res son bastante remotas. Casi tanto como las posibilidades de robar esquiadores a franceses, italianos o suizos. Pero para ser justos, no podemos culpar sólo al coste. Ni a la crisis. Es cierto que hace una década, cuando las cosas iban mucho mejor, los deportes de nieve tenían muchos más seguidores (el snow estaba en su punto álgido, por ejemplo) pero el problema del esquí no es sólo un problema de coste: es un problema de cultura; de tradición. No somos un país con una cultura sólida del esquí. Tenemos historia, es cierto, pero estamos a años luz de la mayoría de países europeos con estaciones de esquí. El turismo, que podría ser una pieza clave para el esquí, cree que España es sólo un país de playa, y cuando descubre que también hay pistas de esquí –y muy buenas- se asusta con los precios. Por si fuera poco, muchos de nuestros esquiadores prefieren irse fuera de nuestras fronteras porque las condiciones –de nieve y económicas- son mejores. El trabajo de las estaciones para cambiar esta evidencia ha sido, en los últimos años, muy importante. Se han llevado a cabo inversiones millonarias tanto en la mejora de las pistas como en los servicios de las estaciones. Muchas de estas inversiones se han realizado con la ayuda de las administraciones –locales, regionales y centrales-, un apoyo que viene a constatar la importancia económica del esquí más allá del deporte, sobre todo en un país, como España, donde el turismo es una de las fuentes de ingresos más importantes. Sin embargo, y pese a que muchas de estas estaciones no tienen nada que envidiar a otras estaciones europeas, el esquí sigue siendo un deporte caro a los ojos de muchos españoles. Además, no es precisamente una modalidad “fácil” y requiere un tiempo de aprendizaje que algunos no están dispuestos a perder –ni a pagar-. La realidad, por mucho que las marcas se esfuercen en innovar y, sobre todo, en potenciar determinadas modalidades –especialmente las que atraen a un target joven- es que a día de hoy el margen de recorrido del esquí, en practicantes y en ventas, es bastante limitado. Y eso, para marcas y tiendas, es un handicap importante. ¿La ventaja? Que los practicantes son muy “fieles” y cuando llega el invierno tienen mono de nieve. Esquían sí o sí –sobre todo los que tienen segundas residencias cerca de las estaciones- y suelen renovar el material con cierta asiduidad. Además, es uno de los pocos deportes, seguramente el único, que suele pasar de generación en generación y que, cuando se aprende, difícilmente se abandona. Así, aunque es complejo que el esquí de un salto en la cifra de practicantes, también lo es que, en este sentido, sufra un descalabro. Se venderá más o se venderá menos, pero el target está allí. Cuando haya buena nieve subirán más a esquiar –y renovarán su material- y cuando las condiciones no sean buenas, sus jornadas de esquí/año se reducirán y probablemente no estrenen material. Pero allí están. Fieles. Esta estabilidad que define el esquí en practicantes y ventas también está muy consolidada a nivel de tiendas. Por sus características es un deporte con una gran especialización y aunque todavía hay algunas tiendas multideporte que lo trabajan muy bien, las ventas, sobre todo las de material duro, están controladas por la sólida red de tiendas especialistas y por algunas grandes cadenas. Sin embargo, a diferencia del running o el triatlón, las posibilidades de que esta red de comercios especializados crezca son mínimas. Porque el pastel ya está muy repartido y, sobre todo, porque en los últimos años se ha demostrado que, pese a que la especialización es una fórmula de éxito, en determinados segmentos tan dependientes de la climatología, es mejor diversificar. Además, el segmento en general tiene que replantearse la relación entre marcas y tiendas. El tiempo ha demostrado que hay que lograr un equilibrio más lógico entre programaciones y E S Q U Í Las tiendas, lógicamente, respiran. Llevaban años sufriendo, y aunque a trompicones, seguían aguantando –muchas veces, o siempre, a costa del margen-, pero necesitaban como agua de mayo un año como este. Nieve y frío se han aliado con el segmento. TS 62
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