mercado. Las inversiones que hacen estas dos grandes multinacionales en I+D pero, sobre todo, en marketing, es, simplemente espectacular. Dinero y moral aparte, es obvio que un monopolio tan descarado por parte de dos marcas deja muy poco margen para el resto de competidores. Aun así, el 20% restante del pastel es un trozo suficientemente suculento como para que determinadas marcas se atrevan, sin complejos, a luchar en este segmento. Sin complejos y, muchas veces, con muy buenas armas. La mayoría de cosas que hemos dicho acerca del fútbol sirven, también, para el fútbol sala. Estabilidad como máxima. Aunque con una gran diferencia: su impacto mediático no es ni una millonésima parte del que tiene el fútbol. Y eso, aunque para muchas cosas es un contratiempo, también demuestra que las cifras que mueve el fútbol sala en lo que a pares vendidos se refiere son, simplemente, espectaculares. Por el cuánto y por el cómo. Y poco importa si hay un porcentaje alto-o muy alto- de este casi millón de pares que se venda para ir por la calles. Al final, son ventas. Para marcas y para tiendas. Y poco debe importarnos si con ellas se juega o se sale de noche. Su futuro, como el del fútbol, es bastante previsible. Las cosas no mejorarán excesivamente en cuanto a ventas, pero se mantendrán. Y eso ya es mucho. Su presencia mediática, que podría marcar un punto de inflexión, no va a cambiar, así que la estabilidad seguirá siendo la tónica de este segmento. El calzado mueve millones de euros cada año pero, lógicamente, no es la única familia con protagonismo dentro del basto universo del fútbol. Teniendo en cuenta que en España puede haber, tranquilamente, más de 20 mil clubes, con varios equipos, parece lógico que el de las equipaciones sea otro mundo muy a tener en cuenta. Para las marcas, sobre todo. La demanda es muy alta y, desde hace algunos años, también la oferta. Y eso, casi siempre, conlleva problemas. Problemas de precios. El de las equipaciones es un mundo que ha cambiado radicalmente en los últimos diez años. Sobre todo desde que una parte de la oferta comenzó a imponer unas nuevas reglas del juego y apostó por la venta directa, dando el pistoletazo de salida a una guerra de precios que pone en jaque el margen de las tiendas y, también, la calidad del producto. Desde la entrada en nuestro mercado de determinadas marcas italianas que trabajan directamente con los clubes, el segmentado de las equipaciones se ha fragmentado en dos maneras de trabajar: pasando por la tienda y pasando de la tienda. Cada una de estas fórmulas tiene sus ventajas y sus inconvenientes; sus defensores y sus detractores, pero lo que nadie puede negar a estas alturas es que los precios han bajado. Y a veces la calidad. Por último, hay que tener en cuenta las réplicas. Y como en muchos aspectos de la vida, y el fútbol no es diferente, quien más dinero tiene es quien más posibilidades tiene de vender más. Es una regla de tres bastante simple. Más dinero, más inversión, más retorno. A veces falla, pero generalmente quien tiene más capacidad para construir marca, lo hace. Y la imagen es una parte muy importante de las ventas. Ante este panorama es bastante obvio que quien vende más réplicas es quien tiene más y mejores equipos en nómina. Poco más se puede añadir. El trozo de pastel que les queda a las marcas cuando las grandes ya se ha repartido las fichas buenas es muy limitado, pero no por ello debe dejarse de lado. Hay marcas que con inversiones muy bajas consiguen muy buenas ventas en la zona de su equipo patrocinado. Si tuviéramos que apostar sobre lo que va a pasar en el segmento del fútbol a corto y medio plazo difícilmente nos equivocaríamos. Lo mismo que ha pasado en los últimos años. Nada va a cambiar. Ni para bien ni para mal. Lo más interesante, por poner un poco más de emoción, será ver la “lucha” que habrá más allá de las triquiñuelas que se hagan entre las dos grandes. ¿Y las tiendas? También pocos cambios. La gran presencia que tiene este deporte en las tiendas multideporte nos hace pensar que difícilmente habrá una mayor superespecialización. Otro tema, más peliagudo, es si las grandes marcas –y las no tan grandes- seguirán reforzando su política de tiendas propias. Probablemente lo hagan. En este segmento y en otros muchos. Ley de mercado. Lo bueno del fútbol es que un año malo es un año sin cambios. Y hay muy pocos segmentos que puedan presumir de esto. O ninguno. ESPECIAL 250 1993-2017 TS 38 La gran presencia que tiene este deporte en las tiendas multideporte nos hace pensar que difícilmente habrá una mayor superespecialización. Otro tema, más peliagudo, es si las grandes marcas –y las no tan grandes- seguirán reforzando su política de tiendas propias.
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