TradeSport 279 - Septiembre 2019

pádel 88 LA FABRICACIÓN LOCAL COMO VALOR AÑADIDO PARA COMPETIR El pádel no es ajeno a una tendencia que en estos últimos años se impone con relativa fuerza en todo el sector. Las marcas están acercando la producción e, incluso, apostando por controlarla totalmente, bien con fábricas propias bien con fabricas externas con las que trabajan en exclusividad. Hacer palas de pádel es fácil. Relativamente fácil. Otro tema es hacerlas bien. O muy bien. Cuando el pádel empezó a despegar muchas marcas tiraban de las mismas fábricas. Irse a una fábrica del sudeste asiático es fácil y cualquiera puede hacerlo. Pero eso implica problemas de servicio, de control de calidad, de programación y, sobre todo, de diferenciación. Ahora las cosas han cambiado bastante. Las marcas han entendido que en un segmento tan competitivo y, donde los cambios que deberían darse no se dan, uno de los factores que pueden ayudarles a diferenciarse tiene que ver mucho con la fabricación. Con recuperar el control de lo que producen.Y esta es la razón que está empujando a muchas marcas a impulsar sus propias fábricas (aquí o fuera) o a confiar en fabricantes muy especializados y exclusivos. Mayor control, mejor servicio. Los costes pueden subir, es cierto, pero las gamas medias y altas siempre han tenido una muy buena demanda y esta apuesta por recuperar el control absoluto de la fabricación está más que justificada. Y la lista de marcas que lo están llevando a cabo, y sus resultados (en producto y ventas) son una clara demostración de las ventajas que aporta este mayor control. Lo barato siempre acaba saliendo caro y en un mercado tan saturado y tan competitivo la calidad siempre acaba marcando la diferencia. MANTENER LA INERCIA El pádel ha entrado en modo reto. Hace meses. El segmento está haciendo pasos, algunos más grandes que otros, para reordenarse y para“exportar” este deporte más allá de nuestras fronteras, pero lo que es obvio es que mientras haya 200 marcas y apenas dos o tres mercados donde el volumen de ventas sea importante, poco se podrán mejorar las cosas. La realidad del mercado empuja a muchas empresas -marcas y tiendas- a operar en modo superviviencia, dejando a un lado, a veces, ciertas reglas de cortesía (por ser suaves). Y las cosas no cambiarán mientras unos y otros se retroalimenten. O mientras ciertas prácticas no se arraiguen. El problema es que es muy difícil cambiar las cosas si hay quien sigue metiendo carbón al fuego.Y más aún si quien lo hace es quien debería luchas para impedirlo. Puede que a la larga, muy a la larga, los que peor parados saldrán de la guerra serán los más débiles, y que de estas 200 marcas puede que desaparezcan 150, pero eso no quita en el camino, las grandes, las que han sostenido y sostienen el pádel, van a sufrir daños colaterales.Aun gracias que, estando como está el sector, estas marcas sigan luchando por el pádel como lo están haciendo… De no ser por ellas, de no ser por sus esfuerzos por impulsar este deporte (en todos los niveles) y de hacerlo, además, “éticamente”, el pádel habría perdido hace mucho tiempo el gran potencial que aún tiene. En España y, sobre todo, en el mundo. El pádel no necesita salir de nuestras fronteras para sobrevivir. Puede, perfectamente, construir un segmento fuerte y con recorrido a nivel interno. Aun así la internacionalización es un paso fundamental para que las marcas crezcan. Crezcan y ganen solidez. Y con esa solidez puedan ser más fuertes, también, internamente.

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