tra sus límites y no contra los demás. Otro tema más complejo es si se trata de una modalidad asequible. Y aquí la cosa no está tan clara. Una equipación más o menos decente no baja de los 1200-1500 euros (calzado, bici, neopreno…). Además, son muchos los que, a medida que van mejorando sus tiempos, renuevan su material –a mejor- de manera que estamos ante un deporte que, tanto a corto como a medio y largo plazo, es caro. Por si fuera poco, la gran razón de ser de esta modalidad, es decir, las pruebas, no son precisamente baratas, con lo que la inversión, si se quieren hacer varias pruebas al año, puede dispararse algunos cientos de euros –o miles si se hacen largas distancias nacionales e internacionales- contando la inscripción y el desplazamiento. COMERCIO: SE IMPONE LA (LÓGICA) SELECCIÓN NATURAL A más de uno le dará la sensación de que el triatlón ha caído en picado por el simple hecho de que en los últimos años se han cerrado muchas tiendas.Y aunque el comercio suele ser un buen El triatlón, con boom incluido, sigue siendo un deporte minoritario y la cifra de practicantes no justifica las innumerables aperturas que hubo hace apenas 5 ó 10 años puede afrontar sin problemas algunas de las distancias más cortas (supersprint, sprint e, incluso, Olímpica). Al final es un problema de tiempo. Si se puede entrenar muchas horas, el reto serán las grandes distancias; si no, si tenemos poco tiempo para salir a correr, ir en bici o nadar, las distancias cortas serán más que suficientes para disfrutar de este deporte. Y de esto saben mucho los organizadores de pruebas amateurs, que en estos últimos años han jugado muy bien sus cartas y han aprovechado a la perfección las posibilidades que ofrece este deporte en cuanto a distancias. La oferta ha sido, muchas veces, exagerada (como en producto) pero desde hace algunos años las cosas se han racionalizado y oferta y demanda se han ajustado bastante. A todo el mundo le gusta ganar dinero organizando pruebas… y a nadie le gusta perderlo. Las pruebas populares son el mejor termómetro para saber cómo marcha un deporte a nivel de practicantes.Y en el caso de triatlón, en un tiempo relativamente rápido, las pruebas empezaron a multiplicarse exponencialmente por toda la península. Y se colgaba el cartel de completo a las pocas horas de abrirse inscripciones. Después de unos años donde se rozó lo exagerado, las cosas han ido cambiando un poco -porque la demanda bajó y, también por temas burocráticos- pero el intenso calendario nacional sigue siendo un perfecto reflejo de la buena salud de la que goza este deporte a pesar de los reajustes que se hayan podido dar a nivel de practicantes… y en la oferta. Que es un deporte accesible ha quedado bastante claro. Al fin y al cabo, uno suele luchar contermómetro para conocer el estado de un sector, en el caso del triatlón, como después ha pasado con el running, el problema es que en su día las tiendas especializadas crecieron muy por encima de lo deseado. De lo que marca la demanda. Y claro, tarde o temprano las cosas vuelven a su sitio. Y eso implica cierres. Muchos. Ha pasado con el triatlón y está pasando con el running, el bike o el pádel. Así pues, y como era más que previsible, uno de los grandes batacazos dentro del mundo del triatlón -probablemente el único- se ha dado a nivel de tiendas. El crecimiento en practicantes también se tradujo, lógicamente, en un boom de las ventas. La demanda era buena, pero se exageró el potencial.Y mucho. Los que llevaban años trabajando esta modalidad ya avisaron en su día de que la burbuja estallaría más pronto que tarde. Y acabaron dando en el clavo. El triatlón tenía recorrido, pero no tanto como algunos pensaron. En un tiempo récord, la oferta multiplicó la demanda, y cuando esto se da en marcas y productos, el problema es relativo, pero si se da en tiendas, las cosas se complican bastante. Y así pasó. En apenas tres o cuatro años se multiplicaron las tiendas especializadas en triatlón. Algunas, incluso, estaban ubicadas en zonas donde no tenía ningún sentido abrir una tienda de estas características. Como en el running, algunos fieles practicantes de triatlón apostaron por lanzarse a la aventura de abrir un comercio especializado, pero lo hicieron creyendo que era fácil. Con mucha pasión, pero con poco sentido común. Y sin tener la más mínima idea de las dificultades que conlleva gestionar un comercio. La realidad, pese a quien le pese, es que el triatlón, con boom incluido, sigue siendo un deporte minoritario y la cifra de practicantes no justifica las innumerables aperturas que hubo hace apenas 5 ó 10 años, especialmente en las grandes ciudades. Pero muchos no han tardado en darse cuenta de que una tienda especializada requiere mucho trabajo y necesita unos años para funcionar bien. Además, hay que tener muy en cuenta que aunque los neoprenos son un producto muy específico que, generalmente, se vende sólo en tiendas de triatlón, el calzado se puede comprar en una tienda de running y las bicis en una de bicicletas. Y eso significa mucha más competencia, sobre todo teniendo en cuenta que tanto bike como running son dos de los segmentos más fuertes del momento y, también, dos de los más especializados a nivel comercial. Como era previsible, aunque muchos no se dieran cuenta, al a fondo 62 ESPECIAL TRIATLÓN
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