TradeSport 257 - Septiembre 2017

cientes de la importancia que tiene utilizar calzado específico y las marcas, además, se han volcado en ello. Las cifras confirman este crecimiento y el calzado, que en los últimos dos años ha doblado ventas, ya representa más de un 25% del total de este segmento –en valor-. Esta fuerte apuesta por el calzado la han hecho algunas generalistas, como adidas (que está apostando fuerte por este deporte), la mayoría de marcas que tienen calzado tenis, como Head, Wilson, Dunlop, Babolat o K-Swiss y, sobre todo, Asics, cuyo crecimiento en los últimos años en esta categoría ha sido, simplemente, espectacular. Como en tenis. A estas marcas hay que sumar las pocas especialistas de pádel que han apostado por esta categoría, con Bullpadel o Drop Shot como mejores ejemplos, y otras marcas más multiproducto que han decidido apostar fuerte por este deporte, como Lotto o Mizuno. CAMBIOS NECESIARIOS El pádel tiene que cambiar. Tiene que dar un paso al frente. Tienes que reordenarse y tiene que salir de nuestras fronteras, pero eso lo sabemos todos. Y no es lo único. También es importante que cambien ciertas maneras de hacer las cosas. Una, por ejemplo, la de la fabricación, ya hace meses que está cambiando. Irse a una fábrica del sudeste asiático es fácil y cualquiera puede hacerlo. Eso explica que haya tantas marcas. Pero eso implica problemas de servicio, de control de calidad, de programación y, sobre todo, de diferenciación. Seguramente esta es la razón que está empujando a muchas marcas a impulsar sus propias fábricas. A desarrollar su producto aquí, en España. Mayor control, mejor servicio. Así de simple. Los costes pueden subir, es cierto, pero las gamas medias y altas tienen una muy buena demanda y esta apuesta por recuperar el control de la fabricación está más que justificada. Y la lista de marcas que lo están llevando a cabo, desde Star Vie a Enebe, pasando por la reciente llegada de Rossignol al mundo del pádel (fabricando sus palas en Artés, en Barcelona), son una clara demostración de las ventajas que aporta fabricarse uno mismo las palas. Un punto de inflexión. Eso es lo que necesita ahora el pádel. Un paso hacia fuera de nuestras fronteras y otro dentro. La internacionalización, por ejemplo, está costando más de lo que se podía esperar. Y eso es contratiempo impórtate, porque al final podemos hablar de marcas, de comercio especializado, de competencia o de deslealtades, pero lo que es obvio es que el futuro del pádel pasa, sí o sí, por ganar mercados. Aquí, en nuestro país, cambiar las cosas será muy difícil. Al menos a corto plazo. Reducir la cifra de marcas es muy complicado, y para muchas marcas la posibilidad de no ver sus planes frenados pasa por salir de España. 250 marcas y, siendo optimistas, apenas dos o tres mercados donde se juega, dejan claro que por muy buen ritmo que tenga el pádel en nuestro país, o empieza a abrir nuevos mercados o tiene un futuro bastante complejo, sobre todo para el 90% de las marcas. Paradójicamente, quedarse encerrados en nuestro mercado, dejará, además de muchos daños colaterales, un mercado más ordenado. Eso sí, la selección natural –y la “piratería”- serán mucho más crueles de lo que ya son. Dicho esto, y para rebajar el tono alarmista que puede desprenderse de algunas afirmaciones de este artículo, también es verdad que el volumen que mueve el pádel es muy importante y, como el tenis, puede sobrevivir en esa estabilidad siempre que la cifra de competidores sea razonable. No es tanto un problema de fronteras, sino de oferta. Con una oferta como la del tenis, o incluso como la del running o el outdoor, el pádel podría ser un deporte estable, con recorrido, “limpio” y muy importante para el global del sector. P Á D E L TS 38 Un punto de inflexión. Eso es lo que necesita ahora el pádel. Un paso hacia fuera de nuestras fronteras y otro dentro. La internacionalización, por ejemplo, está costando más de lo que se podía esperar. Y eso es contratiempo impórtate, porque al final podemos hablar de marcas, de comercio especializado, de competencia o de deslealtades, pero lo que es obvio es que el futuro del pádel pasa, sí o sí, por ganar mercados.

RkJQdWJsaXNoZXIy Njg1MjYx