TradeSport 219 - Marzo 2014

EDITORIAL En estos últimos años se ha escrito y se ha hablado mucho de la fuerza que, a una velocidad de vértigo, ha adquirido la venta a través de Internet. Con la fuerte irrupción de los smartphones y las tablets este canal de venta, ya de por si importante, experimentó un nuevo punto de inflexión, hasta el punto que, ni los más optimistas hace cuatro o cinco años, podían imaginar la facturación que ya controla este canal de venta en muchos sectores. Y lo que queda… En este gigante canal no es oro todo lo que reluce. Y no porque su potencial no sea espectacular, que lo es, sino más bien porque, como en casi todo, los que se acabarán beneficiando de él serán unos pocos. El mercado poco a poco se irá regulando y a medio plazo un porcentaje muy importante de las ventas –a nivel nacional e internacional- lo controlarán poco más de 5 ó 6 operadores. Montar una tienda online puede y debe hacerlo cualquier comercio; hacerlo bien está al alcance de una minoría, y generalmente su viabilidad tiene mucho que ver con una gestión eficaz, con una base tecnológica muy sólida (algo de lo que carecen el 99,9% de las tiendas online) y con una fuerte y continua inversión. Los comercios de nuestro sector, evidentemente, no pueden dar la espalda a este canal, pero para ellos Internet debe ser sí o sí una herramienta de comunicación global para, sobre todo, fidelizar a sus clientes. Pueden y deben potenciar la venta a través de su página web, pero tienen que tener muy claro que jamás podrán competir (por conocimiento, por inversión, por stock y sobre todo por Know How tecnológico) con los grandes operadores online. Lo que deben priorizar es el servicio. Internet es una potente arma de venta, pero también es una herramienta perfecta para interactuar con él consumidor y “atraerlo” a la tienda. Generar tráfico. Y no será fácil, porque el llamado webrooming, donde el consumidor se informaba a través de la red para acabar comprando en la tienda física, ya es parte del pasado. Ahora la tendencia es el showrooming (lo hacen el 33% de los compradores online), donde el proceso es totalmente al contrario: el consumidor acude a la tienda, ya no para probarse algo que acabará comprando luego en Internet, sino que, a través de aplicaciones instaladas en su smartphone o tablet, reconoce el producto, sabe en qué tienda online está más barato y puede comprarlo. Allí mismo, en medio de la tienda… Quienes pueden seguir este ritmo de los comparadores o rastreadores son muy pocos. Cada vez menos. La batalla en el mundo online la librarán sólo los grandes operadores. Y no son muchos. Serán ellos los que se pelearán por unas marcas que cada vez tienen menos stocks para los llamados clubes privados y que, poco a poco, van limitando sus ventas de campaña a unos pocos operadores –los más fuertes- para no poner en riesgo su imagen de marca. Seguro que seguirán surgiendo nuevas tiendas online, pero salvo que sean superespecializadas, busquen nichos de mercado que aún estén mal cubiertos o tengan detrás a inversores sin miedo a perder dinero a corto y medio plazo, su vida será muy corta. Aunque lo parezca, competir en Internet no es un mundo fácil… ni es fácil que sea rentable. Y si no, solo hay que ver las cuentas de explotación de todos esos grandes operadores que facturan millones sin apenas beneficios. De todo este inmenso pastel solo a unas pocas tiendas físicas de deporte en España les quedará el consuelo de poder ser elegidas por estos pocos grandes operadores como puntos de recogida de producto. Poca broma. JAUME FERRER jferrer@tradesport.com Batalla perdida O P I N I Ó N TS 3 Hace años que el modelo tradicional de feria se tambalea. O eso parecía. Hace una década, y pese a que las cosas aún iban relativamente bien, algunas ferias que en su día habían sido bastante importantes fueron desapareciendo del mapa. En el deporte y en otros muchos sectores. La falta de apoyo por parte de los “grandes” y un modelo que, con la irrupción de las nuevas tecnologías, parecía caduco, tuvieron mucho que ver. Y la crisis no hizo más que poner la puntilla a una larga lista de eventos, sobre todo nacionales (o regionales), que ante la falta de apoyos no tuvieron más remedio que cerrar o, en el mejor de los casos, posponer su celebración hasta “nueva fecha”. Las dificultades económicas por las que han pasado muchas marcas ha conllevado una rápida –y radical- selección natural de ferias. Nacionales y, también, internacionales. ¿Crisis económica o crisis de modelo? Seguramente un poco de todo. Evidentemente las marcas han reducido drásticamente su budget para ferias y muchas han apostado únicamente por aquellas que pueden ayudarles a reforzar su expansión internacional, especialmente ISPO, que ajena a todo lo que sucedía a su alrededor a seguido creciendo año tras año. Y es este crecimiento, y el importante papel que, para muchas marcas, juega este salón a la hora de entrar en nuevos mercados, lo que nos hace dudar, a muchos, de que el modelo de feria tradicional esté realmente en la UVI. Algunos pensarán que, hoy por hoy, este modelo -llamémosle clásico- sólo tiene validez si tiene un carácter internacional. La desaparición de muchos salones nacionales en toda Europa y el éxito de encuentro como ISPO, FIBO, OutDoor o Eurobike son, sin duda, un argumento de peso para defender que este modelo, si es internacional, aún tiene un largo recorrido. ¿Y las ferias nacionales? Pues sinceramente, si me lo preguntan hace tres o cuatros años hubiera dicho, muy convencido, que mejor ni intentarlo. Y menos si era exclusiva para profesionales. En estos últimos dos años, mi idea ha cambiado ligeramente. Sigo pensando que una feria nacional para profesionales, aunque sea muy especializada, tiene una viabilidad –y rentabilidad- muy dudosa. Habrá excepciones, quizás, pero los antecedentes –y algunos organizadores feriales- me dan la razón. Sin embargo, en los últimos meses hemos visto como determinadas ferias con un modelo mixto (profesional-consumidor) o, directamente, pensadas sólo para el consumidor –donde acuden muchas tiendas como expositoras o como visitantes- si pueden tener un cierto margen de crecimiento. O mucho. La presencia de las grandes marcas del running y el trail en Expo Sports, el buen balance de la primera edición de la feria del pádel o las grandes expectativas que está generando la nueva Unibike, donde no faltará ninguna de las grandes, son un buen ejemplo de que, en determinados segmentos (los que hoy por hoy dinamizan las ventas del sector), una feria nacional sí puede tener sentido. Podremos entrar en el debate de si el modelo mixto o una feria para consumidor final son las mejores opciones para el sector, pero lo que es obvio es que, hoy más que nunca, las marcas quieren –y necesitan- mostrarse al consumidor. Y lo mejor que pueden hacer es aprovechar las herramientas que tienen para hacerlo. ¿Hay opciones mejores vinculadas, sobre todo, al mundo virtual? Seguramente, pero son dos alternativas perfectamente complementarias. Y para bien o para mal, muchos todavía prefieren “lidiar” con una feria que con la red. RAUL BERNAT raul@tradesport.com ¿Renacer? AYUDANOS CON TUS SUGERENCIAS: tradesport@tradesport.com DESDE EL AÑO1993 SPORT PANEL EDITA MENSUALMENTE TRADESPORT, LA PRIMERA PUBLICACIÓN DEL SECTOR DEPORTIVO. TRAS MÁS DE 19 AÑOS DE HISTORIA, Y CON LA MISMA INDEPENDENCIA CON LA QUE SE FUNDÓ, TRADESPORT SE HA CONSOLIDADO COMO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN IMPRESCINDIBLE PARA AQUELLOS QUE QUIERAN CONOCER LA EVOLUCIÓN DEL SECTOR. TRADE 215 ESPECIAL TRAIL TRADE 216 ESPECIAL FÚTBOL TRADE 217 ESPECIAL RUNNING TRADE 218 ESPECIAL INVIERNO

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