TradeSport 231 - Abril 2015

GLISS. DEL SURF AL SKATE Al gliss le faltó poco para morir de éxito. Creció espectacularmente en la bonanza, especialmente de la mano del textil X-Wear, y cuando las cosas se torcieron, cayó en picado como un castillo de naipes cuando pierde uno de sus pilares. Durante algunos años ha estado herido de muerte. Las tiendas, que en su día se volcaron a ciegas con este universo, le fueron dando la espalda al mismo ritmo que las ventas caían. Y eso quiere decir muy rápido. Las grandes del gliss han llegado a tambalearse, casi caer, y aunque aún siguen en la UVI, su pronóstico ya no es tan pesimista. El gliss empieza a recuperarse poco a poco. Y seguramente lo hace gracias a una amplia lista de marcas “secundarias”, muchas de ellas vinculadas al mundo del skate, y que, sin renunciar a todo lo que tenga que ver con moda urbana, mantienen su halo de autenticidad. Ese halo que en su día perdieron las grandes multinacionales, que crecieron mucho más rápido de lo que es conveniente y que, con una estructura mastodóntica, han sido muy poco ágiles para seguir aguantando esta travesía en el desierto. Es difícil aventurarse a pronosticar cuando se recuperará definitivamente el gliss. Hoy por hoy hay buenas sensaciones y mucho más optimismo que hace apenas un año. Por no hablar de hace dos. Pero se cayó muy abajo. Y le costará lo suyo volver donde estaba. Eso sí, la situación no ha sido nunca alarmante porque todo el mundo siempre ha tenido bastante claro que era pasajera. Cuando la crisis pase, para bien o para mal, la moda deportiva en general y, especialmente, la surfera –con todo el gliss a su rebufo- volverán a ganar peso. Y eso lo tiene claro todo el sector porque la estética surf y skate sigue teniendo mucho tirón, sobre todo entre los más jóvenes. Otro asunto es si las tres o cuatro grandes marcas del gliss recuperarán su terreno. Y aquí la respuesta es mucho más compleja. Primero tienen que asentarse y caer en buenas manos. Luego tienen que ser capaces de aprender de los errores que han cometido. Y por último deberán luchar con una serie de marcas que poco a poco les han ido haciendo sombra. Que su consumidor haya dejado de verlas como marcas auténticas es un problema bastante grave. UN DEPORTE CONVERTIDO EN MODA La estética surfera se impuso con mucha fuerza hace apenas una década. El llamado X-Wear se convirtió en una de las tendencias más potentes que ha visto el sector en toda su historia. Pero fue eso, una tendencia. Pura moda. Poco que ver con el deporte. Es cierto que en las raíces más profundas de las grandes marcas del universo gliss había una tabla de surf, pero lo que se impuso en la calle fue la estética. Y lo que se pretendía transmitir con ella. Si nos dedicásemos a hablar del surf como deporte terminaríamos rápido el análisis. Pocos practicantes –aunque hay que reconocer que cada vez más- y poca “variedad” de material (con una tabla y un neopreno/bañador uno se apaña). Lo que realmente hace fuerte al surf es todo lo que va más allá de lo puramente deportivo. El estilo. La filosofía. La fuerza de este universo, a nivel de ventas, la controlan el textil, el calzado y los accesorios. Y su historia en los últimos años es exactamente la misma que han vivido muchos otros segmentos: un fuerte crecimiento y, después (o sea, ahora), un fuerte batacazo –empeorado con la crisis-. El paso siguiente, si todo va bien, es la recuperación. Una recuperación que, para muchos, aunque sea lentamente, ya ha empezado. Eso la marea se ha llevado media playa. Las grandes del XWear se han tambaleado. Algunas han caído. Cuando creces mucho y ganas mucho sueles adecuar tu estructura a este crecimiento, y cuando pierdes bastante, hay que empezar a aligerar esta estructura. Y es cuando empiezan los despidos, los cierres de tienda o, directamente, la carrera por colocar la empresa a algún grupo de capital riesgo. Quiksilver, Rip Curl o Billabong, las grandes del surf, se han con74 Entró en la crisis de cabeza. Seguramente haciendo más ruido que nadie. Cuando la gente señalaba los segmentos que más estaban sufriendo el revés económico muchas miradas apuntaban al gliss. Y con razón. Arrastrado por el textil y, también, por el calzado, este universo tropezó de lleno con el batacazo económico. Ahora, sin embargo, vuelve a coger velocidad. Lo hace sin hacer ruido, buscando nuevas rampas, y esperando, como hacen los surfistas, una buena ola. Y ya se intuye, a lo lejos, un mar picado. Cogiendo velocidad TS

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