Los retos que el pádel se había marcado en los últimos años (básicamente la internacionalización y la “depuración” del mercado) no se superan y, a estas alturas, el margen de crecimiento es muy limitado. Continúa ganando adeptos, es cierto, y también se consolida como el principal deporte de raqueta, pero si no se da un paso adelante, la sacudida puede ser importante. Y probablemente sea hasta necesaria. Es la única manera de reordenar un segmento que, por ahora, es incapaz de controlar. Y esa es la gran diferencia entre el tenis y el pádel. El primero ha asumido su rol, y sus dimensiones, y mantiene un ritmo estable a pesar del protagonismo que le roba el pádel. Tiene su base de fieles y vive de ellos sin demasiados sobresaltos. El pádel, en cambio, sigue descontrolado. Como cualquiera que corre más de lo que debería. Sumando marcas de forma un tanto alarmante y acercándose a una madurez que puede resultar muy peligrosa si no se abren nuevos mercados. Las urgencias empiezan a ser importantes y si este universo no quiere morir de éxito es fundamental que empiece a buscar alternativas para “asaltar” otros mercados. Y de momento la cosa no invita al optimismo. TENIS: LÍMITES PERFECTAMENTE DEFINIDOS La gran suerte del tenis, pese a todos los reveses que ha recibido desde que el pádel empezara a sobresalir, es que conoce muy bien sus límites. Las marcas saben perfectamente que su margen de crecimiento es muy limitado y actúan acorde con esta visión. Se ha perdido mucho protagonismo en pro del pádel, es cierto, pero se ha conseguido construir un mercado muy ordenado. Ordenado y “legal”. Un mercado donde no es precisamente fácil entrar. O no tanto como el del pádel. La resistencia del tenis hay que buscarla, básicamente, en sus fieles. En su capacidad para mantener una base sólida y, sobre todo, en la cultura de club, que ayuda a mantener vivo este deporte entre los más pequeños. Es un deporte con mucha tradición en nuestro país, desde hace años, y aunque es relativamente caro –más por las instalaciones que por el material- ha construido una cultura que mantiene un volumen importante de practicantes. Además, gracias a los éxitos de los tenistas españoles ha ganado un peso mediático del que pocos deportes pueden presumir (y que el pádel ni tiene ni tendrá en muchos años) y eso, siempre, es una ayuda para construir escuela. Como el esquí, el boom que muchos le auguraban en su día al tenis no se ha dado, ni se dará, pero difícilmente perderá más terreno. Ni lo ganará. Porque el gran “problema” del tenis es que si uno no ha jugado de pequeño, difícilmente se animará a probarlo a según qué edades. No es un deporte fácil de aprender y son muy pocos los que se inician en este deporte cuando son adultos. Sobre todo si hay una alternativa más accesible como el pádel. En este contexto, el futuro es muy predecible: estabilidad absoluta. Crecer es prácticamente imposible, tanto por su dificultad como por el empuje del pádel (que “roba” algunos jugadores potenciales y, sobre todo, instalaciones e inversiones); y también es bastante improbable que pierda fieles. Si nos centramos en las ventas, el resumen es exactamente el mismo: máxima estabilidad. Aunque ahora mismo la mayoría de tiendas multideporte y, también, especializadas, están volcando muchos esfuerzos en el pádel, el tenis sigue siendo un deporte con mucha rotación. Y durante todo el año. En cuanto a las marcas, y dejando de lado el omnipresente Decathlon (que, como era de esperar, tiene el control absoluto –y aplastante- de las gamas bajas-iniciación), el mercado de las raquetas está controlado por marcas como Babolat, Head , Wilson, Dunlop o Prince. Es una categoría muy marcada por la especialización, sin presencia de las grandes multinacionales, y donde las fuerzas están mucho más repartidas entre apenas 10 marcas (esa es otra gran diferencia con el pádel), y sin diferencias abismales como las que se dan en deportes como el fútbol, por ejemplo. En cuanto al calzado, es probable que sea la categoría que, dentro del tenis, ha experimentado un mejor comportamiento en los últimos años. En apenas una década se ha triplicado la cifra de unidades vendidas. Eso sí, a diferencia de las raquetas, Nike y adidas, sí tienen un protagonismo importante. Ellos, marcas especialistas como Asics, K-Swiss, Lotto o Joma, y algunas El tenis ha asumido su rol, y sus dimensiones, y mantiene un ritmo estable a pesar del protagonismo que le roba el pádel. Tiene su base de fieles y vive de ellos sin demasiados sobresaltos. El pádel, en cambio, sigue descontrolado. Como cualquiera que corre más de lo que debería. Sumando marcas de forma un tanto alarmante y acercándose a una madurez que puede resultar muy peligrosa si no se abren nuevos mercados. TS 59 TENIS Y PÁDEL La cara y la cruz de la estabilidad En lo últimos meses, tenis y pádel apenas han experimentado importantes cambios. Y eso, que para el tenis es bueno (o muy bueno), no es precisamente una gran noticia para el pádel. Al contrario.
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