ESPECIAL TRIATLÓN Las modas, como todo el mundo sabe, son pasajeras. Y cuando pasan, pueden dejar detrás de su estela, o la nada, o una tendencia. Algo capaz de perdurar en el tiempo. De pasar de ser una moda a consolidarse como algo con fuerza e identidad. ¿Que ha quedado después del triatlón? Pues parece ser que un deporte consolidado, mucho más fuerte que hace una década, pero con mucho menos potencial del que muchos le auguraban cuando empezó su espectacular auge. Después de unos últimos años un poco frenéticos el triatlón parece haberse asentado. Crecerá en practicantes, consolidará su protagonismo en universos como el del bike o la natación y poco a poco, y a un ritmo más lógico que el que ha tenido hasta ahora, se asentará en el sector como un segmento fuerte, estable y que, una vez pasado el boom, avanzará sin prisas y sin pausas. Su crecimiento, uno de los más espectaculares en los últimos años -quizás comparable al de los primeros años de auge del pádel- no podía mantenerse en el tiempo, era obvio. La oferta se disparó muy por encima de la oferta, tanto en marcas como en tiendas, pero ahora, como era previsible y deseable, el ritmo es mucho más pausado. Y lógico. Y esto lo agradece todo el sector. EL PORQUÉ DE UN BOOM CON POCOS PRECEDENTES Las pruebas populares son un buen termómetro, quizás el mejor, para saber cómo marcha un deporte. Y el triatlón es un buen ejemplo de cómo, en relativamente poco tiempo, los practicantes crecieron espectacularmente y las pruebas empezaron a multiplicarse por todo la península. Y siempre con el cartel de completo a las pocas horas de abrirse inscripciones. Lo que cabe preguntarse en este contexto es porque este deporte ha ganado tantos adeptos. La primera razón es obvia: engloba a dos de las disciplinas que más han crecido en los últimos años (running y bike). Y con eso ya está casi todo dicho. Además, aunque a muchos les pueda parecer que el triatlón es una disciplina muy exigente y sólo al alcance de grandes deportistas, una de las razones que ha propiciado su auge ha sido su accesibilidad. Seguramente con el afán de popularizar esta modalidad, los organizadores de pruebas han jugado muy bien sus cartas y han aprovechado a la perfección las posibilidades que ofrece este deporte en cuanto a distancias, dejando claro que no hace falta ser un superhombre para convertirse en un finisher . Cualquiera que tenga un mínimo de preparación física puede afrontar sin problemas algunas de las distancias más cortas (supersprint, sprint e, incluso, Olímpica). Otro tema más complejo es si se trata de una modalidad asequible. Y aquí la cosa no está tan clara. Una equipación más o menos decente no baja de los 1200-1500 euros (calzado, bici, neopreno…). Además, son muchos los que, a medida que van mejorando sus tiempos, renuevan su material –a mejor- de manera que estamos ante un deporte que, tanto a corto como a medio y largo plazo, es caro. Por si fuera poco, la gran razón de ser de esta modalidad, es decir, las pruebas, son cada vez más caras, con lo que la inversión, si se quieren hacer varias pruebas al año, puede dispararse algunos cientos de euros –o miles si se hacen largas distancias nacionales e internacionalescontando la inscripción y el desplazamiento. No es extraño, en este sentido, y teniendo en cuenta que, como en todo, hay excepciones, que el triatleta suela tener un poder adquisitivo alto. Otro motivo importante del boom de este deporte tiene que ver mucho con la superación personal. Para casi todo el mundo, sobre todo los que empiezan, un triatlón es un reto. Aunque sea la distancia más corta. Además, como pasa en deportes como el running, la media de edad de los triatletas suele ser relativamente alta, entre los 30 y los 45. Quizás la crisis de los 40 o quizás edades donde uno es más exigente consigo mismo, necesita desestresarse del trabajo y empieza a plantarse retos. Eso, y que deportes como el running o el bike son individuales y su práctica no depende de si se puede coincidir o no con otros. Además, aunque suene a perogrullada, el triatlón tiene una relación muy directa con el running y el bike, dos de los deportes que más han crecido en los últimos años y que, lógicamente, han “derivado” a muchos de sus practicantes al triatlón, sobre todo desde el running. Correr se ha convertido en una rutina necesaria para muchos españoles y un paso lógico, para la mayoría, ha sido probar con el triatlón. Seguramente el running tenga mucho más que ver con un tema de salud y bienestar que el triatlón, pero también tiene mucho de reto. RED ESTABLE DE TIENDAS… Obviamente en todo lo que tenga que ver con practicantes, el boom del triatlón es poPoco a poco, y a un ritmo más lógico que el que ha tenido hasta ahora, el triatlón crecerá en practicantes y se asentará en el sector como un segmento fuerte, estable y que, una vez pasado el boom, avanzará sin prisas y sin pausas. TS 31 Velocidad de crucero La gran suerte del triatlón es que, pese a la crisis, ha seguido ganando adeptos. Más pausadamente que hace unos años, pero sigue siendo un deporte con mucha tirada. El futuro a corto y medio plazo exige moderación. Hay margen para seguir ganando terreno, pero si nos empeñamos en exprimir demasiado este potencial, puede que estemos más cerca que lejos de la madurez
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