TradeSport 250 - Enero 2017

cialización porque busca otro tipo de valores añadidos que tienen más que ver con la versatilidad, el diseño o el precio. Así que, pese a la superespecialización que se ha dado en este universo, el boom de estos deportes los puede aprovechar mucha gente, y cualquier tienda multideporte puede ser un buen socio para las marcas que quieren explotar las colecciones más asequibles o, sobre todo, las líneas claramente urbanas. El presente del tenis y el pádel apenas ha cambiado en los últimos años. Siguen caminos y ritmos diferentes, pero ambos siguen sumidos en una cómoda evolución. Cómoda pero no siempre positiva. El tenis se ha estabilizado después del retroceso que experimentó con el boom del pádel y está inmerso en una madurez que da poco margen al cambio, ni para bien ni para mal. El pádel, después de unos años un poco locos, ha bajado su ritmo de crecimiento, pero sigue ganando adeptos y consolida su recién estrenada condición de deporte de raqueta con más practicantes. Caminos diferentes pero un presente similar donde ambos buscan alternativas para crecer. El margen de recorrido del tenis es muy limitado, pero es un deporte con una base muy sólida que difícilmente se tambaleará. Las urgencias del pádel son más importantes: pese a que sigue ganando practicantes y, sobre todo, espacio en la tienda, el margen de crecimiento de este deporte es cada vez más limitado dentro de nuestras fronteras y si este universo no quiere morir de éxito es fundamental que empiece a buscar alternativas para “asaltar” otros mercados. Y de momento los intentos para posicionarse en otros países no han acabado de cuajar. La evolución del tenis en estos últimos años se puede resumir en dos frases. Batacazo por el auge del pádel y estabilidad tras recuperarse del golpe. No hay mucho más que añadir. Perdió mucho protagonismo en pro del pádel, es cierto, pero a día de hoy, y tras el revés de la crisis, la perdida de jugadores e instalaciones, está sumido en una estabilidad que muchos calificarían de bendita. La resistencia de este deporte, que parece esquivar muchos de los golpes que recibe, tiene mucho que ver con su base. No es un deporte de masas, pero sí es un deporte con mucha tradición en nuestro país, y aunque es relativamente caro –más por las instalaciones que por el material- ha construido una cultura que mantiene –y mantendrá- un volumen importante y sólido de practicantes. Como ha hecho en las dos últimas décadas. Además, gracias a los éxitos de los tenistas españoles ha ganado un peso mediático del que pocos deportes pueden presumir (y que el pádel ni tiene ni tendrá en muchos años) y eso, siempre, es una ayuda para construir escuela. Y aunque obviamente la cifra de practicantes no es la que se esperaba hace dos décadas, que este deporte siga teniendo una base sólida ya debe considerarse un éxito. Una base en la que, es cierto, que tienen mucho peso los jugadores jóvenes y los senior y que, en cambio, flojea mucho en la franja media, un target mucho más atraído por el pádel, mucho más accesible. El tenis es un deporte con un nivel de dificultad más alta que el pádel o, al menos, en el que es más difícil alcanzar un nivel mínimo, y eso es un freno importante para animarse a comenzar a según qué edades. Y más aun habiendo una alternativa como el pádel. En este contexto, queda claro que crecer es prácticamente imposible, tanto por su dificultad como por el empuje El pádel aún tiene mucho recorrido, pero las buenas previsiones pueden desvanecerse si no se superan algunas de las barreras que tiene este deporte, especialmente su escasísima práctica más allá de España, Argentina y algún que otro país, y la exagerada lista de marcas que hay en el mercado. ESPECIAL 250 1993-2017 TS 34 RAQUETA

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