vertido en grandes multinacionales que se han adaptado a las tendencias de la moda para, así, poder tener más público objetivo y seguir creciendo. Y eso, cuando la economía sufre, se suele pagar. De todas maneras, y aunque e obvio que a éstas marcas y otras muchas se les podrán criticar mil y una cosas -desde su apuesta por las tiendas monomarcas hasta su renuncia a las raíces en pro del negocio puro y duro- hay que tener bastante claro que su comportamiento ha estado muy condicionado por la crisis y, por lo tanto, es previsible que cuando ésta se deje atrás, sigan teniendo un potencial muy importante. Quizás no sean tan auténticas como hace dos décadas, quizás les hayan robado mucho protagonismo otras marcas que, por ahora, son más auténticas, pero siguen siendo las grandes referencias de canal. EL SKATE COGE EL RELEVO Lo que ha perdido el surf –o las marcas supuestamente vinculadas a este universolo ha ganado, en parte, el skate, que ha sabido aprovechar mejor que nadie el “desencanto” de muchos consumidores –y tiendas- hacia algunas marcas del surf que se han “popularizado” demasiado. Sin hacer demasiado ruido el skate ha conseguido adueñarse de ese halo de autenticidad que las marcas del surf habían perdido. Si hace apenas diez años el mundo gliss era un coto privado de marcas como Billabong, Rip Curl, Quiksilver y compañía –hablamos de urbanwear, no de colecciones para surf o skate-, hoy en día hay una lista interminable de marcas vinculadas al mundo skate que se han convertido en iconos para muchos adolescentes y jóvenes. Marcas como Circa, Vans, Dc Shoes, Adio, DVS, Etnies, Kustom, Ecko, Element, Zoo York y otras muchas, tienen cada vez mayor presencia en las calles, tanto entre los skaters como, sobre todo, entre los que no tienen ningún interés en este deporte pero sí visten siguiendo las tendencias que marca el skate. La mayoría no podrán evitar –y tampoco quieren hacerlo- entrar en el complejo espiral de la moda, como han hecho las surferas, pero si gestionan bien su paso por este complejo territorio, sobre todo a nivel comercial, es probable que sigan teniendo mucho margen de recorrido. Y más ahora que el skate, como deporte, atraviesa uno de sus mejores momentos. El surf, decíamos antes, es un deporte muy minoritario, con poco atractivo para los jóvenes (el perfil más habitual es de mayores de 25) y está relativamente estancado –siendo optimistas-. El skate, en cambio, gana seguidores años tras año. Y lo hace, sobre todo, entre los jóvenes, el target más importante de las marcas. Las tiendas, obviamente, han reaccionado. A la creciente lista de comercios multideporte que están explotando esta categoría –en todas sus vertientes, desde el skate clásico hasta el longboard pasando, especialmente, por el nuevo boom de los monopatines- se ha unido un aumento de las pequeñas tiendas especialistas. Cada uno de estos formatos tiene su público (los primeros más “generalistas”, con un fuerte protagonismo de las gamas de iniciación o medias; y los segundos con una oferta pensada para los más “selectivos”) pero el pastel es suficientemente grande (y heterogéneo) como para que, de momento, todas las partes puedan sacarle partido… El gran caballo de batalla del skate es, seguramente, el calzado. Las surferas lo intentaron y fracasaron, pero el skate ha sabido convertir su calzado en una tendencia. En un icono de la moda urbana. La lista de marcas especializadas (básicamente las que hemos mencionado antes) es bastante larga, algo que lejos de ser peligroso, ha sido, probablemente, una gran ventaja para esta categoría, porque les ha permitido, a muchas, mantener esa autenticidad de la que hablábamos antes. MÁS ALLÁ DE PLANCHAS Y TABLAS Dentro de los llamados deportes de deslizamiento hay más opciones que el surf y el skate, como el snowboard, aunque nosotros preferimos ubicarlo bajo el paraguas La estética surfera se impuso con mucha fuerza hace apenas una década. El llamado X-Wear se convirtió en una de las tendencias más potentes que ha visto el sector en toda su historia. Pero fue eso, una tendencia. Pura moda. Poco que ver con el deporte. Aunque es obvio que a las grandes del surf y a otras muchas marcas de este universo se les podrán criticar mil y una cosas -desde su apuesta por las tiendas monomarcas hasta su renuncia a las raíces en pro del negocio puro y duro- hay que tener bastante claro que su comportamiento ha estado muy condicionado por la crisis y, por lo tanto, es previsible que cuando ésta se deje atrás, sigan teniendo un potencial muy importante. TS 75
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