te. Y a la larga lista de marcas nacionales que operan en este segmento se han sumado varias empresas extranjeras, algunas generalistas y, también, las marcas propias de varias cadenas y grupos. La oferta se ha multiplicado exponencialmente y, parte de esta oferta, ha apostado por una estrategia en las que se apuesta por la venta directa, sin pasar por tienda. Y claro, como era previsible, una oferta disparada y una estrategia muy definida por el precio, se ha traducido en una dura batalla donde el precio se ha convertido, para muchos, en el principal argumento de venta.Y eso, a la larga, ha conllevado una reducción brutal del margen de las tiendas. Ahora, pasado el tsunami de la crisis -que inlfluyó sobremanera en este segmento-, las cosas vuelven a su cauce y el precio ha dejado de ser el gran protagonista del sector y los clubes vuelven a valorar otros aspectos que, cuando las cuentas no salían, dejaron a un lado en pro del precio. Aun así, entre marcas locales (especialistas o no especialistas), extranjeras y marcas blancas, el segmento sigue estando muy saturado. LA CRISIS CAMBIA ESTRATEGIAS Hasta hace pocos años el mundo de las equipaciones estaba básicamente controlado por las especialistas, la gran mayoría de ellas nacionales. Era un mercado muy suculento en el que las grandes no querían entrar por no poder competir ni en precio ni en servicio, y aún desconocido para cadenas y grupos, que apenas estaban descubriendo el potencial de las marcas blancas. Pero obviamente el volumen que movía este universo llamó la atención a unos y otros, y el primer gran punto de inflexión llego con el desembarco de varias marcas italianas. Desembarco El segmento de las equipaciones siempre ha sido un pastel muy deseado por las marcas. No tiene el “ruido” que puedan tener running, bike, padel, pero el volumen que mueve cada año (sobre todo si le sumamos las réplicas) no tiene nada que envidiarles a estos segmentos tan mediáticos. El fútbol es, sin duda, el segmento estrella para las equipaciones. Este deporte vive, a nivel de practicantes, un momento de absoluta estabilidad, manteniendo siempre unas cifras de ventas muy altas, muy regulares y sin grandes descalabros. Y aunque las botas son el producto estrella del universo fútbol, una de las categorías que ha ganado más protagonismo es la de las equipaciones. Es un subsegmento importante, tanto por el volumen de unidades que cada año se ponen en el mercado como, sobre todo, por su gran estabilidad, sin espectaculares crecimientos, pero con un comportamiento positivo desde hace muchos años. La gente sigue jugando al fútbol y, obviamente, tienen que equiparse. Para hacernos una idea de las cifras que puede llegar a mover este universo bastaría con repasar los datos federativos de, por ejemplo, el fútbol. Un análisis de los clubes (y colegios) y las licencias (un millón) nos daría una idea bastante clara de la fuerza de este segmento. Además, habría que añadir la larguísima lista de liguillas amateur que se celebran en nuestro país y que, obviamente, tienen una incidencia directa en el global de las ventas de equipaciones. El fútbol monopoliza gran parte de las ventas, pero hay más deportes cuyo protagonismo en el subsegmento de las equipaciones es importante. El baloncesto, obviamente, es el segundo en la lista. La práctica sigue siendo muy alta, sobre todo a nivel escolar, y las licencias poco tienen que envidiar a las del fútbol. Hay menos ligas amateurs, pero aun así los volúmenes son muy importantes. Al menos lo suficiente como para que todas las especialistas presten tanta atención a un deporte como al otro. Más allá del fútbol y el baloncesto, a distancia, deportes como el balonmano, el vóley o el hockey también necesitan equipaciones, y aunque en alguno de estos deportes ya depende de que alguna marca se superespecialize (muchas veces por tradición zonal), hay colecciones suficientes como para cubrir la demanda.Tambien cabe destacar la creciente apuesta de las marcas por las equipaciones de running. Es un deporte individual, es obvio, y con una oferta textil muy amplia, pero muchas marcas especializadas en colectivos están aprovechando el tirón de las carreras populares y el auge de clubes para posicionar líneas exclusivas para este perfil de cliente que busca prendas personalizadas y, en el caso de las carreras, grandes volúmenes (y precios bajos). El gran problema del universo de las equipaciones es que ese volumen tan alto es un caramelo para las marcas. Los volúmenes que se mueven son un reclamo importante para las marcas generalistas y para las extranjeras, y en apenas una década la oferta se ha disparado exageradamen55
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