Jaume Ferrer Editor jferrer@tradesport.com Buenos propósitos Nunca he confiado en la condición humana, lo admito. Soy de los que siempre han creído que nos cuesta mucho aprender, sobre todo de las malas experiencias. Al principio nos autoconvencemos que ante una dificultad las cosas van a cambiar mucho, pero cuando todo empieza a volver a la normalidad, los buenos propósitos desaparecen más rápido de lo que nos costó construirlos. Cuando esta crisis del coronavirus nos encerró en casa, muchos empezaron a ver el lado bueno que a medio o largo plazo podría tener confinamiento. “La sociedad cambiará radicalmente” decían algunos, mientras se sorprendían de cómo se transformaba el aire mortal de las ciudades o el azul de un mar que, desde hace años, y sin que nadie haga nada, se ha convertido en un vertedero de las miserias de nuestra sociedad. Muchos empezaron a dibujar nuevos futuros menos contaminados, menos estresantes, menos gobernados dictatorialmente por el dinero y el tiempo. O la falta de tiempo. Buenos propósitos, uno detrás de otro: dedicaremos menos tiempo al trabajo y más a la familia, maduraremos como sociedad, cambiarán los hábitos de casi todo, desde las compras hasta la manera de trabajar... Las redes y los medios se llenaban de palabras como empatía, altruismo, compartir, cambio social o solidaridad. Palabras tan necesarias como vacías cuando se sueltan porque uno se ahoga entre cuatro paredes. Cuando nos puede el hastío, el miedo o el aburrimiento es muy fácil pensar en qué queremos convertirnos. Imaginar que somos capaces de romper con muchas cosas de nuestro pasado. Incluso es fácil imaginarse una revolución social que acabe con el capitalismo y reivindique el humanismo como lema. Pero entonces llega la Fase 1. Y la 2. Y la vida, en un instante, cambia radicalmente. Cambia para volver a lo de siempre. En un segundo nos olvidamos de nuestro encierro.Ya podemos salir.Y pisar la calle.Y sentarnos en una terraza a tomarnos una cañita con los amigos.Y volvemos al trabajo.Y volvemos a gastar. Y la rueda vuelve a girar como siempre. Y nos metemos en ella como ratones. A seguir el ritmo. A hacerla girar...Y la triste realidad es que quienes la pararon, sabían desde el primer momento que costaría muy poco que volviese a girar. Y ahora, sin encierro, nuestros sueños de cambio se han desvanecido en medio de una rutina que muchos odiaban tanto como necesitaban. Algún afortunado podrá dar ese cambio tan radical a su vida con el que soñaba cada tarde cuando estaba encerrado en la cárcel en que había convertido su casa, pero la mayoría, entre los que me incluyo, seguiremos con nuestro camino, como si el puñetero covid no hubiera sido más que un charco que nos ha costado saltar. Ni siquiera pensaremos en que ese charco nace de una tormenta. Y algunos olvidarán, muy rápido, que hubo miles de personas que se ahogaron en esas aguas. El mundo tiene que cambiar... pero no lo hará. Algunos podrán bajarse de la rueda,pero en muy poco tiempo,la diferencia con el mundo de hace tres meses sólo será una trágica e interminable lista de muertos. Una lista que empezó a quedar en el olvido cuando se nos dejó pisar de nuevo las calles. Los daños económicos, que son los únicos que parecen preocupar al sistema, se repararán con el tiempo. Como cualquier crisis. Con daños colaterales que irán a la misma cuneta que esas muertes.Al olvido. Como los buenos propósitos... AYÚDANOS CON TUS SUGERENCIAS: tradesport@tradesport.com La rueda vuelve a girar como siempre. Y nos metemos en ella como ratones. A seguir el ritmo. A ayudar a que giré más rápido. Desde el año 1993 SportPanel edita mensualmente tradesport, la primera publicación del sector deportivo.Tras casi 25 años de historia, y con la misma independencia con la quese fundó,tradesport se ha consolidado como un medio de comunicación imprescindible para aquellos que quieran conocer la evolución del sector. editorial opinión 5 Raul Bernat Redactor jefe raul@tradesport.com Contacto Que el coronavirus ha cambiado los hábitos de compra es innegable. Pero en la mayoría de los casos la pandemia lo que ha hecho es acelerar drásticamente estos cambios, aunque haya sido por obligada necesidad. Con las tiendas físicas cerradas a cal y canto, una importante parte de la población se ha visto seducida por la compra online.Y entre esta gente, muchos neófitos. Muchos de ellos mayores de 50 años que hasta ahora tenía ciertos recelos a comprar online y que ahora, viendo que no existía ninguna restricción y que recibían sin problemas cualquier tipo de producto, rápido, y en general más barato, se han convertido en compradores habituales. Era el target al que más le costaba “seducir” al online y ahora, sin ningún esfuerzo, ya lo han captado. Y es un perfil de comprador con muy buen poder adquisitivo. Este cambio en el perfil del comprador online, unido a ciertas enseñanzas que nos deja la pandemia, convierte en una necesidad imperativa el acercamiento del comercio físico a un nuevo modo de entender la omnicanalidad. El comercio de barrio se ha hecho muy fuerte en estos meses y, si todo va bien, seguirá generando las simpatías de muchos compradores, pero eso no le exime, ni mucho menos, de tener que apostar por el online. Al contrario.Ahora que ha recuperado cierto estatus,para mantenerlo necesitará evolucionar.Y la omnicanalidad es el siguiente paso. El equilibrio entre el off y el on será la clave para que cualquier tienda sobreviva, por muy pequeña y exclusiva que sea. La aceleración del comportamiento de los compradores nos va a obligar a cambiar mucho a corto plazo. Mucho y rápido. La nueva realidad confirmará que el futuro pasa, sí o sí, por meter en una cocktelera lo bueno del comercio tradicional (que es mucho) y todo lo que aportan el ecommerce y una estrategia omnicanal bien definida. Muchos de los comercios físicos que se creían heridos de muerte hace apenas 3 meses y que ahora están más reforzados que nunca, deberían trabajar fuerte para mantener el terreno que han recuperado. La empatía no durará eternamente, y quienes quieran sobrevivir más allá del corto y el medio plazo, , tienen que entender que el escenario de futuro es un escenario mixto on y off. Porque ya no son solo así los Millennials; ahora ya lo son la mayoría de los consumidores. Ahora que todos hemos aprendido a hacer una ‘call’, nos queda más claro que aprovechar la tecnología nos va a permitir acceder a muchos nuevos espacios. Pero el peso que ha ganado la proximidad tiene que servir para aflorar el lado más “humano” del comercio. No son caminos incompatibles. El online es una herramienta necesaria para mejorar nuestra oferta de servicios, de comunicación, de interacción con el cliente… pero no se debe renunciar, al contrario, se debe potenciar (ahora más que nunca) todo aquello que la tecnología no puede darnos. El comercio tiene que ofrecer experiencias humanas. La compra consultiva va a ganar puntos y la prescripción será, de nuevo, protagonista. Es la nueva omnicanalidad por muy de barrio que seamos. Es contacto, confianza, proximidad… y muchos otros valores que durante 3 meses hemos echado mucho de menos. La nueva omnicanalidad ha llegado a los barrios; el acercamiento a la tecnología ha dejado de ser exclusivo de los grandes..
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