bran batallas tan o más interesantes para convertirse o consolidarse en el último escalón del podio. En nuestro país esta guerra la libran marcas como Joma, Puma, Lotto, Munich, Mizuno o Kelme. Marcas que están haciendo muchos esfuerzos para arañar parte de la cuota de mercado que controlan las grandes apostando por la tecnología y por el diseño y, en la medida de lo posible, intentando que sus estrategias de patrocinio y esponsorización sean lo más efectivas posibles. Algunas tienen a grandes estrellas o a equipos líderes en nómina, y eso, para la imagen de marca, es muy importante. Otras, apuestan por estrategias más vinculadas al diseño o, simplemente, a la marca. Los resultados, para unas y otras, son bastante buenos, manteniendo una cuota bastante estable y logrando, en algunos casos -y en determinados periodos- crecimientos considerables. EL FÚTBOL SALA: VIDAS PARALELAS No tiene, ni mucho menos, las mismas ventas que el fútbol en categorías como las réplicas (su presencia en los medios es testimonial y el deporte profesional tiene pocos seguiores), las equipaciones (hay muchos menos equipos) o los complementos, pero en lo que respecta a las botas, sus cifras son cada vez más parecidas a las del fútbol. Puede, como señalan algunos detallistas, que muchos de los pares que se venden bajo el paraguas del fútbol sala sean, al final, calzado de calle, pero para las marcas eso no cuenta. Ni para las tiendas. Aunque en estos últimos tres o cuatro años el fútbol sala ha visto frenada su progresión, esta modalidad sigue concentrando un porcentaje muy importante de las ventas del segmento. Y no deja de ser muy meritorio que estos volúmenes los consiga siendo un deporte tan poco mediático. Ni que España sea una potencia mundial ni la apuesta en firme de muchas marcas ha servido para que la gente le preste la misma atención que al fútbol. Ni por asomo. Pero seguramente sí ha servido para que haya más gente que juege y para que, cada año, se vendan más de 800.000 pares. Es cierto que aún hay mucha gente que sigue jugando o bien con un calzado de calle –para indoor- o bien con botas de fútbol –para turf-, pero aun así, el balance es bueno. Incluso en un contexto como el actual. Además, no podemos pasar por alto un dato que, sin duda, ha marcado un punto de inflexión en el segmento: la fuerte apuesta que han hecho las marcas por el diseño como valor añadido y como argumento de venta. Con Munich como principal artífice, este cambio ha disparado la versatilidad de este tipo de calzado, consiguiendo, no sólo que muchos jugadores apuesten por ella como calzado técnico, sino, sobre todo, que este tipo de modelos haya traspasado lo estrictamente atlético y se haya convertido en un icono de la moda deportiva. Para quienes juegan a fútbol sala… y para quienes ni lo hacen ni tienen intención de hacerlo. Respecto a las marcas, dominio de las dos grandes, que aunque la práctica totalidad de sus esfuerzos los vuelcan en el fútbol clásico, aprovechan su fuerza de marca para liderar también este segmento. Eso sí, con mucho menos contundencia que en fútbol. Entre ambas suman más del 50% del mercado en unidades y en valor. ¿Por qué? Pues básicamente por el excelente trabajo que llevan años haciendo tres marcas nacionales como Munich, Joma o Kelme. RÉPLICAS: MÁS DE LO MISMO Si el poder que tienen las grandes en fútbol es consecuencia de su poder económico para invertir (en I+D y publicidad), parece obvio que, en un segmento tan “atado” al dinero como el de las réplicas sean estas dos marcas las que controlan los principales clubes y selecciones. Y las que se pelean entre ellas para robarle patrocinados a la otra… o a cualquier marca que equipe a un equipo con posibilidades de generar muchas ventas. Para adidas y Nike las réplicas son una de sus principales fuentes de ingresos y aunque a muchos nos parezcan estratosféricas las cantidades que invierten en vestir a según qué equipos, parece lógico que el retorno es positivo. A corto, medio o, a veces largo plazo. Si nos centramos en el mercado español –y en sus equipos-, Nike y Adidas esponsorizan a Barça y Madrid respectivamente. Son los dos clubes con más seguidores y los que más réplicas venden en España y, también, en el resto del mundo. Ambas marcas tienen en su lista de equipos patrocinados al Atlético de Madrid, el Athletic de Bilbao, el Levante o el Málaga (Nike), y a la Real Sociedad, el Valencia y el Celta (adidas). De todas maneras, y pese a este dominio, las ventas también varían mucho en función de la zona y dependiendo, obviamente, de quien patrocine al equipo: Joma gana cuota en Getafe y Granada, Warrior apuesta por el Sevilla, Puma viste al Espanyol, Kelme ha ganado protagonismo con el Elche, Errea con el Rayo… En cuanto a las ventas de réplicas de clubes y selecciones extranjeras, poco que decir. La cosa es prácticamente idéntica, con dominio absoluto de las grandes marcas como Nike, adidas o Puma, patrocinadores de los equipos internacionales que más venden en nuestro mercado y las únicas capaces de pagar hasta 94 millones de euros para arrebatarle una selección a su Estabilidad, pocos cambios y las grandes peleándose por el trono mundial. Así serán los próximos años del fútbol. Años en los que las posibilidades de crecer están muy por encima de las de perder fuerza, sobre todo en años pares, con Mundial y Eurocopa en juego. TS 40 ESPECIAL FÚTBOL
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