muy por encima de la demanda.Y encima está internet.Al pádel le pasó tres cuartos de lo mismo.Y lo mismo pasa –o pasará- con el bike: el ritmo de aperturas es más alto que el ritmo al que crecen los practicantes.Y quizás aún no está Internet de por medio… pero está Decathlon. Pero no nos desviemos del tema. La última gran “vaca lechera” que ha descubierto el sector poco tiene que ver con estas modalidades. Tiene que ver con la moda –he aquí el peligro- y, en especial, con el crecimiento y la consolidación del calzado urbano de marcas deportivas… o look deportivo. El recorrido de esta categoría es todavía, como hemos dicho, muy amplio, pero en estos últimos meses la apertura de tiendas especializadas en calzado urbano ha sido, probablemente, excesiva.Y encima muchos han lo han hecho explotando una etiqueta, la de sneakers, que hasta hace poco tenía cierto halo de exclusividad pero que ahora ha sido descaradamente pervertida. Cadenas y grupos de compra no han dudado ni un segundo en explotar esta tendencia. Y probablemente algunas ni siquiera hayan analizado si el margen de crecimiento es real. Han visto que lo hacía su competencia y no han dudado en copiar el modelo. Y lo preocupante no es que se disfrace bajo el paraguas de las sneakers algo que, en realidad, tiene poco que ver con este tipo de calzado; lo grave es que la oferta está llegando a niveles exagerados, muy por encima de la demanda. Y por si fuera poco esa oferta es descaradamente homogénea y conservadora (“sota, caballo, rey” dicen sin esconderse algunos de sus El look deportivo, a día de hoy, es una tendencia con mucho margen de recorrido. Cambiarán las influencias, las marcas y los canales, quizás, pero el look no morirá. Sus targets objetivos son tan amplios que el potencial de crecimiento es casi ilimitado. y con mucho tirón. Ahora, con la etiqueta completamente pervertida, todo el mundo dice que vende sneakers. Una de las manías más peligrosas que tiene nuestro sector es exprimir sin contemplaciones cualquier producto y/o categoría que funcione mínimamente bien. Quizás porque hay cierta obsesión en encontrar nuevos océanos azules o, quizás, por una falta evidente de ideas, cuando el sector cree que algo puede tener potencial, en lugar de pensar a largo plazo se apresura en explotarlo cuanto más rápido mejor. Y lo que suele pasar es que, o bien se quema el producto en un tiempo récord, o bien se da una sobreoferta que, al final, acaba arrastrando a muchos de quienes habían confiado ciegamente en ello. Ejemplo en estos últimos años hay muchos.Y no nos referimos solo a productos concretos. También a categorías e, incluso, a segmentos. En plena crisis, con la mayoría de marcas atrincheradas esperando a que el temporal amainase, modalidades como el running o el bike resurgieron de sus cenizas. Las razones ya las hemos explicado mil veces. Y el sector debe estar eternamente agradecido al boom que, en practicantes, han experimentado estas y otras modalidades. Pero ahora, apenas una década después de que comenzase la“revolución del running”, las cosas ya no pintan tan bien para el comercio y cada vez hay más tiendas que cierran sus puertas ante las dificultades de seguir vendiendo running.Y no es que la práctica haya caído en picado, al contrario, pero desde hace muchos meses la oferta está 75
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