reposiciones y en el esquí, hoy por hoy, todavía hay demasiada programación. Por suerte las cosas ya están cambiando. Entre otras cosas porque es la única alternativa para que marcas y, sobre todo, tiendas, se blinden ante años de calor. BUSCANDO NUEVOS TARGETS Cuando un mercado está tan maduro y, además, hay tanta competitividad entre marcas, una de las grandes armas para sobrevivir y para seguir creciendo es la tecnología. El segmento de los deportes de nieve es uno de los que más invierte en I+D, especialmente en material duro. Año tras año las marcas mejoran su oferta, tanto en amplitud –adaptándose a todo tipo de esquiadores-, como en funcionalidad y tecnicidad. El precio medio ha aumentado ligeramente, pero no tanto como para que el esquiador, sobre todo el habitual, lo anteponga a las prestaciones. No olvidemos, además, que es un target con un poder de adquisición alto que prioriza aspectos como la tecnología, la marca, el diseño... antes que el precio. Ganar adeptos en running y bike es relativamente fácil. Hacerlo en esquí es complicado. Y en snow tres cuartos de lo mismo. Hay una buena base, que siempre se mantendrá, pero lograr fuertes repuntes es, simplemente, imposible. Los hubo, quizás, cuando el boom del ladrillo disparó los practicantes de snowboard (con un perfil, por cierto, muy diferente al de los esquiadores), pero con la caída en picado de esta modalidad, las cifras regresaron a su eterna estabilidad. Las marcas llevan años buscando soluciones para ganar adeptos, pero casi todas se quedan en nada. Big Foot, Snow Blade y una larga lista de “inventos” pasan de moda rápido. La alternativa, es dar una vuelta de tuerca a los esquí e intentar que quienes ya esquíen prueben –comprenotro tipo de esquís. Y los resultados, en este sentido, no han sido malos. Primero fue el Carving, que marcó un punto de inflexión en las ventas –no en los practicantes- y ahora puede que se esté comenzando a lograr algo similar con el Rocker y otras innovaciones en el diseño de los esquís, apostando por la polivalencia. Pero más allá de intentar que los esquiadores habituales apuestan por nuevas modalidades, el mundo del esquí también está intentando dar respuesta a dos targets que pueden ser determinantes para su futuro a medio y largo plazo: los jóvenes y la mujer (y el niño). En los últimos 4 ó 5 años, y con el snow en caída libre, las marcas están apostando muy fuerte por determinadas modalidades como el freeride para recuperar a los jóvenes. Muchos de ellos, esquiadores habituales cuando eran pequeños habían dejado de subir a la nieve por el “aburrimiento” que les provocaba el esquí tradicional, porque no querían subir con la familia o porque ya nadie les pagaba el viaje. Ahora, con el auge de modalidades muy vinculadas a la cultura de los deportes de deslizamiento, muchos jóvenes han vuelto disfrutar del esquí. En parks y fuera de pista, pero siguen siendo ventas. Y muy buenas. También están ganando cada vez más peso las líneas exclusivas para niño y, sobre todo, para mujer. Es complejo saber como evolucionarán estas categorías. En otras modalidades no han cumplido, ni de largo, las expectativas, pero todo parece indicar que en el mundo del esquí las cosas invitan al optimismo. Y no por el potenciar de ganar nuevas esquiadores, insistimos; más bien por las posibilidades que hay de que todas esas esquiadoras que aún bajan por las pistas con esquís de hombre –o unisex- decidan renovar su material y apostar por esquís –y textil- diseñados teniendo en cuenta sus necesidades y características físicas. Por último, no podemos dejar de lado el gran boom que ha experimentado el esquí de montaña. Es una disciplina a la que nosotros normalmente solemos coloEl esquí es un segmento importante. Y su peso, en el global del sector, hay que tenerlo muy en cuenta. El problema es que es un deporte demasiado maduro. Y lo es, además, desde hace tiempo. No en vano, la cifra de practicantes apenas ha sufrido grandes cambios en los últimos años. Han surgido nuevas modalidades que han tenido un papel clave a la hora de dar oxígeno a las marcas, pero la verdad es que el boom que se esperaba hace un par de décadas se ha quedado en nada. Más allá de intentar que los esquiadores habituales apuestan por nuevas modalidades, el mundo del esquí también está intentando dar respuesta a dos targets que pueden ser determinantes para su futuro a medio y largo plazo: los jóvenes y la mujer (y el niño). TS 63
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