El running se resitúa. La montaña rusa en la que parecía atrapado ha llegado al punto de partida. Y toca mirar las cosas con mayor perspectiva. Con mejor perspectiva. Si no, vuelta otra vez al sube y baja. Un vaivén que viene muy determinado por el comportamiento casi opuesto entre práctica y ventas. Una, la primera, sigue marcando un buen ritmo. Menos acelerado que antes, pero seguramente más adecuado para llegar lejos. Las ventas, en cambio, van a la baja. Previsible teniendo en cuenta de donde veníamos, pero con cada vez más daños colaterales en su evolución El running como deporte, más allá de las modas y las tendencias, ha conseguido, en relativamente poco tiempo, construir una base de practicantes muy sólida y que, a corto y medio plazo, no tiene pinta de ir a la baja. La cultura deportiva ha cambiado, a mejor, y en eso ha tenido mucho que ver el boom del running a nivel de practicantes. Como negocio, como segmento, el running está en un proceso de reordenamiento. El lógico después de un crecimiento como el que ha experimentado. Una cultura que en nuestro país brillaba por su ausencia y dejaba índices de práctica bastante lamentables. Las razones que han convertido al running en un deporte con tanto recorrido hecho -y con tanto por recorrer- tienen mucho que ver con sus ventajas a nivel físico y psíquico y, también, con las consecuencias que, a nivel de ocio y gastos, ha tenido la crisis. Es una modalidad accesible (especialmente en inversión) y con múltiples ventajas a nivel de salud. Estos dos factores son los que, precisamente, han ayudado a que, con la crisis superada, el running siga teniendo la fuerza que tiene ahora. Probablemente sea cierto que su crecimiento se ha visto frenado en el momento en el que la gente ha vuelto a gastar en ocio, pero, aun así, es un deporte tan adictivo que la gran mayoría de quienes empezaron a correr con la crisis, lo sigue haciendo ahora. Y ya lo han incorporado a su vida. Esta base, obviamente, “asegura” cierto dinamismo a las ventas, y aunque el batacazo ha sido importante, principalmente porque se llevaba una velocidad demasiado alta, el running sigue siendo uno de los deportes más dinámicos del sector y uno de los que más tráfico ha generado en la tienda. Y si le sumamos el trail, todavía más. Otro tema es la selección natural que se ha dado en el comercio… donde pese a que se han mantenido el cuánto, ha cambiado mucho el quién. El running sigue siendo uno de los grandes motores de la vertiente más atlética del sector, seguramente el que más movimiento genera, pero su fuerte protagonismo en el comercio multideporte, para quien el running es su gran reclamo técnico, ha conllevado una “limpieza” bastante radical entre los especialistas. El auge exagerado de tiendas que hubo en el momento más álgido del running, hace apenas 4 ó 5 años, se ha traducido ahora, con el segmento más estabilizado, en un constante degoteo de cierres. La competencia del multideporte, volcado en el running, y de los grandes operadores online, ha hecho rendirse a muchas tiendas. La mayoría tienen un perfil muy definido (aficionados al running que abrieron tienda aprovechando el boom y sin saber demasiado de cómo se gestiona una tienda), pero también algunos históricos del segmento han tenido que poner fin a su aventura. Pero, aunque el panorama parezca algo convulso, con el mercado más “ordenado”, el potencial del running sigue siendo muy importante y su techo está muy lejos todavía. En ventas y, sobre todo, en practicantes. Y eso lo saben muy bien marcas y tiendas. CRECIMIENTO DESCONTROLADO Al sector le puede mucho la urgencia. Siempre ha sido así. Y cuando ha visto algo que podía exprimir, lo ha hecho sin excesivo control, buscando la máxima rentabilidad en el mínimo tiempo. Y el running no ha sido una excepción. Más bien al a fondo RUNNING Redefiniendo el segmento contrario. A diferencia de otras modas que hemos quemado, el running no venía de la nada. Era un deporte con muchos menos seguidores que ahora, pero había una base suficientemente importante como para que las tiendas multideporte ya lo trabajasen un poco. El comercio especialista existía, pero era bastante residual. Pero pasó lo que todos ya sabemos: la crisis nos hizo correr. En el sentido literal y en el metafórico. La gente empezó a ver el running como una buena alternativa -la mejor, para muchos- para hacer deporte.Y el deporte se empezó a ver como una buena alternativa de ocio -y para desestresarse- en un momento en el que unos no podían gastar porque su poder adquisitivo había caído en picado y otros no querían hacerlo porque la situación les había generado un miedo atroz. El espectacular -y desmedido- boom en practicantes convirtió a este deporte en el más fuerte de la vertiente atlética. Los índices de práctica no paraban de crecer y, como era previsible, el sector no dejó pasar la oportunidad. En un tiempo récord el running se convirtió en el deporte con mayor presencia en el comercio multideporte y, también, en el que más terreno ganaba a nivel de especialistas. Las aperturas se contaban por decenas cada mes y muchas de ellas, no nos engañemos, con más corazón que cabeza. Teniendo en cuenta la cifra de corredores que se ganaban era obvio que muchas de estas tiendas tendrían cierto margen para crecer y consolidarse (sobre todo por la complicidad de muchas marcas), pero también quedó claro, y muy pronto, que la oferta era exagerada.Y poco a poco empezaron a cerrar algunos de los especialistas que se habían aventurado con este 53
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