un fuerte crecimiento y, después un fuerte batacazo –empeorado con la crisis-. Y aunque es cierto que a las grandes multinacionales del surf que todos tenemos en la cabeza se les podrán criticar mil y una cosas -desde su apuesta por las tiendas monomarcas hasta su renuncia a las raíces en pro del negocio puro y duro- hay que tener bastante claro que, más allá de errores de cálculo y estrategia, lo que hundió al gliss su sobre todo la crisis.Y eso ya ha quedado atrás. ¿El futuro? Es complejo aventurarse a pronosticar qué puede pasar. Pero no lo es tanto saber qué no va a pasar. Y lo que seguro que no pasará, al menos a corto y medio plazo, es que esas grandes multinacionales recuperen todo el terreno perdido. Las reglas han cambiado. Y también han cambiado los hábitos de compra del consumidor. Y las marcas que prefieren. Es cierto que hoy por hoy hay muy buenas sensaciones porque la moda deportiva en general y, especialmente, la surfera, han vuelto a ganar peso. Pese a la crisis, pese a la “masificación” de ciertas marcas de este universo, la estética surf y skate sigue teniendo mucho tirón, sobre todo entre los más jóvenes. Otro tema es saber qué marcas liderarán este crecimiento, y aunque es difícil saberlo, lo más probable es que sean las vinculadas al universo skate las que saquen mayor tajada. EL SKATE SALVA LOS MUEBLES Sin hacer demasiado ruido, y en un contexto poco fabroable, el skate se convirtió en un balón de oxígeno para el gliss. Lo que perdió el surf –o las marcas supuestamente vinculadas a este universo- lo ganó, en parte, el skate, que supo aprovechar mejor que nadie el “desencanto” de muchos consumidores –y tiendas- hacia algunas marcas del surf. Por su excesiva popularización y, también, por sus estrategias comerciales. El skate, en silencio, fue ganando terreno, manteniendo su autenticidad y, también, sus canales lógicos de venta. La mayoría no han podido evitar –ni quieren hacerlo- entrar en el complejo espiral de la moda deportiva, pero han gestionado mucho mejor su paso por este complejo territorio, sobre todo a nivel comercial. Y el comercio, advertido por la crisis, ha sido un buen cómplice para que estas marcas no cayeran en los mismos errores que las grandes del surf. Si hace apenas diez años el mundo gliss era un coto privado de marcas como Billabong, Rip Curl, Quiksilver y compañía –hablamos de urbanwear, no de colecciones para surf o skate-, hoy en día hay una lista interminable de marcas vinculadas al mundo skate que se han convertido en iconos para muchos adolescentes y jóvenes. Marcas como Vans, Dc Shoes, DVS, Etnies, Kustom, Ecko, Element y otras muchas, tienen cada vez mayor presencia en las calles, tanto entre los skaters como, sobre todo, entre los que no tienen ningún interés en este deporte pero sí visten siguiendo las tendencias que marca el skate. Además, no hay que olvidar que, a diferencia del surf, el skate como deporte sí gana adeptos año tras año.Y lo hace, sobre todo, entre los jóvenes, el target más importante de las marcas. Las tiendas, obviamente, han reaccionado. A la creciente lista de comercios multideporte que están explotando esta categoría –en todas sus vertientes, desde el skate clásico hasta el longboard pasando, especialmente, por el nuevo boom de los monopatines- se ha unido un aumento de las pequeñas tiendas especialistas. Cada uno de estos formatos tiene su público (los primeros más “generalistas”, con un fuerte protagonismo de las gamas de iniciación o medias; y los segundos con una oferta pensada para los más “selectivos”) pero el pastel es suficientemente grande (y heterogéneo) como para que, de momento, todas las partes puedan sacarle partido… Además,y esa es otra gran diferencia con el surf,el skate no sólo ha conseguido ganar protagonismo con el textil, sino que, sobre todo, ha conseguido Las grandes multinacionales sacrificaron su autenticidad en pro del volumen. Y convertidas en marcas excesivamente populares, su atractivo se desvaneció a la misma velocidad que lo hizo su capacidad de reaccionar. 75
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