Pasado un tiempo, con el temido “muro” aparentemente superado, el running ha vuelto a coger una velocidad de crucero. Más lenta pero más lógica. Se ha entendido, al fin y al cabo, que una carrera de larga distancia no se puede correr al ritmo de un 10K. Crecer rápido, como correr rápido, no siempre es bueno. Al contrario.
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