EDITORIAL El CSD acaba de publicar su nuevo informe sobre la evolución de la práctica deportiva en España durante el periodo 2010-2015. Como era previsible, teniendo en cuenta cómo ha evolucionado el sector en estos años, el crecimiento ha sido muy positivo, alcanzando el 9,2% y situando el porcentaje de población activa por encima del 50% (53,5%). Aunque las cifras son positivas, todavía estamos bastante lejos de muchos países europeos, pero es obvio que, un crecimiento cercano al 10% en un contexto tan desfavorable, es una gran noticia. Lo hemos dicho en varias ocasiones y estos datos lo confirman. La crisis económica, lejos de afectar a los productos técnicos -y a los índices de práctica-, ha sido una buena aliada. El ahorro ha redirigido los gastos en ocio y el deporte se ha convertido en una vía de escape y en una alternativa económica y saludable. Deportes como el running, el bike, el trail o el padel, por poner algunos ejemplos, han crecido de forma espectacular, tanto en practicantes como en ventas, y han sido claves para, precisamente, ayudar a que el sector capease el temporal con bastante habilidad. La crisis económica, lejos de afectar a los productos técnicos o a los índices de práctica, ha sido una buena aliada La gente hace más deporte y, sobre todo, ha entendido la importancia que tiene hacer deporte. A nivel individual y a nivel social. Poco a poco se va instaurando esa cultura del deporte de la que tanto ha adolecido nuestro país y que tanto nos ha alejado de países donde, aparentemente, las condiciones para hacer deporte eran peores. La cuestión, ahora, será ver qué pasa en los próximos años. La crisis, insisto, ha ido muy bien para que la práctica creciera, pero ahora habrá que ver qué pasa cuando la economía recupere su ciclo positivo. ¿Se volverá a dirigir el gasto hacia otras alternativas de ocio que poco tienen que ver con la práctica deportiva o, por el contrario, estos nuevos practicantes seguirán haciendo deporte? La gran “ventaja” de deportes como el running o el bike es que enganchan. Lo difícil siempre ha sido atraer a nuevos corredores o bikers, pero una vez descubren estos deportes, con más o con menos asiduidad, no suelen dejar de practicarlos. Y las cifras así lo indican. El ciclismo, por ejemplo, se ha consolidado este 2015 como el deporte más practicado, por encima de la natación, el outdoor o el fitness. La cultura del deporte coge forma y el margen de crecimiento sigue siendo muy alto. Una cultura que, por cierto, no se ha construido precisamente con la ayuda del sector. Muy pocas marcas y, aunque a muchos loe pese, Decathlon, han tenido algo que ver con este crecimiento del 9,2%. Algunos se sientan en mesas redondas y hablan sobre la importancia de potenciar la práctica pero al final, poco hacen. Eso sí, el mercado se ha aprovechado de ello. Y lo que ahora toca, si realmente la economía se recupera, es buscar soluciones para mantener este ritmo de crecimiento o, como mínimo, esos índices por encima del 50%. Y aquí sí deben bajar a galeras las grandes marcas y los grandes operadores. Que la cultura del deporte siga fortaleciéndose no debería depender de que la economía vaya mal. A veces hay que ser proactivos porque no siempre los vendavales soplarán tan a nuestro favor. JAUME FERRER jferrer@tradesport.com AYUDANOS CON TUS SUGERENCIAS: tradesport@tradesport.com Poderoso caballero O P I N I Ó N DESDE EL AÑO1993 SPORT PANEL EDITA MENSUALMENTE TRADESPORT, LA PRIMERA PUBLICACIÓN DEL SECTOR DEPORTIVO. TRAS MÁS DE 20 AÑOS DE HISTORIA, Y CON LA MISMA INDEPENDENCIA CON LA QUE SE FUNDÓ, TRADESPORT SE HA CONSOLIDADO COMO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN IMPRESCINDIBLE PARA AQUELLOS QUE QUIERAN CONOCER LA EVOLUCIÓN DEL SECTOR. TS 3 Los de mi generación somos demasiado jóvenes para recordar esos años –si los hubo- en los que el fútbol era sólo un deporte. Desde que tengo un cierto sentido de las cosas el dinero siempre ha tenido mucho que ver, demasiado, en todo lo que rodea a este deporte. Un deporte que un día, no sé ni cuándo ni porque, se convirtió en un negocio. Con todo lo bueno y, sobre todo, lo malo, que conlleva. No se trata, ni mucho menos, de comenzar a tergiversar las cosas hablando de si el fútbol es o deja de ser una cortina de humo para el gobierno, de si es el opio del pueblo o de cualquiera de esos tópicos de quienes creen que el fútbol no es más que 22 tíos sin cerebro corriendo detrás de un balón. El fútbol es deporte, es ocio, es entretenimiento y, sobre todo, es negocio. Es seguramente, como decía Sacchi, lo más importante de lo menos importante. De lo que representa para el sector en cuanto a ventas no hace falta decir mucho. En este número pueden leer un par de reportajes en los que se da una visión global de cómo vemos este universo. Sobre lo que sí me gustaría hacer alguna reflexión es sobre el poder que han adquirido algunas marcas dentro de este gran negocio. Y no me refiero al poder para vender, que también, sino al poder para invertir cantidades ingentes de dinero para patrocinar a un jugador y/o vestir a un equipo. Que a estas alturas a muchos no nos escandalice que una marca sea capaz de pagar 10 ó 12 millones de euros al año para que un jugador lleve sus botas o 94 millones de euros por robarle un equipo a su competidor lo dice todo. Nos hemos acostumbrado. Y ese es el problema. El fútbol es deporte, es ocio, es entretenimiento y, sobre todo, es negocio. Es, como decía Sacchi, lo más importante de lo menos importante Como también lo es que quien pague esos contratos tenga fuerza suficiente como para pasar por encima de los intereses de un club o, peor aún, de un jugador. De uno de sus jugadores. Es verdad que sólo son rumores, pero no es nada descabellado pensar que una marca puede decidir quien juega o quien no o que jugador va a un club o a otro. Se juegan mucho dinero en ventas e imagen, y que una de sus estrellas no juegue, tanga un bajón de rendimiento o este sopesando la posibilidad de irse a un club que viste su rival, suele poner muy nerviosas a las marcas. Y con razón. Puede sonar demagógico pero uno tiene la sensación de que, antes, muchos niños querían ser Cruyff, Maradona, Pele o Di Stefano para ser grandes jugadores y ganar campeonatos, mientras que ahora, además de eso, o sobre todo, lo quieren ser para ser ricos. Perdón, rectifico, porque los niños poca culpa tienen: los padres esperan eso de ellos. Que se aprovechen del negocio. Y no nos engañemos. No hay vuelta atrás. Las pasiones la mueve el dinero, y el fútbol jamás volverá a ser simplemente un deporte. Hay muchos intereses, muchas presiones y, sobre todo, mucho dinero en juego. Al final, el sector no deja de ser una pequeña pieza de un enorme puzzle, y lo mejor que podemos hacer es aprovechar que nadie va a dejar que esta maquinaria se detenga. Ni siquiera que baje el ritmo. El fútbol es así... RAUL BERNAT raul@tradesport.com Una nueva cultura deportiva TRADE 236 ESPECIAL CALZADO TRADE 237 ESPECIAL OUTDOOR TRADE 234 ESPECIAL OUTDOOR TRADE 235 ESPECIAL RUNNING
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