TradeSport 231 - Abril 2015

Tenis y pádel, los dos deportes de raqueta por excelencia, llevan años sin excesivos cambios en su comportamiento. El tenis, estable; el pádel, en auge. Uno mantiene el tipo a pesar del protagonismo que le roba su “hermano pequeño”, y el otro sigue creciendo sin cambios, sumando marcas de forma un tanto alarmante y acercándose a una madurez que puede resultar muy peligrosa si no se abren nuevos mercados. El margen de recorrido del tenis es muy limitado, pero es un deporte que, pese a perder ventas en los últimos años, tiene una base muy sólida que difícilmente se tambaleará. Las urgencias del pádel son más importantes: pese a que sigue ganando practicantes y, sobre todo, espacio en la tienda, el margen de crecimiento de este deporte es cada vez más limitado dentro de nuestras fronteras y si este universo no quiere morir de éxito es fundamental que empiece a buscar alternativas para “asaltar” otros mercados. Y de momento los intentos para posicionarse en otros países no han acabado de cuajar. TENIS: SIN NOVEDADES EN EL FRENTE Del tenis poco hay que decir que no hayamos repetido mil veces en los últimos años. Su comportamiento en la última década apenas ha cambiado, y aunque es cierto que ha perdido mucho protagonismo en pro del pádel, si algo define al tenis hoy en día es su gran estabilidad, preocupante hace años, pero mucho menos alarmante ahora, en un contexto como el actual, con una crisis que parece superarse, y con un hermano pequeño que no para de robarle ventas, espacio e instalaciones. El “aguante” del tenis hay que buscarlo, básicamente, en su capacidad para mantener una base sólida. Es un deporte con mucha tradición en nuestro país, desde hace años, y aunque es relativamente caro –más por las instalaciones que por el material- ha construido una cultura que mantiene –y mantendrá- un volumen importante de practicantes. Además, gracias a los éxitos de los tenistas españoles ha ganado un peso mediático del que pocos deportes pueden presumir (y que el pádel ni tiene ni tendrá en muchos años) y eso, siempre, es una ayuda para construir escuela. Es cierto que el boom mediático no se ha traducido en un boom de practicantes y que, seguramente, las cifras que se manejan hoy en día están muy alejadas de las que se auguraban hace un par de décadas, pero insistimos, con lo que ha representado el pádel, y con la crisis, que el tenis esté como está, y que siga teniendo una base sólida -tanto por abajo como por arriba- ya puede considerarse un éxito. A su favor tiene que es un deporte con una base muy sólida de jugadores jóvenes y, también, con un buen volumen de seniors; en su contra, que hay una franja de edad muy amplia donde el tenis es un deporte muy minoritario. Su dificultad es un freno importante para animarse a comenzar a según qué edades, y son muy pocos los que se inician en este deporte cuando son adultos. Y más aun habiendo una alternativa como el pádel. En este contexto, el futuro es bastante predecible: la caída de las ventas de los últimos años se frenará (seguramente haya tocado fondo) y volverá a imperar la estabilidad aboluta. Crecer es prácticamente imposible, tanto por su dificultad como por el empuje del pádel (que “roba” algunos jugadores potenciales y, sobre todo, instalaciones e inversiones); y también es bastante improbable que pierda más ventas y, sobre todo, que pierda fieles. Es un deporte con mucha tradición, con jugadores que, aunque puedan apostar también por el pádel, difícilmente dejarán el tenis. Seguramente es cierto que juegan menos y tardan más en renocar su material -de ahí la caída de las ventas- pero en practicantes, no hay ni habrá descalabros. Y aunque ahora mismo la mayoría de tiendas multideporte y, también, especializadas, están volcando muchos esfuerzos en el pádel, el tenis sigue siendo un deporte con mucha rotación. Y durante todo el año. Es cierto que en los dos o tres últimos años -y más por culpa de la crisis que por el boom del pádel- las ventas de material duro -raquetas- han caído considerablemente, pero como hemos dicho antes, es poco probable que lo sigan haciendo y, aunque difícilmente se ganarán practicantes, lo más probable es que, en ventas, las cosas vayan a mejor. El comportamiento del tennis en la última década apenas ha cambiado, y aunque es cierto que las ventas han caído y que ha perdido mucho protagonismo en pro del pádel, si algo define a este deporte hoy en día es su gran estabilidad, preocupante hace años, pero mucho menos alarmante ahora, en un contexto económico como el actual y con un “hermano pequeño” que no para de robarle ventas, espacio e instalaciones. TS 31 TENIS Y PÁDEL En plena transición En los últimos meses, tenis y pádel apenas han experimentado cambios importantes, sobre todo en cuanto a practicantes. Siguen sumidos en una cómoda estabilidad, aunque en niveles bastante distintos. El primero, el tenis, continúa en plena madurez, perdiendo ventas pero sin grandes descalabros en practicantes; el segundo, el pádel, sigue vendiendo a muy buen ritmo y gana adeptos día tras día -aunque a un ritmo mucho más moderado-. Los dos se encuentran en plena transición: el primero para buscar soluciones para acabar con esta estabilidad; el segundo, para buscar nuevos mercados que le ayuden a romper un techo que, cada día, está más cerca si no se cruzan fronteras.

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