más exigente con su entrenamiento y de ello se han beneficiado –y mucho- los pulsómetros. En cuanto a la nutrición y los complementos alimenticios es, sin duda, la categoría que más ha crecido proporcionalmente en los últimos años. El triatlón –como las carreras de larga distancia de running o bike- es un deporte muy exigente y que, normalmente, salvo en las distancias cortas, conlleva un tiempo de ejercicio lo suficientemente largo como para que, en algún momento, el cuerpo necesite más energía e hidratación. Y no es algo que sólo deban tener en cuenta los profesionales o quienes buscan una buena marca; todo el mundo puede comprobar cómo, si se gestiona bien su ingesta, este tipo de productos pueden ayudar a maximizar el rendimiento. Para el comercio, además, es un producto que por su precio y por los hábitos de compra, genera mucho tráfico en la tienda y es un buen reclamo para fidelizar al cliente. Pero además de esta especialización en productos, el triatlón o, mejor dicho, el buen comportamiento que ha tenido, también ha dinamizado otras disciplinas como el trail o la natación en aguas abiertas y está en el origen de algunas nuevas modalidades deportivas que poco a poco van ganando adeptos, como el swimrun, por ejemplo. Al final, unos y otros se retroalimentan, y eso es fundamental para que mantengan a fondo 64 su dinamismo actual. Son complementarios, no competencia. Son deportes, todos ellos, muy exigentes y que tienen mucho de reto personal y eso, como hemos dicho antes, es hoy por hoy un gran valor añadido. Algunos preferirán volcarse en otras modalidades que no exijan tanta preparación como el triatlón, pero lo más habitual es que quien corre, nada o va en bici, tenga tarde o temprano la tentación de probar con un triatlón.Y muchos suelen engancharse. DISFRUTAR LA MADUREZ A veces, cuando alguien dice que un sector es maduro, parece que sea malo. Como si la estabilidad fuese un hándicap. Y en realidad, es todo lo contrario. Llegar, si la moda acompaña, es relativamente fácil, lo que cuesta es mantenerse. El triatlón llegó rápido, y ahora, sin grandes repuntes como antes, pero con una base mucho más firme, ha conseguido construir un segmento fuerte y con identidad propia. Una red de tiendas sólida, una oferta amplia, especializada y superespecializada, y un volumen de practicantes suficientemente importante como para no temer por un retroceso contundente. El triatlón es un deporte maduro y la prioridad es, aunque suene raro, sostener esa madurez. La gran suerte del triatlón es que, una vez pasada la crisis, ha seguido ganando adeptos. Más pausadamente que hace unos años, pero sigue siendo un deporte con mucha tirada. El futuro a corto y medio plazo sigue exigiendo moderación y un control más racional de su crecimiento a nivel comercial. Habrá repuntes, porque tiene mucho de moda, pero también hay margen para seguir ganando terreno cuando no los haya. Bike, running y natación tiran mucho, y lo más lógico es que muchos de quienes se enganchan a estos deportes prueben con el triatlón. Prueben y se enganchen. El sector, en este sentido, debe aprovechar dos cosas: por un lado, los repuntes que haya en cuanto a practicantes (la COVID puede traducirse en uno), y por el otro, el perfil del triatleta, muy exigente con su material y capaz de dejar de lado el factor precio en beneficio de otros aspectos como las prestaciones o, incluso, la marca. El futuro invita al optimismo. Sobre todo porque el triatlón ha sabido asumir sus dimensiones reales y, después de morir de éxito, ha empezado a evolucionar con muchas más lógica, entendiendo cuáles son sus límites y hasta donde se puede estirar la cuerda.Y cuando se entra en esta dinámica más racional, el riesgo se reduce. Y eso es, al fin y al cabo, lo que muchos anhelan.

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