El fitness siempre ha sido un deporte muy dependiente de la economía. Cuando el ciclo económico es desfavorable, por mucho que la práctica deportiva suela repuntar, las bajas de los gimnasios se multiplican y cae considerablemente la venta de aparatos domésticos. Con la crisis que estamos atravesando desde hace algunos años esta evidencia se ha acentuado. Ha sido uno de los baches más importantes –en tiempo y en consecuencias- de los últimos 50 años y prácticamente todos los deportes se han visto afectados. El fitness, además, ha tenido más contratiempos que otros segmentos, y el más importante de ellos ha venido del gobierno, que ha subido el IVA hasta el 21%. Los gimnasios, obviamente, han sido los más damnificados, y sus problemas han arrastrado gran parte del sector. Para recuperar el rumbo, han surgido nuevos formatos de negocio, la mayoría vinculados al low cost, y poco a poco, más en clientes que en ingresos, parece que el sector respira. El home-fitness, sin embargo, no está teniendo la misma suerte. No al menos en sus gamas medias y altas. Durante algunos años el Home-fitness mantuvo una buena progresión. Algunos operadores especializados en la parte profesional no dudaron en apostar, también, por los aparatos domésticos, y este pequeño nicho de mercado creció en competencia al mismo ritmo que lo hacía en ventas. Obviamente su fuerza nunca fue de la gama profesional, pero para muchas marcas ha sido y es el eje sobre el que giran todas sus estrategias. La subida del IVA, lógicamente, no ha tenido apenas incidencia en esta pequeña parte del fitness, pero la crisis sí ha sido determinante en su mal comportamiento en las últimas tres o cuatro campañas. DEMASIADO PESO Aunque a priori pueda parecer lo contrario, el comportamiento del home-fitness está bastante ligado a la marcha de los gimnasios. Y no nos referimos a que cuando los centros pierden clientes, el home-fitness repunta. Al contrario. Puede ser que haya quienes, para ahorrar, prefieran sacrificar cuotas de gimnasio y apostar por aparatos domésticos, pero por regla general, quienes apuestan en firme por estos aparatos –al menos por las gamas medias y altas- son quienes ya tienen una rutina de gimnasio. Y es cuando los gimnasios crecen –en cantidad, calidad, facturación y clientescuando el Home-fitness logra los repuntes más importantes. El problema es que, ahora, tras 4 o 5 años de crisis, el consumidor o no tiene dinero ni para gamas bajas o medias (que ya controlan grandes cadenas con sus marcas propias) o no quiere arriesgarse a gastarse dinero en algo que, quizás, no acabe utilizando tanto como cree. Y eso explica, en gran parte, que en apenas 12 o 18 meses el mundo del home-fitness caído entre un 15% y un 30%. Ventajas, a este tipo de aparatos, no le faltan. Ni argumentos de venta. Los aparatos que venden la mayoría de marcas suelen ser muy completos. Algo más simples (y sobre todo más compactos) que los que podemos encontrar en los gimnasios, pero con prestaciones suficientes como para que no echemos de menos nada. Para el usuario, lógicamente, ofrecen la posibilidad de entrenarse en cualquier momento del día, sin depender de si hay clases o no y sin desplazarse. Además, la gran mayoría de estos aparatos, que cada vez apuestan más por las nuevas tecnologías, también permiten llevar a cabo un control minucioso de la actividad, con programas de entrenamiento y estadísticas muy completas. ¿Desventajas? A priori dos: el precio y el espacio. En cuanto al espacio, las maquinas más nuevas, además de ser muy valiosas desde el punto de vista técnico, han sido proyecHOME-FITNESS El sector tiene muy claro que el potencial existe y que es la crisis quien impide explotarlo. Y la mejor prueba de ello es que algunos grandes operadores de maquinaria profesional están a punto para lanzar líneas domésticas cuando pase el chaparrón. TS 66 El home-fitness es uno de los muchos segmentos cuyo crecimiento dependerá, en gran parte, de la economía. El potencial está ahí, pero difícilmente explotará si no dejamos atrás la crisis. Pendientes de la recuperación
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