TradeSport 284 - Febrero 2020

a fondo 64 RUNNING modalidad muy accesible y asequible, y que sus beneficios para la salud -física y psíquica- son considerables. ¿Por qué ahora? ¿Por qué con esta lista de ventajas se ha tardado tanto en dar el salto cuantitativo? Pues seguramente la crisis haya tenido mucho que ver en ello. Curiosamente. En una época de contención del gasto, de cambio en los hábitos de compra y de muchos recelos a gastar en ocio (incluso pudiendo), el deporte ganó mucho protagonismo como válvula de escape, como opción de ocio asequible. Y el running, con permiso del bike, fue la modalidad que más adeptos ganó. Fácil, barato y muy saludable: un cocktail perfecto para triunfar en un contexto tan“alarmante” como el que construyó la crisis. El crecimiento del running, en los primeros años de la crisis, fue simplemente espectacular. En practicantes y en ventas. Y también en tiendas. Cada semana se inauguraban nuevas tiendas y las marcas se lanzaban de cabeza para vender. O mejor dicho, para colocar producto. El problema es que es muy difícil, casi imposible, mantener un ritmo alto durante toda la carrera, sobre todo en distancias largas. Y como era previsible, el crecimiento se ralentizó. Porque el ritmo era exagerado porque la crisis empezó a mitigar y, sobre todo, porque la oferta ya era exageradamente alta, muy por encima de una demanda que era buena pero que crecía a otro ritmo. Probablemente las ventas seguían creciendo, pero cada vez había menos tiendas que le sacaban partido al running. A un ritmo más alto del que a muchos les hubiera gustado, las ventas empezaron a estabilizarse. A racionalizarse. Hoy por hoy las cifras que mueve el running son muy altas, bastante más que las de hace unos años, antes de la crisis. Lo que toca ahora es disfrutar de la estabilidad. De la madurez. El running necesita ahora mantener un ritmo constante. Y seguir sumando adeptos. Desde un punto de vista puramente pragmático, más corredores significa más clientes potenciales. Y a nuestro favor juega la adicción que provoca este deporte, capaz de ir sumando corredores habituales. La duda, ahora, es saber si este target es capaz de sostener una industria que en la última década ha crecido exponencialmente sin preocuparse, demasiado, del futuro a medio y largo plazo. El verdadero reto empieza ahora, cuando, sin la complicidad de la crisis, unos y otros tienen que ayudar a este deporte a seguir creciendo. El running, como el sector en general, ha ganado fuerza sin esforzarse demasiado, pero ahora tocará trabajar para mantener el ritmo y, aunque sea más lentamente, seguir creciendo. Hemos dejado atrás, en principio, las consecuencias que tuvo el sobredimensionamiento del mercado y las expectativas (exageradas) que se pusieron en esta modalidad. Ahora toca arremangarse y trabajar para que el running, como mínimo, mantenga la fuerza que tiene actualmente.. ASUMIR LOS LÍMITES El sector no ha destacado, nunca, por su capacidad para gestionar sus éxitos. Y ha tenido unos cuantos. Quizás por miedo o quizás por necesidad, siempre que algo ha destacado, en la bonanza o en la crisis, la solución del sector ha sido explotarlo cuanto más rápido mejor. Hace apenas 10 o 15 años el running era un deporte más. Un deporte al que muchos le daban la espalda. Había bastante gente que corría, pero El crecimiento experimentado por este deporte durante varios años fue espectacular. Pero también fue descontrolado. Y la lógica de los ciclos, de la que nadie ni nada se salva, hacía presagiar un frenazo brusco. Y así fue. Y lo más paradójico es que ese retroceso no se dio como consecuencia de una caída de la práctica, como había sucedido hace años en algunos deportes, sino más bien por una pésima gestión del éxito por parte de marcas y tiendas.

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