ble la apuesta que están haciendo las grandes marcas del sector, con Reebok en cabeza, pero con un muy buen trabajo, también, de adidas, Puma o Nike. En textil, más allá de estas grandes (con Reebok, de nuevo, a la cabeza) algunas marcas especializadas en lo que podríamos catalogar como prendas de gimnasio (y deporte en general) como Casall, Naffta o Sontress han sabido ganarse la confianza del consumidor, sobre todo de la mujer, mezclando esta tecnicidad con un diseño muy cuidado.. En cuanto a los complementos, más allá de bolsas y mochilas, tanto la electroestimulación como, sobre todo, los pulsómetros, sí han ganado un peso muy importante en los últimos años. La electroestimulación se ha popularizado mucho entre los deportistas más activos y, también, entre los que quieren disfrutar de su capacidad para entrenar los músculos sin necesidad de hacer ejercicio. En cuanto a los pulsómetros, poco que decir que no se haya dicho ya. En los últimos años se han multiplicado las ventas, especialmente entre los habituales del running y, también, del fitness. La oferta es muy amplia, y el deportista puede encontrar desde modelos básicos que ofrecen información sobre la FC y las calorías quemadas, hasta modelos más sofisticados que, además de medir la FC, nos ofrecen multitud de datos para tener un control total de lo realizado. Algunos, incluso, disponen de GPS y conexión con los aparatos de las grandes marcas de maquinaria. Con la espectacular evolución que ha experimentado este segmento, gracias, sobre todo, al trabajo de marcas como Polar, Garmin o Suunto, la demanda de estos aparatos ha experimentado un auge espectacular, especialmente las líneas más vinculadas al fitness. Con un precio medio que suele oscilar entre los 80 y los 300 euros, y a pesar de la crisis, muchas tiendas especializadas en deportes atléticos y, también, muchos comercios multideporte, han logrado una muy buena rotación con este producto. Y para ser justos, también los gimnasios, como prescriptores, ha tenido mucho que ver en este crecimiento. OPTIMISMO, PESE A TODO El wellness, y todo lo que se mueve a su alrededor, es como un caballo de carreras a punto de ver como se abre su puerta para salir corriendo. De momento sigue nervioso en su cajón, sujeto por la crisis y por las grandes decisiones del gobierno, pero está preparado para empezar a correr. Y es rápido. En los últimos años ha sufrido. Más que unos y menos que otros, pero ha sufrido. Y en este sufrimiento se ha visto obligados reinventarse. A buscar nuevas alternativas para mantener intacto su potencial. Los gimnasios se han reinventado y las marcas de textil, calzado y complementos han tenido que redefinir su oferta y sus targets. Cambios importantes que seguramente eran necesarios y que a medio y largo plazo serán buenos para el sector. El camino tendrá baches, pero la gran suerte que tiene el deporte y las instalaciones deportivas es que la salud está ganando mucho terreno y que, pese a la crisis, la gente sigue bastante predispuesta a pagar por mejorar su bienestar. España, con un índice de obesidad alarmante y con unos gastos sanitarios elevadísimos es, seguramente, uno de los países que más necesita moverse. Y tarde o temprano el Gobierno lo verá. Esperemos. Con un Gobierno que considera el deporte un lujo, es importante que tanto los centros como las marcas impulsen alternativas –y sinergias- para conseguir que cada vez haya más gente que haga deporte. Tenemos mucho margen para crecer en este sentido y, al final, todos saldremos beneficiados. Incluso quienes no se lo merecen. El sector sigue estando muy vivo. Puede que la facturación siga bajando algunos meses, por la crisis, pero incluso en este contexto se seguirán sumando practicantes y se seguirán abriendo centros. ¿Después de la tormenta? A correr. Con un Gobierno que considera el deporte un lujo, es importante que tanto los centros como las marcas impulsen alternativas –y sinergias- para conseguir que cada vez haya más gente que haga deporte. Tenemos mucho margen para crecer en este sentido y, al final, todos saldremos beneficiados. Incluso quienes no se lo merecen. TS 63
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