sios tuvieron mucho que ver. De la estética de los clásicos gimnasios donde los hombres iban sólo a ganar músculo se ha pasado a instalaciones modernas, repletas de las últimas tecnologías en maquinaria y con una variedad muy amplia de actividades. La filosofía es muy diferente, más vinculada al bienestar que al deporte de fuerza. Y no sólo eso, sino que muchos de estos gimnasios han adaptado su horario a la realidad laboral. Este cambio, insistimos, fue clave para que todo el universo del wellness ganase practicantes a un ritmo bastante bueno. Un ritmo que se vio frenado cuando el Gobierno decidió aprovecharse de este crecimiento. Y ese ha sido el segundo gran punto de inflexión: la subida del IVA hasta el 21%. Una subida que, además, se impuso en el peor momento posible, cuando los gimnasios ya estaba sufriendo una fuerte caída de los socios por culpa de la crisis. Por razones que nadie acaba de comprender, el Gobierno de Rajoy decidió que ir al gimnasio era un lujo y aplicó una subida de 13 puntos al sector. Es probable que el ejecutivo viera el potencial de este mundo y decidiera aprovecharse de ello, pero considerar la actividad deportiva como un lujo en lugar de verlo como un hábito saludable dice mucho del apoyo que la administración hace al deporte no profesional y a la salud en general (pese al agujero que hay en la seguridad social). Es esperpéntico que sea más alto el IVA de hacer deporte que el de ir a verlo. Para el Gobierno el deporte es espectáculo y no salud. Y así nos va. Seguramente haya quien piense que no hay para tanto. Que 13 puntos, al final, sólo son 5-10 euros de más en la cuota final, pero las cifras que vamos viendo desde la entrada en vigor de la subida, son muy alarmantes, especialmente entre aquellos gimnasios que han asumido esta subida (cada vez menos). ¿Es posible hacer un frente común para intentar presionar a las administraciones para que pongan fin a esta medida y se vuelva al 8%? Parece complejo. Desde la FNEID y otras asociaciones se intenta. Y con cierta contundencia. Pero nada. Está prevista una reforma fiscal en breve y podría ser que el IVA volviera a reducirse, pero nada invita a ser optimistas. La mejor opción, seguramente, es buscar alternativas para equilibrar la subida. Alternativas como las que proponen la FNEID y entre las que destaca una bonificación del 50% en la cuota íntegra del Impuesto sobre Sociedades a empresas de instalaciones deportivas privadas por la prestación de servicios relacionados con la práctica del deporte o un plan de exenciones, desgravaciones fiscales para aquellas empresas que invierten en programas de salud y bienestar para sus trabajadores, o que los ciudadanos inscritos en un gimnasio o centro deportivo puedan desgravar en su declaración de la renta parte del importe anual satisfecho por las cuotas correspondientes. Lo ideal sería lograr lo que han conseguido los noruegos, cuyo IVA en deporte es del 0% porque su gobierno considera que hacer deporte es necesario, pero probablemente el sector se conformaría con un caso como el alemán, donde el impuesto también es de los más altos (al 20%), pero hacer deporte desgrava. Razones para defender, ya no la vuelta al 8% sino, al menos, medidas de compensación, las hay. Y muchas, comenzando por la sanidad. El deporte no es un lujo, es salud. Cada euro invertido en deporte implica un ahorro en sanidad de tres euros. Y eso, en un país donde el 42% de la gente no hace deporte y donde la obesidad tiene índices tan alarmantes, es vital para mantener el estado del bienestar. NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA… Seamos positivos. O intentémoslo. La crisis y la subida del IVA han provocado cierres, despidos y otras muchas situaciones dramáticas, pero también han servido para que muchos gimnasios se reinventasen y para que se implantaran -y crecieran- nuevos formatos de negocio. Con la crisis y subida del IVA los gimnasios han perdido máximo un 15% de abonados. Y ésta perdida, en parte, se ha equilibrado con mucha gente que ha visto en los low cost una buena alternativa para empezar a hacer deporte. El boom de los low cost no gustará El textil y el calzado fitness, en gran parte por culpa de la moda, perdieron su fuerza de un día para otro. Tras años de travesía en el desierto, ahora, gracias al gran trabajo que están haciendo determinadas marcas, se está generando una muy buena demanda en el comercio deportivo. En los últimos quince años se han dado dos grandes puntos de inflexión en este mundo. El primero cuando el fitness se reconvirtió en wellness y comenzó una nueva época dorada; el segundo, cuando, en plena crisis y con los gimnasios perdiendo clientes, al Gobierno se le ocurrió subir el IVA 13 puntos, frenando en seco la evolución del segmento, y poniendo en peligro la continuidad de muchas instalaciones y, sobre todo, los puestos de trabajo de miles de profesionales. TS 61
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