Hoy por hoy el triatlón es un segmento maduro y estable, con todo lo bueno que ello conlleva. Pasada la fiebre exagerada que se dio hace apenas una década, este deporte, aun siendo todavía minoritario, ha conseguido construir una base muy sólida, tanto de practicantes como, también, de oferta. Y con el tiempo, lo que deja la tormenta es un deporte consolidado y mucho más fuerte que hace una década. 63 final la ley de la supervivencia se impuso.Y sigue vivo el más fuerte, aquel que es capaz de gestionar con la cabeza y que conoce muy bien el producto (de triatlón y de cada una de sus modalidades). Y no son muchos. Porque como hemos dicho, es un deporte minoritario. Sano, estable, maduro… y minoritario. Pero la culpa no fue solo de las tiendas. Las marcas no ayudaron mucho. Muchas se dejaron llevar por el volumen y vendieron a todos aquellos que llamaban a su puerta, sin analizar en qué tiendas y en qué zonas era mejor estar. Mejor y más seguro. Por suerte, con la selección natural, las marcas también entendieron que debían asumir sus limitaciones y, sobre todo, cuidar a sus clientes históricos, sin dejarse cegar por las constantes aperturas que había para colocar su producto. Es la única manera de que un deporte como el triatlón siga siendo una buena apuesta para tiendas y marcas. UN TRES EN UNO QUE APROVECHA EL BUEN MOMENTO DE BIKE Y RUNNING Dejando de lado el problema de las tiendas y su sobreoferta, es obvio que el boom del triatlón ha tenido varios benefactores y beneficiados, entre ellos los segmentos del bike, la natación y el running. En el caso del running, basta con tener claro que, a pesar de que hay marcas especializadas en calzado de triatlón y de que algunas marcas del universo running tienen modelos específicos de triatlón, la gran mayoría de los triatletas corren con calzado running, de manera que los movimientos que han tenido que hacer estas marcas han sido mínimos, y generalmente más vinculados al marketing que al I+D. En textil la cosa cambia un poco porque el mono ha ganado un protagonismo importante (algo que se ha dejado notar en la oferta de marcas), aunque también hay mucha gente que cuando se libra del neopreno, y con el bañador debajo, simplemente se pone una camiseta técnica para seguir. En bicis pasa exactamente lo mismo. Las marcas o han lanzado una nueva línea de triatlón o han ampliado su oferta. Y aunque generalmente estos modelos específicos están pensados para el triatleta más exigente y, por lo tanto, tienen un precio elevado, hubo unos años en los que por el potencial de esta modalidad a nivel popular (seguramente el target donde se puede crecer más), muchas marcas también apostaron por modelos de “cabra” más asequibles. Pero más allá del running y el bike, la categoría que seguramente más beneficiada se ha visto con el auge del triatlón ha sido, sin duda, la de los neoprenos. Hace dos décadas apenas había una o dos marcas que comercializaban en España este tipo de productos; y aunque ahora la lista también se está reduciendo, durante un tiempo el mercado se inundó de nuevas propuestas. Es, como hemos dicho antes, un producto muy “exclusivo” de la tienda especializada en triatlón (porque apenas hay red de tiendas de baño) y una inversión que, si se corren 2 o 3 pruebas al año, es del todo rentable. Más allá de los productos estrella que pueda tener el triatlón, que obviamente son zapatillas, neoprenos y bicis, si algo hay que destacar de esta modalidad a nivel de productos es la fuerza que han ganado todos los complementos técnicos, cuya evolución a nivel de prestaciones ha sido espectacular y que, además, dejan una gran rentabilidad a la tienda, tanto por su buena demanda –y venta- como por su rotación y su poder de fidelización. La lista es muy larga y podemos encontrar desde gafas, gorras, perneras o calcetines, hasta portadorsales o cremas solares. Sin embargo, hay dos universos que están ganando
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