Es innegable el buen momento que respira el sector de la bicicleta en nuestro país. No pasa desapercibido el paulatino incremento de la presencia de la bicicleta en nuestras ciudades, como tampoco el mayor número de practicantes deportivos en sus diversas modalidades, lo que ha provocado las fricciones con otros usuarios de las vías y caminos utilizados por los ciclistas. Esta situación de bonanza en una coyuntura de crisis ha provocado una explosión de tiendas especializadas de ciclismo, produciéndose múltiples aperturas en grandes y medianas ciudades, pero llegando su capilaridad a casi cualquier municipio, observando, incluso, como pequeños municipios cuentan en estos momentos con diversas tiendas de bicis. Al son de este crecimiento, han aparecido también nuevas marcas y distribuidores en el sector intentando hacerse con parte del mercado, si bien todo este crecimiento de marcas, distribuidores y puntos de venta parece que comienza a ralentizarse como no podía ser de otra manera. Llegados a este punto el sector se enfrenta a múltiples retos, que probablemente van a determinar su peso y dimensión a medio plazo, aunque, como tantas veces sucede en sectores atomizados en nuestro país, no parece que el sector pretenda enfrentarse vertebrado a estos retos. Retos que son diversos, ya que por un lado afectan a los usuarios de la bicicleta y a los propias bicis, y que ya hemos comenzado a vislumbrar (obligatoriedad del caso, matriculas, carnet, seguro,....), y por otro al propio sector como puede ser formación, gestión de garantías, sostenimiento de practicantes,... Para la suerte de las tiendas y el sector, hay un fuerte entramado de asociaciones probici, que además han sido capaces de confluir y enfrentarse conjuntamente a alguno de los primeros retos surgidos. Así han trabajado frente y con las instituciones. Junto a ellos, AMBE (Asociación de Marcas y Bicicletas de España) también ha entendido el reto y han comenzado a construir una asociación que pueda ejercer presión sobre las administraciones y defender la bicicleta. Sin embargo, son las tiendas las que adolecen de una asociación que las represente, circunstancia que se ha certificado con la desaparición de la PEB (Plataforma Empresarial de la Bicicleta) que ha trabajado junto a las entidades nombradas anteriormente, tanto en el Congreso de los Diputados, como frente a la DGT. Así, las tiendas se sitúan en una situación de desamparo y sin voz en un momento que puede ser crucial para el futuro de su actividad por diversos motivos. En primer lugar, el sólo el sostenimiento de los puntos de venta actuales necesita del mantenimiento del dinamismo del sector, el cual será más plausible si las tiendas participan en ese impulso. Si el sector no es capaz de seguir creciendo aunque sea de manera aritmética y no geométrica, o manteniendo un alto nivel de rotación de producto es probable que muchos puntos de venta no sean sostenibles. Por tanto, el sector necesita seguir generando demanda, y lo cierto es que hay espacio para ello, tanto en el uso de la bicicleta para la movilidad urbana, como el uso de la misma para la práctica deportiva, aunque si no se trabaja en este sentido y se impulsa mediante acciones que podemos ver en nuestro entorno como el bike to work o cyclescheme, el desarrollo de vías ciclistas o la mejora de la convivencia de la bicicleta con otros vehículos y usuarios de las vías. Por no hablar de las dificultades que encontrará la bicicleta si alguno de los "globos sonda" enviados por las administraciones y la DGT, tales como la obligatoriedad de seguro o carnet se consolidan, como ya se intentó la obligatoriedad del casco en ciudad, circunstancia que no se da en ninguno de los países donde la bicicleta tiene un papel relevante en la movilidad urbana. Al mismo tiempo, las tiendas tienen otros retos ante sí que se están configurando sin su opinión tales como las subvenciones del plan PIVE, la gestión de las garantías, la gestión y peritaje ante accidentes provocados por otros usuarios de las vías sobre las bicicletas o la formación especializada necesaria entre los trabajadores del sector. En los últimos meses y semanas leo en las diversas revistas especializadas de la distribución deportiva la necesidad -expresada por diversos responsables y dueños de tiendas ciclistas- de defender sus intereses e incluso de crear una asociación de tiendas. Sinceramente comparto su opinión, es más creo que si no son capaces de lograrla a medio plazo se van a ir encontrando con algunos sorpresas poco agradables, sin siquiera haber podido expresar su opinión. Además, creo que ante los datos que hablan de 3000 tiendas que configuran el sector, no debería ser complicado consolidar una asociación con una masa crítica suficiente, que pudiera poner voz y acciones a las necesidades de las tiendas, e intentara continuar el impulso del sector de los últimos años. Desgraciadamente, y hechos como los de la PEB así me lo indican, no albergo grandes esperanzas en este sentido. Esto no hará que el sector se pare, pero lo que es seguro es que el sector continuará rodando sin que lleguen las voces de las tiendas, o que si llegan, lleguen de una manera más difusa. Habrá quien entienda que de esta manera sale beneficiado por su posición o dimensión, yo no lo creo, pues si el perjudicado es el colectivo te impactará, quizás tú te haces más grande pero en un mercado peor o menor, quien vea ventajas ahí creo que tiene las miras muy cortas. El ciclismo que viene ARTÍCULO DEL MES Carlos Grande Secretario general de ASECODE TS 26 Si el sector no es capaz de seguir creciendo aunque sea de manera aritmética y no geométrica, o manteniendo un alto nivel de rotación de producto es probable que muchos puntos de venta no sean sostenibles. Por tanto, el sector necesita seguir generando demanda. Y por suerte hay margen de sobras... Para la suerte de las tiendas y el sector, hay un fuerte entramado de asociaciones pro-bici que han sido capaces de confluir y enfrentarse conjuntamente a alguno de los primeros retos surgidos
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