Suele ser bastante complejo analizar determinados segmentos a corto y medio plazo cuando su “salud” depende, y mucho, de condicionantes externos. La evolución de segmentos como el esquí o el outdoor depende, obviamente, del contexto económico, tanto del global como el que pueda estar atravesando el sector, pero también bastante evidente del peso que tiene la meteorología en el presente y el futuro más inmediato de estas modalidades. Un año de bonanza se queda en nada si hace excesivo calor. Un año de crisis puede no serlo tanto si hace frío y/o nieva. Y un año de crisis, con calor, es como un terremoto nivel 7. Y así vive el outdoor, con un ojo puesto en el cielo y el otro en la economía, alargando, mientras puede, la inercia de los años buenos, y superando, como puede, los años malos. ¿Dónde estamos ahora? Pues en subida. Hacia arriba. Las crisis temporales se superan con cierta facilidad, pero las duraderas, como la que acabamos de pasar, cuesta bastante más dejarlas atrás. Y el outdoor, aunque más tarde de lo previsible, también acabó sucumbiendo a los vaivenes de la crisis global. Y encima, con años secos y calurosos. Un Everest. Remontémonos a cinco o seis años atrás. Los primeros años de la crisis apenas afectaron al outdoor. Al contrario. Sus crecimientos en ventas no fueron especialmente espectaculares, pero sí logró ganar muchos practicantes. Al fin y al cabo, la mayoría de sus modalidades, especialmente las de perfil más bajo, eran muy asequibles. Y accesibles. Y eso, en una crisis incipiente, era una gran ventaja. Deporte, naturaleza y economía. El potencial era enorme. Y como hemos dicho, en los primeros meses se cumplió. Incluso con la meteorología en contra. Pero como era previsible, las cosas acabaron torciéndose. La cifra de practicantes seguía al alza y el outdoor apenas se tambaleaba en adeptos. Los practicantes que perdían unas modalidades -casi siempre por caras- los ganaban otras más asequibles. Pero ese reequilibrio no se dio en las ventas. La economía y, también, el tiempo, acabaron golpeando al Outdoor. El revés, sin embargo, no fue tan duro como el que sufrieron otros segmentos. Y no lo fue porque justo en ese momento, y pese a las adversidades, dos universos dormitados hasta entonces, el trail y el llamado travel, salieron al rescate. En definitiva, mirando la evolución del Outdoor desde una perspectiva más alejada, es bastante obvio que pese al frenazo que haya podido sufrir, los deportes de montaña llevan una muy buena progresión en la última década, que no ha sido precisamente fácil. CAMINO ALLANADO Pese a los altibajos, el Outdoor sigue siendo uno de los universos con mayor margen de crecimiento del sector. Y lo sigue siendo, básicamente, por una razón: por el enorme peso que tiene, y tendrá, todo lo que tenga que ver con la naturaleza y el bienestar. Es, con permiso del running, el universo técnico, con más fuerza del sector, y aunque haya pasado un bache, su potencial sigue siendo enorme. ¿Por qué? Pues sobre todo por su accesibilidad. No es, ni nunca ha sido, un problema de práctica. El gran abanico de modalidades que se engloban bajo su paraguas le convierte en un universo en el que cualquiera puede entrar. Unos, más expertos y exigentes, pueden irse a subir cumbres de 4.000; otros se conforman con un buen trekking ligero; algunos –cada vez más- simplemente quieren correr por la montaña; y también hay quien, un domingo por la mañana, se van a recoger setas o a pasear al perro. Todos ellos, desde el alpinista extremo hasta, sobre todo, el que pasea por caminos llanos sin ninguna dificultad técnica, son el futuro de marcas y tiendas. ¿Tendencia? Es obvio que la pirámide se ensancha por la base. A corto y medio plazo el volumen, en practicantes, lo seguirán ganando las llamadas modalidades de bajo impacto (trekkings ligeros, senderismo, walking). Son éstas las que seducen a más “novatos” y las que cuentan con más practicantes habituales. Poco a poco, algunos, van subiendo metros y se atreven con modalidades más exigentes, pero en volumen, también de ventas, el foco está en los primeros metros de la ascensión. O en el llano. Y sobre todo, está en una modalidad un poco más exigente que un simple trekking o el walking, pero con un ejército de fieles y con cada vez más neófitos: el trail running. Otro clavo ardiendo al que se han podido aferrar muchas tiendas -y marcas- para salvar las pérdidas de otras categorías. EL REY DE LA FIESTA Y cuando menos te lo esperas, cuando empiezas a ver las cosas negras, el guión da un giro y aparece un personaje que lo cambia todo. Para bien. Así irrumpió el trail. Sin ruido. Sin avisar. Y antes de que ESPECIAL OUTDOOR El Outdoor tiene argumentos -y marcas- más que suficientes para que cualquier perfil de comprador, practicante o no, pueda encontrar respuesta a sus necesidades. Y eso, además, es una gran oportunidad para varios perfiles de tienda, desde las más especialistas hasta cualquier multideporte que quiera explotar el outdoor. Mirando la evolución del Outdoor desde una perspectiva más alejada, es bastante obvio que pese al frenazo que haya podido sufrir, los deportes de montaña llevan una muy buena progresión en la última década, que no ha sido precisamente fácil. TS 35 En plena ascensión
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