TradeSport 263 - Marzo 2018

Uno de los principales problemas del pádel es que cualquiera puede lanzar una colección de palas. Sin ningún tipo de conocimiento. Las manda fabricar y las lanza al mercado. Sin más. Y lo peor de todo es que habrá quien le dé cancha sin preguntarse, siquiera, por la calidad de las palas. a fondo 32 ESPECIAL PADEL y sobre todo online- quienes vayan ganando terreno. Los comercios especialistas online nacionales sin tiendas físicas seguirán ganando peso, como también lo harán las llamadas Pro-shops. Su crecimiento reflejará, todavía más, la gran problemática a la que se enfrenta el comercio físico frente a estos operadores debido, principalmente, a la gran saturación de la oferta, con más de 200 marcas operando en un mercado todavía pequeño y poco maduro, y con una fuerte presión de la multitud de marcas que buscan poderse hacer un hueco en la venta sell-in. SE IMPONE LA RELOCALIZACIÓN El pádel no es ajeno a una tendencia que en estos últimos años se impone con relativa fuerza. Muchas empresas, de nuestro sector y de mucho otros, están entendiendo que un mayor control de la fabricación se traduce en mayor calidad y un mejor servicio. A costa del precio, seguramente, pero potenciando otros valores añadidos que el consumidor tiene muy en cuenta. Las marcas están acercando la producción e, incluso, apostando por controlarla totalmente, bien con fábricas propias bien con fabricas externas con las que trabajan en exclusividad. Hacer palas de pádel es fácil. Relativamente fácil. Otro tema es hacerlas bien. O muy bien. Cuando el pádel empezó a despegar muchas marcas tiraban de las mismas fábricas. Irse a una fábrica del sudeste asiático es fácil y cualquiera puede hacerlo. Pero eso implica problemas de servicio, de control de calidad, de programación y, sobre todo, de diferenciación. Ahora las cosas han cambiado bastante. Las marcas han entendido que en un segmento tan competitivo y, donde los cambios que deberían darse no se dan, uno de los cambios que pueden ayudarles a diferenciarse tiene que ver mucho con la fabricación. Con recuperar el control de lo que producen. Y esta es la razón que está empujando a muchas marcas a impulsar sus propias fábricas (aquí o fuera) o a confiar en fabricantes muy especializados y exclusivos. Mayor control, mejor servicio. Los costes pueden subir, es cierto,pero las gamas medias y altas tienen una muy buena demanda y esta apuesta por recuperar el control de la fabricación está más que justificada. Y la lista de marcas que lo están llevando a cabo, y sus resultados (en producto y ventas) son una clara demostración de las ventajas que aporta este mayor control. En definitiva, el futuro se presenta complejo. Con muchos retos. Mientras haya 200 marcas y apenas dos o tres mercados donde se juega, poco se podrán mejorar las cosas. La realidad del mercado empuja a muchas empresas -marcas y tiendas- a operar en modo superviviencia, dejando a un lado, a veces, ciertas reglas de cortesía (por ser suaves). Y las cosas no cambiarán mientras unos y otros se retroalimenten. O mientras ciertas prácticas no se arraiguen. Y no lo harán porque hay quien sigue metiendo carbón al fuego.Y sí, es verdad que, a la larga, muy a la larga, los que peor parados saldrán de la guerra son los más débiles, y que de estas 200 marcas puede que desaparezcan 150, pero eso no quita en el camino, las grandes, las que han sostenido y sostienen el pádel, van a sufrir daños colaterales. Aun gracias que, estando como está el sector, estas marcas sigan luchando por el pádel como lo están haciendo…

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