TradeSport 228 - Enero 2015

Cuando las ferias tradicionales empezaron a tambalearse, hace apenas una década, algunos miraron hacia Munich con cierto temor a que la gran feria del sector, ISPO, pudiera estar, también en peligro. Sí, es cierto, un gigante de este calibre es difícil que caiga, pero también lo era que la gran Bread & Butter lo hiciera y ahora, tras tocar el cielo, ha desaparecido. La crisis de la nieve que hubo hace algunos años fue el único susto que ha tenido ISPO desde su primera edición. La feria veraniega desapareció, pero era inevitable. Con el descalabro de muchas marcas del mundo del esquí/snow la feria bávara sufrió un importante revés que, además, coincidió precisamente con el fin de muchas grandes –y pequeñas- ferias. Pero en ese momento, cuando más complicadas parecían las cosas, la feria se reinventó. Y levantó cabeza. Y desde entonces su crecimiento, ajeno completamente a una crisis que sigue azotando a muchos países, ha sido imparable, sumando metros de exposición y expositores año tras año. La edición de este año no será una excepción. ISPO 2015 volverá a registrar récords de participación y volverá a reunir, en más de 100.000 metros cuadrados, a más de 2.500 marcas (entre las que, obviamente, se encuentran todas la líderes del sector). La edición 2014 de ISPO cerró sus puertas con un balance muy positivo: más de 80.000 visitantes de 110 países pudieron conocer las novedades de los 2.565 expositores que este año acudieron a la capital bávara. Las cifras fueron sido muy similares a las logradas en 2013. Un 66 por ciento de visitantes extranjeros, la mayoría de ellos procedentes de Italia, Alemania, Austria, Suiza, Francia y Gran Bretaña. Este año, aunque la feria también experimentó un fuerte incremento de visitantes de otros países, como los EE.UU. y Rusia. El porqué del crecimiento de ISPO en un contexto tan movido tiene su lógica. Y hay que buscarla, sobre todo, en el modelo. En el modelo y en el momento. ISPO es la gran feria internacional del sector; una feria en la que, si se quiere exportar, hay que estar sí o sí. Y en un contexto como el actual es cuando los valores añadidos que aporta este punto de encuentro se hacen más necesarios: el salón es la mejor plataforma para abrir nuevo mercados. Y hoy por hoy, con muchas marcas saturadas en sus propios mercados, una plataforma así, clave en la internacionalización, sólo puede seguir creciendo. ESPAÑA MIRA A EUROPA… PERO NO DESPEGA Con un mercado nacional al borde del ahogo, era bastante obvio que España iría ganando peso en ISPO. Sin embargo, las cifras de este año serán muy parecidas a las de los últimos años. Son cifras récord, evidentemente, pero el peso de nuestro país en el salón bávaro aún está a años luz de países cercanos como Italia o Francia. La crisis que atraviesa España, uno de los países más tocados de Europa, ha hecho que cada vez haya más empresas que tengan claro que su futuro pasa por la internacionalización. Y un paso importante, casi imprescindible, para reforzar esta expansión internacional, es acudir a ISPO. No es garantía de nada, pero tal y como están los mercados, y los canales de distribución, quien quiera darse a conocer al mundo tiene en ISPO a su mejor aliado. A estas alturas, la mayoría de las marcas nacionales consolidadas en nuestro territorio y, también –o sobre todo- las que llevan poco tiempo de andadura, son plenamente conscientes de que si quieren salvar los ISPO: parada obligada ISPO 2015 volverá a registrar récords de participación y reunirá, en más de 100.000 metros cuadrados, a más de 2.500 marcas F E R I A S TS 56

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