Los tiempos cambian, no hay duda, y la distribución deportiva está cambiando a una velocidad de vértigo. Impulsado por las marcas y distribuidores, principalmente, se ha acelerado la transformación del sector, si bien es una transformación diseñada unilateralmente. Aunque hoy no está en el catalogo de palabras más utilizadas, hoy la palabra estrella es omnicanal, la verticalización, en mi opinión, ha sido el punto de inflexión fundamental de la coyuntura actual. Esta verticalización domina las estrategias y movimientos del sector a corto y medio plazo, y, a día de hoy, solo está modulada por la especialización, pues no hay ningún otro operador o circunstancia que pueda modificar el acelerado proceso que se ha aplicado en el sector. Hoy, ni siquiera los grandes grupos son, en mi opinión, capaces de modular esa transformación. Únicamente, y por el momento, son beneficiados o mejor tratados en algunas cuestiones, pero las consecuencias del proceso diseñado unilateralmente serán iguales para ellos que para el resto, quizás les afecte más tarde, pero el destino del camino que ha emprendido una parte del sector, será para ellos muy parecido. La verticalización ha provocado que se desdibuje el papel de cada operador del mercado, de tal modo que hoy una marca es también detallista y liquidador de producto, permitiéndose además la circunstancia de discernir en el tratamiento de unos y otros clientes por diferentes motivos, lo que está ocasionando problemas de abastecimiento y servicio a un buen número de tiendas/clientes, e incluso bloqueando proyectos o nuevos desarrollos de tiendas, incluidos hasta los principales grupos de compras. El escenario ha cambiado, y de qué manera. Las tiendas están comenzando a asimilar que aquellos que no eran competidores, las cadenas de moda, cada vez tienen más referencias de deporte, y estas están dirigidas a capturar al principal prescriptor de compra en ropa y calzado, la mujer, esa gran desconocida de las tiendas de deporte, salvando los avances significativos pero insignificantes de los últimos años del sector respecto a ellas. Mientras que los grandes de la moda empiezan a comer parte del pastel del deporte, aquel que pertenecía en exclusiva a las tiendas hasta ayer, las tiendas asisten a una creciente imposición de límites por parte de sus proveedores, que cada vez dificultan en mayor medida el acceso al producto ya sea por segmentación, o por cualquier otro motivo, como por ejemplo el deber de asumir techos en su pedido, porque el número de unidades es limitado debido a la "escasez de producto", ficticia a todas luces cuando observamos multiplicidad de unidades en múltiples canales, e incluso poco después hasta liquidación de unidades en outlets. Sin duda, muchas tiendas del sector se encuentran con un horquilla que cada vez se estrecha más, lo que impone al detallista la necesidad de agudizar el ingenio, y sobre todo, en mi opinión, la oportunidad para repensar su tienda viendo al escenario al que se dirige el sector. Desde mi punto de vista, esa nueva formulación de las tiendas ha de partir de otorgar el valor a su principal activo, su fondo de comercio, su red de clientes satisfechos a los que debe ofrecer un producto que satisfaga sus necesidades, aunque este no sea el mas fácil de vender, aquel que puede funcionar en "autoservicio". En el momento actual, parece evidente que las tiendas van a tener un rendimiento limitado de los superstar o best seller del sector, que parecen reservados para las propias marcas y sus estrategias, por lo cual las tiendas han de pasar a ser especialistas en cuanto a ser perfectamente conocedores de sus clientes y los productos de su oferta para satisfacerlos. Es cierto, que esto supone renunciar a una parte del pastel, pero no es menos cierto que a esa fiesta hay cada vez menos invitados, y con un trocito más pequeño, y lo peor, todo apunta a que esa dinámica se mantendrá o agudizará, por lo que desde aquí invito a plantear cómo será nuestro punto de venta en 4 o 5 años y ponernos a trabajar en él, sin renunciar a los caramelos que podamos disfrutar mientras tanto, asistiendo a todas aquellas fiestas que nos inviten, pero teniendo claro que o mucho cambian las estrategias, o habrá muchas tiendas fuera de estas exclusivas fiestas. La verticalización ha provocado que se desdibuje el papel de cada operador del mercado, de tal modo que hoy una marca es también detallista y liquidador de producto, permitiéndose además la circunstancia de discernir en el tratamiento de unos y otros clientes por diferentes motivos. Bye Bye, Superstar ARTÍCULO DEL MES Carlos Grande Secretario general de ASECODE TS 26
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