TradeSport 263 - Marzo 2018

El pádel sigue resituándose. Tras unos años de fuerte crecimiento se ha estabilizado. Y aunque por practicantes es obvio que tiene un gran potencial, su futuro puede ser bastante complejo si no deja atrás algunos lastres que arrastra desde hace años… y si no gana presencia fuera de nuestras fronteras. El futuro del pádel asusta a más de uno. La exagerada sobreoferta de marcas y el lógico frenazo a la evolución de practicantes y ventas de los últimos años han puesto en alerta al segmento. Pero más allá de ciertas alarmas, que obviamente tienen justificación, el pádel sigue siendo uno de los deportes más dinámicos del sector. La cifra de practicantes sigue subiendo (más pausadamente, como era previsible), los clubes siguen apostando por este deporte con más pistas y las ventas, pese a algunos cierres sonados que pueden confundir, siguen al alza. “Simplemente”, se crece menos que antes. Pero se se crece. Y eso es un gran primer paso. Dicho esto, y aun dejando claro que la salud del pádel a nivel de practicantes, instalaciones y ventas es buena, también es evidente que este deporte tiene una serie de asignaturas pendientes que, sí o sí, debe corregir.Y más pronto que tarde. Si no lo hace, si no es capaz, por ejemplo, de acelerar su reordenación y su expansión fuera de nuestras fronteras, su situación puede volverse muy compleja. Lo bueno, es que toda solución depende mucho del propio sector. Lo malo es que, por ahora, no parece que se haya avanzado demasiado ni en un sentido ni en otro. No se trata, en ningún caso, de ser exageradamente alarmistas. Lo hemos dicho antes: el pádel sigue en buen estado de salud. Es más, como hemos advertido en algunas ocasiones, puede que est deporte ni siquiera dependa de la internacionalización. Su fuerza a nivel interno, en España, es suficiente como para que se mantenga como uno de los deportes con más peso del sector. Y pueda mantenerse fuerte durante muchos años. Al final, quien sufre las consecuencias de no salir de nuestras fronteras no son los practicantes, sino las marcas. Y probablemente las tiendas. Porque si la batalla solo es a nivel interno, es obvio que la guerra de precios, con tanta marca (casi 200), será mucho más cruel. LA PRIORIDAD: REORDENAR Y REDIMENSIONAR EL MERCADO Permítanme ser un poco grosero por una vez, pero el pádel es un buen ejemplo, el mejor del sector, para ilustrar ese conocido refrán que dice eso de “el más tonto hace relojes”. Y así es. Uno de los principales problemas del pádel es que cualquiera puede lanzar una colección de palas. Sin ningún tipo de conocimiento. Las manda fabricar y las lanza al mercado. Sin más. Y lo peor de todo es que habrá quien le dé cancha sin preguntarse, siquiera, por la calidad de las palas.Y de un día a otro, ya tenemos otra marca llenando maleteros y tiendas online con precios reventados. Suma y sigue. Y al otro lado, marcas serias, con I+D en su ADN, con fuertes inversiones y que llevan años volcando muchos esfuerzos para consolidarse y, sobre todo, para afianzar el pádel como un deporte de futuro y no solo de presente.Así está el mercado. Al final, por mucho que uno tenga claro que el pádel sigue muy vivo, y que a nivel de practicantes el recorrido es, todavía, largo, es obvio que el hecho que a día de hoy haya en el mercado casi 200 marcas de palas es tan exagerado como preocupante. Por mucho que, como hemos dicho antes, muchas de estas 200 marcas apenas sumen un centenar de palas vendidas, esta competencia acaba haciendo mucho daño al sector. Muchísimo. A marcas, a tiendas y, también, a lo que uno pueda entender como calidad mínima. Y aquí no sirve la teoría a la que recurre el bike para ver el vaso medio lleno cuando tienen en la mano las cifras de ventas de Decathlon (el clásico “ellos venden la primera bici, nosotros la segunda”). No, en el pádel, esas marcas de “oportunismo”, de paso, hacen mucho daño. Porque un porcentaje muy alto de practicantes juega relativamente poco… y le importa relativamente poco la calidad de su pala. Le basta con que sea barata. Si más adelante cambia o no a una mejor, a una de marca líder, dependerá mucho de sí empieza a jugar con más asiduidad.Y de ello dependemos. Lo hemos dicho antes y no nos cansaremos de repetirlo. El problema de estas pequeñas marcas no es que roben una pequeña cuota de mercado a las grandes: el gran problema es que son estas marcas las que sostienen y acrecientan la guerra de precios. Sí, no podemos ignorar que algunas grandes también entran al juego en esta guerra, a veces con triquiñuelas poco éticas, pero es obvio que, a más marcas, más trampas. Y mientras sea tan fácil (y siempre lo será), crear y lanzar una marca, las cosas poco van a cambiar. ¿La solución? Es archicompleja. Es tan fácil hacer una marca de pádel como difícil impedir que eso afecte al segmento. Se ha intentado impulsar determinados códigos éticos, acabar con la venta de maletero, exigir un mínimo de calidad a las marcas, intentar que las tienda son hagan el juego a determinadas marcas que no respetan la ley no escrita del respeto a ciertas normas, pero nunca se ha conseguido nada. La situación de ahora es la misma que la de hace 2, 3, 5 ó 10 años. O peor aún, porque ahora hay más marcas. La demanda es buena,pero está a años luz de una oferta exageradamente alta. ¿Y que pasa cuando hay sobreoferta? Pues que muchos, sobre todo los más necesitados, recurren al recurso fácil: reventar precios. Y eso revienta el segmento. Y un dato a fondo ESPECIAL PADEL TOCA subir a la red 29

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