TradeSport 240 - Febrero 2016

La edición de este año de ISPO ha vuelto a cerrarse con un balance bastante positivo, sobre todo teniendo en cuenta que el contexto no ha sido precisamente bueno. El salón reunió finalmente a más de 80.000 visitantes profesionales (procedentes de un total de 120 países), una cifra similar a la del año anterior. En cuanto a la cifra de expositores, el salón reunió finalmente a 2.645 empresas, una cifra ligeramente superior a la del año anterior, cuando se alcanzaron los 2.585 expositores. La presencia española, con 62 empresas, apenas representa un 2,4%. El alto porcentaje de visitantes extranjeros (un 87%) confirma el carácter internacional del salón, que este año ocupo más de180.000 metros cuadrados repartidos en 16 pabellones, con nuevas marcas en todos y cada uno de ellos, especialmente en Fitness y Outdoor. Klaus Dittrich, director general y presidente de Messe München fue claro con su análisis de la edición de este año: "Teniendo en cuenta como habían ido las ventas antes de Navidad el estado de ánimo del sector ha sido mucho mejor de lo esperado. La gran cantidad de innovaciones y nuevos productos presentados en ISPO MUNICH fortaleció aún más la confianza de que la industria será capaz de esquivar los últimos desafíos presentados por el clima y la estructura del mercado". OPTIMISMO... PESE A TODO “Mucho mejor de lo esperado”. Ese es, seguramente, el mejor resumen que se puede hacer de la edición de este año. Una edición que se antojaba complicada por las malas condiciones que se están dando en este invierno pero que, como suele pasar, sirvió para levantar los ánimos del sector. Aunque sólo fuera por unos días. ISPO es como un calmante. O como un antidepresivo. La mejor prueba de este “efecto ispo” la tuvimos en los pabellones de esquí. El segmento que debería rezumar más pesimismo y donde más caras largas debería haber fue, sorprendentemente, el que tuvo más tráfico y más dinamismo. Con permiso del Outdoor, que tampoco tendría porque estar tirando cohetes. Las estrategias de producción y venta de las marcas de esquí han cambiado mucho desde esos dos fatídicos inviernos de hace poco menos de una década y ya no se caen en los excesos de entonces. Y eso, cuando las cosas van mal, se nota, porque el batacazo es más suave. Sobre la evolución del salón, poco que decir. La historia de cada año. Domingo y lunes, los dos primeros días, los pasillos de los principales pabellones del salón –nieve y outdoor- se llenaron desde primera hora de la mañana y las marcas encadenaban reuniones. Una tras otra. Por los pasillos, como de costumbre, mucho alemán, mucho francés, mucho nórdico, mucho italiano y, este año, también, bastantes españoles. Los últimos años no habían sido precisamente buenos en cuanto a visitantes españoles. Los expositores se habían mantenido más o menos estables, alcanzando los 57 el pasado 2015 y los 62 este año. Pero costaba mover al detallista español. Este año, como el anterior, la afluencia de detallistas nacionales ha sido ligeramente mejor que otros años. Si hasta no hace mucho la presencia de visitantes nacionales se limitaba a algunas grandes superficies, apenas una docena de tiendas especialistas (en esquí y, en menor medida, en montaña) y, sobre todo, los grandes operadores online (full Price y outlet), este año no han faltado las grandes, obviamente, pero también han vuelto a ISPO muchos independientes especializados que hacía tiempo que no pisaban el salón. Y eso, en un contexto como el actual, es significativo. En cuanto a los expositores nacionales, que como hemos dicho sumaban 62 (una cifra aceptable, sobre todo si tenemos en cuenta que este año el Padel Village desapareció), queda claro que la confianza en el salón sigue intacta. Y es así, básicamente, porque quien quiera crecer no tiene más remedio que hacerlo fuera de nuestras fronteras, y la mejor manera de presentarse al mundo es a través de una plataforma como ISPO. El Made in Spain tiene cada vez mejor imagen a nivel internacional y los altos porcentajes de exportación que tienen algunas marcas nacionales no son casualidad. La tercera jornada, como siempre, fue el principio del fin, aunque se suele trabajar mejor que en los dos primeros días porque el ambiente está menos “cargado”. La gente de las marcas –la que puede- aprovecha para darse una vuelta por el salón y conocer las novedades de sus competidores o para reunirse con su propio equipo. Más “networking” que ventas, pero necesario. En cuanto al miércoles, como siempre, día de trámite. Cada vez hay más voces que se plantean si realmente vale la pena alargarlo cuatro días. La feria bastante vacía, poco negocio y otro día perfecto para que los expositores den una vuelta y empiezan a hacer balance de un año que, como en la última edición, puede y debe calificarse, teniendo en cuenta el contexto, de bastante bueno. CITA OBLIGADA Nunca llueve a gusto de todos en Munich. Unos dirán que la cosa ha ido muy bien y otros no se mostrarán tan optimistas. A ISPO no se va a cerrar pedidos, y menos con españoles. A ISPO se va a abrirse al mundo, y en lo que se coinciden muchos expositores españoles es que se han hecho buenos contactos. Obviamente la falta de frío y nieve marca mucho los ánimos de unos y otros, porque las ventas dependen mucho de ello y las del último trimestre han diso bastante malas, pero dejando el contexto a un lado, el poder que tiene ISPO para salir al mundo es muy potente. Irrenunciable. Y más con un mercado nacional tan saturado. Y seguramente por ello sorprende aún más la cancelación del Padel Village, porque si hay un deporte que necesita salir de España para no morir este es, sin duda, el pádel. En cuanto a los detallistas, aunque es obvio que en el global del salón los españoles apenas tenemos protagonismo, sí que resulta evidente que el pasotismo de hace tres o cuatro años ha quedado un poco relegado. La gente es consciente de que debe moverse y conocer el mercado y no es extraño, en este sentido, que cada vez haya más detallistas nacionales que acudan a ISPO. Unos vuelven después de años y otros se estrenan, pero cada vez hay más gente que tiene claro que a Múnich hay que ir sí o sí. TS 40 F E R I A S ISPO 2016: un oasis en medio del desierto “Mucho mejor de lo esperado”. Ese es, seguramente, el mejor resumen que se puede hacer de la edición de este año. Una edición que se antojaba complicada por las malas condiciones que se están dando en este invierno pero que, como suele pasar, sirvió para levantar los ánimos del sector. Aunque sólo fuera por unos días. ISPO es como un calmante. O como un antidepresivo.

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