TradeSport 231 - Abril 2015

de los deportes de nieve (a pesar que todas las grandes del surf, para romper la estacionalidad, tienen colecciones de invierno pensadas, sobre todo, para snowboarders). Snow aparte, no podemos cerrar este breve análisis del gliss sin hablar de un deporte que, con una vinculación no directa pero sí “en esencia”, tiene un peso importante en el mundo gliss: el roller (patinaje urbano). Esta modalidad, aunque algunos prefieren no meterla en el mismo saco de lo que consideran un territorio limitado a los deportes de tabla, tiene suficientes similitudes como para considerarlos, al menos, primos hermanos. Sobre todo del skate. Aunque ha tenido importantes altibajos en las dos últimas décadas, el roller es un universo con un buen volumen de practicantes –y ventas-. La segmentación por topologías (fitness, velocidad, half pife y free style) ha servido para dinamizar el segmento y convertirlo en el deporte urbano por excelencia. Además, ha servido para distinguir los dos grandes grupos de patinadores: los más extremos –con una práctica muy similar a la de los skaters (half pipe, piruetas, free style, barandillas…) y los practicantes más “ocio” (el gran grueso de practicantes). ¿Diferencias con el skate? Muchas. En primer lugar, el tipo de público, pero sobre todo hay dos que destacan por encima de las demás: la filosofía y Decathlon. Respecto a la cadena gala, basta con decir que sus ventas de skate y surf son mínimas (o lo eran hasta la llegada de los patinetes) y, sin embargo, son uno de los grandes proveedores de roller y, sobre todo, uno de los grandes dinamizadores de este deporte, especialmente entre los principiantes. En cuanto a la filosofía, el problema es que no existe una “cultura roller”. Aunque hay patinadores extremos, competiciones de saltos y que su práctica puede ser tan o más espectacular que la del skate o el surf, por su popularización y por la tipología de practicantes no despierta el interés de los más jóvenes, mucho más atraídos por los deportes de tabla. Además, no hay una industria textil específica ni grandes marcas especializadas en este deporte que hayan conseguido traspasar la frontera de lo estrictamente deportivo. Es un deporte de ocio, muy familiar, sin apenas afán competitivo. El volumen de ventas es espectacular, y aunque hay algunas tiendas especializadas, el pastel está controlado básicamente por grandes cadenas, lo que confirma el carácter más bien lúdico de una modalidad que, año tras año, sigue ganando adeptos. FUTURO ESPERANZADOR Aunque el presente sea un tanto complejo, no es ni mucho menos peor que el pasado, y todas las previsiones –y el sentido común- apuntan a una recuperación contundente de este universo a corto o medio plazo. Tocó fondo hace un par de años por culpa de la crisis pero su potencial sigue siendo importantísimo. El textil y el calzado que podríamos vincular a este mundo representan un porcentaje considerable en el global de las ventas, y por su target y su historia, podríamos apostar a ciegas que en breve recuperar gran parte de su esplendor. Especialmente su parte más cercana a la moda. Al fin y al cabo, es moda, y como la economía, es cíclica. Su crecimiento, como hemos dicho, tendrá más que ver con la moda que con la práctica, y aunque seguramente surf y, sobre todo, skate, seguirán ganando adeptos poco a poco, el mundo del X-Wear no ha dependido nunca de ello. Es moda deportiva. Las marcas mantienen y explotan sus raíces porque es lo que vende, e incluso potencian algunas líneas técnicas, pero lo que puede devolver al sector donde estaba –o mucho más ariiba, incluso, porque la parte atlética ha crecido gracias al running, al bike y al pa´del, entre otros- es el sportwear. GLISS. DEL SURF AL SKATE TS 76 El gran caballo de batalla del skate es, seguramente, el calzado. Las surferas lo intentaron y fracasaron, pero el skate ha sabido convertir su calzado en una tendencia. En un icono de la moda urbana. La lista de marcas especializadas es bastante larga, algo que lejos de ser peligroso, ha sido, probablemente, una gran ventaja para esta categoría.

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