Jaume Ferrer Editor jferrer@tradesport.com Un deporte viejo Agua y aceite Sí, la práctica deportiva ha crecido.Y bastante. Viniendo de donde veníamos solo podemos felicitarnos por el auge de deportes como el running, el bike o el fitness. Felicitarnos y agradecer a la crisis el peso que ha tenido en este necesario repunte. Más practicantes suele traducirse en más ventas. Y aunque el sector haya tenido muy poco que ver en este crecimiento, sí ha sabido aprovecharlo. Lógicamente. Pero no todo son buenas noticias para el deporte. Quizás a nosotros, como sector, nos importe muy poco quien nos compra mientras las ventas vayan bien. Pero quizás haríamos bien en analizar cuál es el perfil de nuestro cliente. Y si lo hiciéramos, o si, simplemente, mirásemos las últimas estadísticas sobre práctica deportiva, nos daríamos cuenta, rápidamente, de un dato muy alarmante: los jóvenes no hacen deporte. La pirámide generacional, en España, hace tiempo que ha dejado de ser un triángulo más o menos definido. Se ensancha por arriba. La población es más vieja de lo que cabría esperar y eso, más allá de lo que pueda suponer a nivel económico, deja un panorama preocupante, también, para el sector. Y por si fuera poco, si esa pirámide la “definimos” en función de la práctica deportiva por edades, veremos claramente el preocupante hueco que hay entre la edad en la que se deja el deporte escolar y la edad en la que se suele volver a hacer deporte por salud, que suele ser a partir de los 35-40 años. Los jóvenes no hacen deporte.Y es un problema generacional. De cultura deportiva. Y de hábitos. Running, bike, pádel, fitness, trail y otras muchas modalidades que, incluso en un entorno hostil, han ganado adeptos, lo han hecho en franjas de edad por encima de los 30-35 años. Con excepciones, obviamente, pero sin que los jóvenes sean protagonistas en el repunte. Esos jóvenes, que dejan de hacer deporte cuando terminan la etapa escolar (sí lo hacían), son el cliente potencial más importante del sector. De todos los sectores.Y esperar a que cumplan los 35 para ocuparnos de ellos es muy arriesgado. Sobre todo, porque no tienen los hábitos. Ni la cultura.Tienen otra concepción del ocio. Incluso del deporte. A estas alturas no se muy bien qué puede hacerse para que, entre los 12-15 años y los 35 la práctica no caiga en picado. Las liguillas de fútbol o baloncesto con amigos, una salida en bici o un pádel antes de compartir una cerveza, no bastan. Hay que buscar soluciones.Y cuanto antes, mejor. El deporte a nivel universitario, por ejemplo, es para preocuparse. Para ser suave. Y es así desde siempre. Y no menos preocupante es lo poco, o nada, que hace el sector para fomentar el deporte entre estas franjas de edad. Hay cosas tan o más importantes que intentar colocarles las botas de Messi. La cosa es muy simple. O entre todos buscamos soluciones para combatir esta brecha, o en unos años lo vamos a sufrir.Y mucho. Como sector y como sociedad. Las ferias de deporte han cambiado mucho en estos últimos años. Las que han conseguido ir sobreviviendo. Las nuevas herramientas tecnológicas y, sobre todo,el cambio de estrategia de las grandes marcas,están poniendo en entredicho la viabilidad de muchos de estos encuentros, sobre todo, aquellos que apuestan por un modelo mixto donde se mezclan una feria profesional con un evento enfocado claramente al consumidor final. Quizás en las primeras ediciones las sensaciones puedan ser buenas, sobre todo porque el tráfico de gente suele ser alto y eso “engaña” a las marcas, pero con el tiempo, las cosas cambian. Las marcas se dan cuenta de que el retorno no es el esperado y de que los miles de curiosos no se convierten en clientes. Y el modelo mixto deja de tener sentido.Y no solo porque, en fechas, el calendario profesional no coincida con el que las marcas desearían para mostrarse al público final. Es un problema de modelo... y de estrategias. Hay ejemplos más que evidentes de que las ferias diseñadas para el consumidor final funcionan, atraen a mucha gente y permiten a las marcas -si saben- interactuar con sus clientes potenciales. Son ferias de imagen. De construir marca. De objetivos muy diferentes a los que se persiguen en una feria profesional. Y eso, los organizadores, tienen que tenerlo muy claro. Y las marcas, todavía más. Salvo raras excepciones, la gran mayoría de estas ferias se convierten en ferias regionales, por no decir locales. En Francia ya lo tienen claro y están volviendo al modelo profesional. Las ferias profesionales suelen tener más recorrido. Los grandes segmentos como el outdoor, el bike o el fitness cuentan con ferias teóricamente profesionales con mucho peso internacional. Y su futuro, aunque se puso en duda en plena crisis, parece garantizado. Sobre todo si, como se ha hecho en los últimos años, se sigue apostando por un modelo donde el producto, aun siendo importante, cede parte de su protagonismo a otros valores añadidos vinculados a los servicios. Los cambios de estrategia de muchos proveedores a la hora de relacionarse con sus clientes y, especialmente, a la hora de presentarles sus novedades (con eventos propios), ha obligado a las grandes ferias internacionales a cambiar de estrategia y construir una “historia” que vaya mucho más allá de ofrecer, únicamente, un entorno donde presentar colecciones. Su futuro, sí o sí, pasa por convertirse en un proveedor de servicios para las marcas. En su partner. Y si puede ser, durante todo el año, no sólo durante los 3 ó 4 días que pueda durar el salón. Mezclar agua y aceite es imposible. Se puede intentar y, al principio, parece que cuajan, pero más pronto que tarde todo acaba poniéndose en su sitio. Cuando se quiere contentar a todos, siempre hay alguien que no acaba satisfecho.Y casi siempre son los expositores, que ven como sus inversiones no se rentabilizan como esperaban. Y aquí empieza el declive de una feria. Profesional, de consumidor final o mixta. Las marcas, al final, tienen que encontrarle un sentido a su inversión. Y las ferias tienen que empezar a entender, de una vez por todas, que no son un simple arrendador de metros cuadrados. Tienen que dar sentido a ese espacio… y servicio a sus expositores. AYÚDANOS CON TUS SUGERENCIAS: tradesport@tradesport.com Running, bike y otras muchas modalidades que, incluso en un entorno hostil, han ganado adeptos, lo han hecho en franjas de edad por encima de los 30-35 años. Las ferias tienen que apostar por un modelo donde el producto, aun siendo importante, ceda parte de su protagonismo a otros valores añadidos vinculados a los servicios. Desde el año 1993 SportPanel edita mensualmente tradesport, la primera publicación del sector deportivo.Tras casi 25 años de historia, y con la misma independencia con la quese fundó,tradesport se ha consolidado como un medio de comunicación imprescindible para aquellos que quieran conocer la evolución del sector. editorial opinión 5 Raul Bernat Redactor jefe raul@tradesport.com
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