TradeSport 274 - Marzo 2019

Al pádel más le vale empezar a jugar agresivo. Subir a la red y rematar los puntos. Si no, si sigue buscando cómo depurarse, le queda más bien poco para saturarse. Resituarse sí o sí.Y reordenarse. Del todo. El pádel lleva años viviendo de la inercia de unos años de fuerte crecimiento.Y del potencial que, en practicantes, todavía tiene. Pero si no reacciona, si no avanza hacia un orden más lógico y, sobre todo, hacia otros mercados, su recorrido es muy limitado. Seguramente por eso el futuro del pádel asusta a más de uno. Por la exagerada sobreoferta de marcas, por el frenazo de las ventas y porque, por ahora, salir de nuestras fronteras está costando mucho más de lo esperado. La suerte de este deporte es que, pese a todos estos contratiempos, sigue siendo una modalidad muy dinámica, especialmente en practicantes. La cifra de jugadores sigue subiendo (más pausadamente), cada vez hay más instalaciones, y las ventas, pese a no ser tan buenas como hace 4 ó 5 años, siguen al alza. Se crece menos que antes, pero se crece. Por ahora. El reto del pádel en estos próximos años pasa, como hemos dicho, por la “depuración”. El mercado no puede sostener una lista tan exagerada de marcas porque eso, como se ha demostrado, acaba pasando factura a otros competidores y, sobre todo, al comercio.Y algunos cierres sonados así lo constatan. Dese hace algunos años el pádel tiene una serie de asignaturas pendientes que, sí o sí, debe corregir.Y está tardando demasiado en hacerlo. Es más, en vez de avanzar, en algunas cosas retrocede. O no evoluciona. La “limpieza” de la oferta no va al ritmo que debería ir, y aunque mueren marcas, nacen, con demasiada facilidad, otras. Tampoco han cambiado algunas prácticas poco éticas a la hora de vender, ni las marcas han sabido “regular” su complicidad a la hora de dar cancha a según qué clientes. La situación no es fácil, pero afortunadamente arreglarla depende mucho del propio sector.Y por ahora, las grandes, las que han tirado del pádel desde sus inicios, siguen volcado muchos esfuerzos en él.Y no precisamente porque se estén haciendo de oro. Para ellos sigue siendo una apuesta a medio y largo plazo. El problema es que hay muchos oportunistas que, queriendo aprovechar el presente, están poniendo en peligro el futuro. En cualquier caso, tampoco se trata de ser demasiado pesimista.Como hemos dicho antes el pádel sigue en buen estado de salud e ir a mejor sólo depende de él. La internacionalización, lógicamente, sería clave para el crecimiento de muchas marcas, pero no es condición indispensable para que el pádel sobreviva. Es más importante el orden. Si la oferta se depurase como debería depurarse, y en vez de 250 marcas convivieran las 20 ó 30 que tiran del carro desde hace años, el pádel podría vivir perfectamente -y tener mucho recorrido- sin tener necesidad de salir de España. CUANDO JUGAR ES DEMASIADO FÁCIL Que el pádel, como deporte, sea relativamente accesible, es bueno., Muy bueno.Y el boom de practicantes así lo confirma. Pero que el pádel, como segmento, como producto, sea también tan accesible, es un problema. Seguramente el más preocupante. Cualquiera, con una inversión mínima, puede lanzar una marca al mercado. No hace falta ni siquiera tener conocimientos de este deporte. Se compra una colección (y vendedores hay muchos) y se lanza al mercado. Así de fácil. Es más, con un poco de suerte será relativamente sencillo encontrar quien te coloque esas palas en algún club o en alguna tienda, sobre todo si el precio y el margen son buenos. Y así, en un abrir y cerrar de ojos, ya tenemos otra marca llenando maleteros y tiendas online con precios reventados. Una más. Al otro extremo, mirando con resignación cómo el mercado absorbe marcas que no deberían tener ni un metro de recorrido, están las marcas“serias”, las que llevan años luchando para que el pádel crezca; las que inviernen en innovación, las que apuestan por la calidad, las que ven el pádel como una apuesta a largo plazo. Y sí, lideran los rámkings de ventas, pero el daño que les hacen todas esas pequeñas marcas oportunistas es inmenso. En ventas y en imagen.Y así está el mercado. Al final, por mucho que uno tenga claro que el pádel sigue muy vivo, y que a nivel de practicantes el recorrido es, todavía, largo, es obvio que el hecho que a día de hoy haya en el mercado alrededor de 200 marcas de palas es tan exagerado como preocupante.Y lo es a pesar de que muchas de estas marcas apenas sumen medio millar de palas vendidas. La sobreoferta es un lastre para el sector. Para todo el sector. Y lo es, básicamente, porque son estas marcas las que sostienen y acrecientan la guerra de precios. Es cierto que algunas grandes también han entrado al juego en esta guerra, a veces con prácticas cuanto menos dudosas, pero es obvio que, a más marcas, más trampas. Y mientras sea tan fácil (y siempre lo será), crear y lanzar una marca, las cosas poco van a cambiar. Y ese es el problema: que la solución no es fácil. Y no lo es, sobre todo, porque es demasiado fácil hacer una marca de pádel… y es demasiado fácil encontrar quien le dé cancha. Se ha intentado impulsar determinados códigos éticos, acabar con la venta de maletero, exigir un mínimo de calidad a las marcas, intentar que las tienda no hagan el juego a determinadas marcas, pero nunca se ha conseguido nada. La situación de ahora es la misma que la de hace 5 ó 10 años. Se va depurando, pero demasiado lentamente. Cada vez se juega más al pádel, es obvio, pero la oferta sigue estando muy por encima de la dea fondo ESPECIAL PADEL Jugar al ataque 33

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