El boom del running, el bike o el fitness se ha traducido en un importante auge del deporte femenino, algo tan necesario como esperado. El “problema” es que el crecimiento en practicantes no se ha traducido en un crecimiento proporcional en ventas dentro del canal. 39 goría, sino que, además, están consiguiendo muy buenos resultados con ello. ¿Por qué? Pues básicamente porque han apuntado hacia un target que conocen a la perfección… y que el deporte ha tenido históricamente olvidado. En este sentido, en un momento en el que la mujer ha ganado tanto protagonismo y en el que el canal moda aprieta tanto, la prioridad del sector debería ser mantenerse fuerte en aquello que, a priori, se nos da mejor.Y controlamos. En los primeros años de la crisis, deportes como el running o el bike empezaron a repuntar y el auge de las ventas fue clave para equilibrar el batacazo que nos dimos en moda deportiva. La mujer, uno de los perfiles más débiles en cuanto a práctica, ganó peso en estos segmentos (y en otros como el outdoor o el fitness) y eso, obviamente, fue un balón de oxígeno para tiendas y sobre todo, para marcas. Hay categoría que el sector controla en su totalidad y es prácticamente imposible que deje de hacerlo. La moda no va a vender bicis, palas de pádel o un pulsómetro, pero que la moda se haya metido de lleno en lo atlético (por ahora, en serio,solo el textil) tiene que preocuparnos,porque puntadas sin hilos dan muy pocas. Y hoy por hoy están sacando mucho partido a prendas semitécnicas que se adaptan perfectamente a la práctica de deportes como el aeróbic, el running o el fitness. Deportes con un buen presente y un gran futuro a nivel de practicantes y ventas. Algo que, por cierto, vio hace mucho tiempo Decathlon, otro player clave en esta categoría y cuyo monopolio en ciertas categorías ha sido otro de los grandes reveses para el comercio deportivo que trabajaba o tenía pensado trabajar la mujer. El viejo mantra de que sin la aureola técnica que tienen muchas marcas deportivas no se va a ningún lado es absurdo. La moda tiene varias cosas de las que el deporte adolece, como la agilidad y, sobre todo, su capacidad para dar una respuesta, rápida y eficaz, a las necesidades de los consumidores, en especial de la mujer. Podemos autoengañarnos diciendo que estas nuevas líneas atléticas estén a años luz, a nivel técnico, de muchas grandes marcas del deporte, pero es bastante obvio que estas diferencias -que no son tantas como creemos- las equilibran con diseño,rotación, estilo, precio y un entorno que seduce a la mujer. Argumentos de peso para ellas. Y aunque aún es difícil evaluar el “daño” que estas cadenas están haciendo al deporte (y, sobre todo, saber a quién se lo hacen realmente), es obvio que con nuevos players, y unos índices de práctica deportiva que se han estabilizado, alguien va a perder. Y todos podemos imaginarnos quien sería. ASUMIR LA DERROTA Si en el deporte tenemos, aún, las de ganar, en la moda deportiva la batalla está más que perdida. La mujer lleva muchos años teniendo muy claro donde compra sportwear, y salvo excepciones, no suele ser en una tienda de deportes. Quizás sí apueste por marcas deportivas, pero muchas veces las compra fuera de nuestro canal. Y, sinceramente, tiene su lógica. Por como son las tiendas de deporte y, sobre todo, porque no tiene necesidad de comprar en ellas.Hay muchos más canales donde hacerlo.
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