TradeSport 277 - Junio 2019

El Outdoor está muy calmado. Es cierto que a corto plazo no se prevé que pueda haber un boom destacable, pero tampoco hay ningún indicio de que las cosas vayan a empeorar mucho. Y si lo hacen será por la ley del mercado, la que afecta a todos, no por motivos únicamente ligados a este segmento. El Outdoor es uno de esos segmentos en los que es muy complejo hacer análisis a medio y a largo plazo. Es un universo que, desde hace año, goza de muy buena salud, pero está a expensas de demasiados condicionantes externos como para atreverse a hacer pronósticos que vayan más allá del presente más inmediato. El tiempo o un pequeño bache en la economía pueden afectar considerablemente el desarrollo de este segmento. Un año con un contexto económico bueno puede ser un mal año para el Outdoor si hace excesivo calor en invierno y, de la misma manera, un año de crisis puede no serlo tanto si hace frío y/o nieva. Y con esta incertidumbre viven segmentos como el Outdoor o el esquí, con un ojo puesto en el cielo y el otro en la economía, alargando la inercia de los años buenos, y superando, como puede, los años malos. ¿Dónde estamos ahora? Pues en un ascenso tranquilo. Un falso llano quizás. Las crisis temporales se superan con cierta facilidad, pero las duraderas, como la pasamos hace apenas media década, cuesta bastante más dejarlas atrás. Sobre todo porque transforman muchas cosasRemontémonos a cinco o seis años atrás. Los primeros años de la crisis apenas afectaron al outdoor. Al contrario. Sus crecimientos en ventas no fueron especialmente espectaculares, pero sí logró ganar muchos practicantes. Paradojas de la crisis. La mayoría de sus modalidades, especialmente las de perfil más bajo, eran muy asequibles. Y accesibles.Y eso, en una crisis tan asfixiante, era una gran ventaja. Deporte, naturaleza y economía. El potencial era enorme.Y como hemos dicho, en los primeros meses se cumplió. Incluso con la meteorología en contra. Pero tras el subidón que supuso esquivar las grandes embestidas de la crisis, las cosas se complicaron. Como era previsible. La cifra de practicantes seguía al alza y el outdoor apenas se tambaleaba en adeptos. Los practicantes que perdían unas modalidades -casi siempre por caras- los ganaban otras más asequibles. Pero ese reequilibrio no se dio en las ventas. Y la economía y, también, el tiempo, acabaron afectando al Outdoor. El revés, sin embargo, no fue tan duro como el que sufrieron otros segmentos.Y no lo fue porque justo en ese momento, y pese a las adversidades, dos universos dormitados hasta entonces, el trail y el llamado travel, salieron al rescate.Y con fuerza. La suficiente como para conseguir que el Outdoor mantuviera su dinamismo. SENDERO TRANQUILO El Outdoor está muy calmado. Es cierto que a corto plazo no se prevé que pueda haber un boom destacable, pero tampoco hay ningún indicio de que las cosas vayan a empeorar mucho.Y si lo hacen será por la ley del mercado, la que afecta a todos, no por motivos únicamente ligados a este segmento. En este sentido, pese a los altibajos que pueda tener el sector, perece a los cierres de tiendas (que los hay) y pese a las dificultades que atraviesan algunas marcas, el Outdoor es uno de los universos con mayor margen de crecimiento del sector. Y lo es, básicamente, por su “envergadura”, por el enorme peso que tiene, y tendrá en el global del sector. Incluso como actividad de ocio. Con crisis, con el tiempo en contra y con todos los baches que pueda encontrarse, sigue teniendo un potencial enorme. ¿Por qué? Pues sobre todo por su accesibilidad. No es, ni nunca ha sido, un problema de práctica. El gran abanico de modalidades que se engloba bajo su paraguas le convierte en un universo en el que cualquiera puede entrar. Unos, más expertos y exigentes, pueden irse a subir cumbres de 4.000 par arriba; otros se conforman con un buen treking ligero; algunos –cada vez más- simplemente quieren correr por la montaña; y también hay quien, un domingo por la mañana, se va a recoger setas o a pasear al perro.Todos ellos, desde el alpinista extremo hasta el que pasea por caminos llanos sin ninguna dificultad técnica, son el futuro de marcas y tiendas. Y el target es tan grande que siempre habrá a quien venderle. Otro tema es quien, como, donde y a quien se vende. Pero ese ya es un problema de las marcas, no de la salud del segmento. La tendencia es que la pirámide se ensanche por la base, como ha pasado en estos últimos años. A corto y medio plazo el volumen, en practicantes, lo seguirán ganando las llamadas modalidades de bajo impacto (trekings ligeros, senderismo, walking). Son las que cuentan con más practicantes habituales y las que tienen más números para ganar adeptos. Poco a poco, algunos, van subiendo metros y se atreven con modalidades más exigentes, pero en volumen, también de ventas, el foco está en los primeros metros de la ascensión. O en el llano. Y en el travel, uno de los grandes salvavidas del Outdoor en los últimos años… y una de las grandes esperanzas a corto plazo. SE IMPONE EL LOOK OUTDOOR La mayoría de modalidades han ganado practicantes en los últimos años y eso, obviamente, ha tenido una incidencia directa en las ventas. Pero no ha sido la práctica la que ha ayudado al Outdoor a esquivar con cierta pericia la crisis y a mantener su evolución positiva: ha sido la moda. La “maldita” moda. La estética Outdoor convertido en tendencia. El urban, el travel o el City, como quiera llamársele, ha cambiado por completo las estrategias de todas, o casi todas, las marcas del universo Outdoor. Las colecciones pensadas para el día a día lo han transformado todo. Y el target de éstas es, de largo, el más importante para marcas y tiena fondo ESPECIAL OUTDOOR Ascensión tranquila 39

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