y Europeos. Si nos centramos en el fútbol, el de 11 contra 11, hay un aspecto que destaca por encima de cualquier apreciación que podamos hacer: el poder que tienen las dos grandes multinacionales del deporte, adidas y Nike. Un poder que, en un mercado tan maduro, genera una guerra constante entre ambas marcas, que saben perfectamente que para ganar cuota deben arañársela, sí o sí, a su gran enemigo. La gran batalla en este segmento la libran, como hemos dicho, adidas y Nike, que luchan entre ellas –y con presupuestos astronómicos de marketing- para liderar el segmento. La fuerza de ambas marcas, iconos indiscutibles del fútbol y las que más invierten en este deporte –en todos los aspectos, desde I+D hasta patrocinio- queda patente con la cuota conjunta que tienen, superior al 82% en unidades y al 84% en valor (porcentajes muy superiores a los logrados en los últimos 5 años y síntoma inequívoco de que, con la crisis, el comercio apuesta por estas dos marcas como valor seguro), Más allá de esta guerra, y aunque la monopolización del mercado por parte de las dos grandes da poco margen de recorrido a la “competencia”, en una segunda liga se libran batallas tan o más interesantes para convertirse o consolidarse en el último escalón del podio. En esta guerra luchan marcas como Joma, Puma, Lotto, Munich, Mizuno o Kelme. Marcas que están haciendo muchos esfuerzos para arañar parte de la cuota de mercado que controlan las grandes apostando por la tecnología y por el diseño y, en la medida de lo posible, intentando que sus estrategias de patrocinio y esponsorización sean lo más efectivas posibles. Algunas tienen a grandes estrellas o a equipos líderes en nómina, y eso, para la imagen de marca, es muy importante. Otras, apuestan por estrategias más vinculadas al diseño o, simplemente, a la marca. Los resultados, para unas y otras, son bastante buenos, manteniendo una cuota bastante estable y logrando, en algunos casos –y en determinados periodos- crecimientos considerables. Y esta batalla por el tercer puesto la gana, un año más, la española Joma. FÚTBOL SALA: A LA PAR, EN CALZADO No tiene, ni mucho menos, las mismas ventas que el fútbol en categorías como las réplicas, las equipaciones o los complementos, pero en lo que respecta a las botas, sus cifras son cada vez más parecidas a las del fútbol. Puede, como señalan algunos detallistas, que muchos de los pares que se venden bajo el paraguas del fútbol sala sean, al final, calzado de calle, pero para las marcas eso no cuenta. Ni para las tiendas. Son ventas, y punto. Aunque en estos últimos tres o cuatro años el fútbol sala ha visto frenada su profesión, al menos en lo que practicantes se refiere, su fuerte progresión de finales de los 90 aún se deja notar y el fútbol sala sigue concentrando un porcentaje muy importante de las ventas del segmento. Y eso que nunca, pese al esfuerzo de marcas como Kelme o Puma, ha tenido una presencia mediática destacable. Ni que España sea una potencia mundial ni la apuesta en firme de muchas marcas ha servido para que la gente le preste la misma atención que al fútbol. Pero volvamos a las ventas. Como decíamos antes, las cifras son buenas. En los últimos años se han superado los 800.000 pares vendidos, y a corto y medio plazo, aunque su comportamiento seguramente sea menos estable que el del fútbol, es difícil que las cosas cambien mucho, y seguramente la cifra de pares vendidos bordea esta frontera de los ¾ de millón. Es cierto que aún hay mucha gente que sigue jugando o bien con un calzado de calle –para indoor- o bien con botas de fútbol –para turf-, pero aun así, el balance es bueno. Incluso en un contexto como el actual. Además, no podemos pasar por alto un dato que, sin duda, ha marcado un punto de inflexión en el segmento: la fuerte apuesta que han hecho las marcas por el diseño como valor añadido y como argumento de venta. Con Munich como principal artífice, este cambio ha disparado la versatilidad de este tipo de calzado, consiguiendo, no sólo que muchos jugadores apuesten por ella como calzado técnico, sino, sobre todo, que este tipo de modelos haya traspasado lo estrictamente atlético y se haya convertido en un icono de la moda deportiva. Para quienes juegan a fútbol sala… y para quienes ni lo hacen ni tienen intención de hacerlo. Respecto a las marcas, dominio de las dos grandes, que aunque la práctica totalidad de sus esfuerzos los vuelcan en el fútbol clásico, aprovechan su fuerza de marca para liderar también este segmento. Entre ambas suman más del 50% del mercado en unidades y en valor, pero este porcentaje es muy inferior al que logran en fútbol. La razón hay que buscarla en la fuerza que tienen marcas como Munich, Joma o Kelme, que están volcando muchos esfuerzos en este segmento. Antes de cambiar de asunto es importante hacer una breve referencia al Futbol 7. En su momento, cuando las liguillas amateurs y muchos campos de tierra decidieron apostar en firme por el césped artificial, fue una nueva vía de negocio para las marcas. Su peso en el mundo del fútbol no es, ni de lejos, el de fútbol y fútbol sala, pero En los últimos años el fútbol concentra entre un 8% y un 10% del total de las ventas del sector. La venta de calzado, por ejemplo, ronda los dos millones de pares anuales –entre fútbol y fútbol sala-, y a eso hay que sumarle las réplicas, las equipaciones y una larga lista de complementos. TS 45
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