TradeSport 279 - Septiembre 2019

pádel 86 A pesar de que la salud del pádel a nivel de practicantes, instalaciones y ventas es bastante buena, también es evidente que este deporte tiene una serie de asignaturas pendientes que, sí o sí, debe corregir. Y cuanto antes. Ordenarse... e internacionalizarse Europa o, incluso, en España) y las lanza al mercado. Sin más. Siempre habrá quien le dé cancha sin preguntarse, siquiera, por la calidad de las palas.Y de un día a otro, ya tenemos otra marca llenando maleteros y tiendas online con precios reventados. Suma y sigue. Y al otro lado, marcas serias, con I+D en su ADN,con fuertes inversiones y que llevan años volcando muchos esfuerzos para consolidarse y, sobre todo, para afianzar el pádel como un deporte de futuro y no solo de presente. Así está el mercado. Al final, por mucho que el pádel sigue muy vivo, y que a nivel de practicantes el recorrido sea, todavía, largo, es obvio que el hecho que a día de hoy haya en el mercado casi 250 marcas de palas es tan exagerado como preocupante. Puede que El pádel afronta unos años complejos. Su futuro dependerá mucho de la capacidad que tenga de reordenarse y, sobre todo, de lo que consiga fuera de nuestras fronteras. Dos retos importantes que hace años que se persiguen y, aunque poco a poco, se van logrando. No es fácil, y menos después de haber llegado a un punto en el que la exagerada sobreoferta de marcas y el lógico frenazo a la evolución de practicantes y ventas de los últimos años hizo sonar las alarmas, pero lo que es indiscutible es que el pádel sigue siendo uno de los deportes más dinámicos del sector. La cifra de practicantes sigue subiendo (más pausadamente, como era previsible), los clubes siguen apostando por este deporte con más pistas y las ventas, pese a algunos cierres sonados que pueden confundir, siguen al alza. “Simplemente”, se crece menos que antes. Mucho menos. Pero se crece. Y eso es un gran primer paso. El problema es que,a pesar de que la salud del pádel a nivel de practicantes, instalaciones y ventas es buena, también es evidente que este deporte tiene una serie de asignaturas pendientes que, sí o sí, debe corregir. Y más pronto que tarde. Si no lo hace, si no es capaz, por ejemplo, de acelerar su reordenación y su expansión fuera de nuestras fronteras, su situación puede volverse muy compleja. Lo bueno, es que toda solución depende mucho del propio sector. No se trata, en ningún caso, de ser alarmistas. El pádel sigue en buen estado de salud.Y puede que este deporte ni siquiera dependa de la internacionalización. Su fuerza a nivel interno, en España, es suficiente como para que se mantenga como uno de los deportes con más peso del sector. Y pueda mantenerse fuerte durante muchos años. Al final, quien sufre las consecuencias de no salir de nuestras fronteras no son los practicantes, sino las marcas. Y probablemente las tiendas. Porque si la batalla solo es a nivel interno, es obvio que la guerra de precios, con tanta marca (casi 250), irá a más. UN MERCADO MÁS LÓGICO El gran problema del pádel es que cualquiera puede lanzar una colección de palas. Sin ningún tipo de conocimiento. Las mandas fabricar (en Asia, en muchas de estas marcas, la mayoría, sumen poco más de un centenar de palas vendidas, pero esta competencia acaba haciendo mucho daño al sector. Muchísimo. A marcas, a tiendas y, también, a lo que uno pueda entender como calidad mínima. La realidad es que un porcentaje muy alto de practicantes juega relativamente poco y le importa bastante poco la calidad de su pala. Le basta con que sea barata. Si más adelante cambia o no a una mejor, a una de marca líder, dependerá mucho de sí empieza a jugar con más asiduidad. Y de ello dependemos. El problema de estas pequeñas marcas no es que roben una pequeña cuota de mercado a las grandes: el gran problema es que son estas marcas las que sostienen y acrecientan la guerra de precios. El pádel sigue resituándose. Tras unos años de fuerte crecimiento se ha estabilizado. Y aunque por practicantes es obvio que tiene un gran potencial, su futuro puede ser bastante complejo si no se reordena internamente y si no gana (más) presencia fuera de nuestras fronteras.

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