ferencias abismales como las que se dan en deportes como el fútbol, por ejemplo. Ni con tanta sobreoferta como la que tiene el pádel. En cuanto al calzado, es probable que sea la categoría que, dentro del tenis, ha experimentado un mejor comportamiento en los últimos años. En apenas una década se ha triplicado la cifra de unidades vendidas. Eso sí, a diferencia de las raquetas, Nike y adidas, sí tienen un protagonismo importante. E invierten mucho dinero para que así sea. Ellos, marcas especialistas como Asics, K-Swiss, Lotto o Joma, y algunas marcas de material duro que han apostado por esta categoría en los últimos años –principalmente Babolat Wilson y Head-. En textil, entran en juego Decathlon y, también –o sobre todo- las grandes multinacionales, que una vez más sacan partido a sus inversiones en patrocinio y dominan aplastantemente el mercado. Aunque es una categoría muy compleja, especialmente por la dificultad que aún tiene conseguir que los jugadores usen textil específico, el trabajo de marcas como Nike, adidas, Asics o la española Joma, está cambiando esta tendencia. Como en otros muchos deportes que están en plena madurez o la rozan, el futuro de las marcas pasará por arañar cuota a sus competidores. Practicantes apenas se van a ganar, así que será la lucha entre marcas, con la tecnología como eje de las estrategias, la que definirá el futuro de las marcas. Y todo ello teniendo en cuenta que el tenis es un deporte donde la marca, especialmente de las raquetas, tiene mucho peso. PÁDEL: REACCIÓN Y ORDEN El pádel sigue estando de moda. El pádel sigue teniendo un futuro esperanzador. Pero el pádel también tiene importantes asignaturas pendientes que si no soluciona pueden conllevar muchos problemas. De las virtudes que han llevado al pádel donde esta no hace falta hablar. Ya lo hemos hecho bastante. Sólo un dato: en el periodo 2012-1014 este deporte suma crecimientos del 41% en unidades y del 47% en valor. Y eso ni siquiera el running puede decirlo. Las cifras invitan al optimismo, es obvio, pero los castillos pueden desvanecerse de golpe si no se superan algunas de las barreras que tiene este deporte, especialmente su escasísima práctica más allá de España, Argentina y algún que otro país, y la exagerada lista de marcas que hay en el mercado: más de 140 actualmente. Comencemos por el segundo de los “escollos”, es decir, la sobreoferta. Hay una frase hecha que dice algo así como “aquí cualquier tonto hacer relojes”. Y eso es lo que ha pasado en el pádel. Que hoy por hoy haya en el mercado más de 140 marcas de palas es, simplemente, esperpéntico. Algunos dirán que la mayoría tienen ventas residuales, es cierto, pero esas ventas residuales, sumadas, acaba pasando factura a las grandes de este segmento, las que llevan años luchando por levantarlo, que invierten y que son, en definitiva, quienes dinamizan este mundo. Que están en el pádel para ganar dinero, claro, pero que se implican en este deporte más allá de lo que pueda ser una moda. Evidentemente que el tiempo pondrá a cada uno en su sitio, pero en el camino habrá daños colaterales. Para las marcas y, sobre todo, para el mundo del pádel en general. Mueren marcas, es verdad, pero también surgen de nuevas. Es demasiado fácil lanzar una marca. Y la ley de mercado es contundente en esto: a más marca, más trampas. La historia del pádel es una historia de crecimiento. De practicantes y de oferta. A veces lógica y necesaria, a veces exagerada y dañina. Su crecimiento relativamente repentino conllevó un espectacular desembarco de las grandes marcas del tenis en este segmento. Todas, sin excepción –unas más rápido que otras- desarrollaron colecciones de pádel, y el segmento quedó dividido entre las marcas especializadas únicamente en pádel y aquellas cuya oferta cubría todo el segmento de los deportes de raqueta. Hasta aquí todo bien. Y lógico. El problema es que no tardaron en sumarse a la lista varias decenas de marcas sin traESPECIAL TENIS Y PÁDEL TS 28 Como en otros muchos deportes que están en plena madurez o la rozan, el futuro de las marcas pasará por arañar cuota a sus competidores. Practicantes apenas se van a ganar, así que será la lucha entre marcas, con la tecnología como eje de las estrategias, la que definirá el futuro de las marcas.
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