TradeSport 228 - Enero 2015

Por segundo año consecutivo ISPO contará con un espacio dedicado exclusivamente al pádel. Un espacio cuyo objetivo es, lógicamente, que el pádel se dé a conocer al mundo, especialmente a los mercados europeos, y pueda crecer más allá de España y, residualmente, Italia. La edición de este año contará finalmente con cinco marcas expositoras: Adosmanos, Babolat, Bullpadel, Drop Shot y Enebe. El espacio, organizado conjuntamente entre el salón bávaro y Afydad, también contará con el apoyo de Padel 10, que un año más será la encargada de instalar la pista central donde se llevarán a cabo las exhibiciones. Además, desde Alemania, se contará con la firme colaboración del Deutsche Padel Bund (www.dpb-padel.de) que está apoyando el incipiente, pero constante crecimiento de este deporte en Alemania y otros países europeos. UN PASO NECESARIO Que el pádel ha crecido exponencialmente, en practicantes y en ventas, en la última década es bastante evidente. Como lo es que, ahora, se enfrenta, a corto y medio plazo, a una serie de retos que, de no superarlos, pueden llevarle a una madurez prematura que pondría fin a las grandes expectativas que sigue generando este deporte. Entre estos retos está el saber controla con mayor agilidad –y ética- la guerra de marcas y de precios y, sobre todo, gestionar con más razón el sinsentido de la sobreoferta de marcas. Ambas cosas ya son peligrosas de por sí, pero todavía son más preocupantes tras el frenazo que, por la crisis –y por la dificultad de mantener su gran ritmo- ha experimentado este deporte en los dos últimos años. Pero más allá de estos dos “escollos”, el gran reto del pádel es abrirse hueco en otros mercados. Ganar practicantes en nuevos países. No nos engañemos. Pocos deportes tienen un potencial tan grande… y tan débil como el del pádel. Su margen de recorrido depende de su capacidad para ganar protagonismo en otros países más allá de España y Argentina. Si no lo consigue –y ha quedado bastante claro que no será fácil- las buenas expectativas –y las fuertes inversiones- quedarán en nada. Los precedentes nos son muy buenos, y no se sabe muy bien por qué, siempre que se ha intentado exportar este deporte al centro de Europa o a países con una fuerte tradición de tenis se ha fracasado. Hay que seguir intentándolo porque de eso depende el futuro del segmento y, sobre todo, de muchas marcas nacionales especializadas. Éstas, con la ayuda de las grandes del tenis, tienen que buscar soluciones para posicionase en nuevos mercado. Si no lo hacen y el pádel no consigue salir de nuestras fronteras, la madurez se alcanzará más rápido de lo que muchos creen y las inversiones de especialistas y generalistas se frenarán. Y eso sería el principio del fin para un deporte que, a día de hoy, sigue generando mucho optimismo. ORDENAR EL MERCADO El pádel es el mejor ejemplo de que cuando un sector funciona la oferta se dispara. A veces exageradamente. Cuando empezó a despegar después de unos inicios complejos era un segmento dominado claramente por las marcas especialistas, muchas de ellas con raíces argentinas, pero su crecimiento repentino provocó, no solo el desembarco de las grandes del tenis, sino, sobre todo, una espectacular y exagerada proliferación de marcas, muchas de ellas excesivamente oportunistas… La selección natural ha hecho su trabajo, seguramente más lento de lo que cabría esperar, y hoy por hoy aún hay más de 80 marcas que tienen modelos en el mercado. Muchas de ellas, es cierto, apenas venden, pero el global de estas pequeñas marcas se acaba llevando un trozo importante del pastel. De las grandes marcas del tenis fue Dunlop la que vio primero el potencial de este deporte y apostó por él. Rápidamente le siguieron otras como Head, Babolat, Wilson o Völkl. Las dos primeras se han posicionado PADEL EN ISPO TS 128 El pádel sigue apostando por la internacionalización ISPO vuelve a apostar por el pádel. El salón celebra la segunda edición del Padel Village con el objetivo de ayudar a este deporte a ganar mercados Los precedentes no son muy buenos, y no se sabe muy bien por qué, siempre que se ha intentado exportar este deporte al centro de Europa o a países con una fuerte tradición de tenis, se ha fracasado. Hay que seguir intentándolo porque de eso depende el futuro del segmento.

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