TS 10 ACTUALIDAD Aunque ya han pasado algunos días, sigue en la mente de todos el gran ridículo que hizo la Delegación Madrileña en Buenos Aires defendiendo la candidatura de Madrid 2020. Somos un país muy poco fiable, que lloramos porque no nos dan los juegos y que asistimos impasibles a la demolición del Estado y, sobre todo, de la marca España, que se ha construido desde las Empresas que venden productos diseñados y/o fabricados en España. El trabajo de aquellos que durante años han hipotecado sus vacaciones para ir –en coche- a las ferias más importantes del mundo. Hablo de las familias de Gamo, Artiach, Enebe, Kelme, Algon, Diroca, y un largo etc. Esas familias que adelantaban su dinero para después recoger una pequeña subvención del ICEX (un Instituto que, por cierto, forma parte de un Ministerio que debería haber invertido más recursos en formar a políticos bien conectados y menos en aburrir con sermones de imagen de Marca "Made in Spain" a los empresarios). Espero que, como mínimo, el batacazo de Madrid 2020 sirva para aprender algunas lecciones que nos ayuden a entender este paripé un poco mejor. Volviendo a la candidatura, está muy claro que ha habido errores de mucho peso. Y voy a intentar deshojarlos mientras mis amigos independentistas catalanes –y republicanos- me preparan un Relaxing cup of café con leche (por cierto, estoy convencido de que cada vez que se emite el vídeo de la presentación de la candidatura nacen centenares de independentistas. Y no sólo en Catalunya; también en Euskadi, Galicia e, incluso, en Gibraltar). Vamos a ello: 1) Un proyecto muy flojo. ¿Qué narices ofrecía Madrid? ¿Cómo pretendían impresionar a los Comités Olímpicos? Estambul presentaba dos propuestas muy atractivas: a nivel urbanístico, abrir el Bósforo a los ciudadanos, y a nivel geopolítico, llevar un bocado de modernidad a la región más retrógrada del planeta. Estambul es el puente entre Europa y Asia, pero sobre todo es un País Musulmán, y unos JJOO eran una oportunidad perfecta para hacer llegar los valores olímpicos a los amigos de Alá. En cuanto a Tokio, la ciudad ofrecía unos juegos de ciencia ficción respaldados por una gran solidez financiera. La candidatura de Madrid 2020 carecía de talento, de pasión. Ver a la alcaldesa de Madrid vendiendo la idea era como ver a la encargada de "La Tienda de Lolín", pero con mucha más caspa y menos frescura. ¿A quién se dirigía?¿A sus amigas del club de Bridge? Por no hablar de la laca desmesurada. Lamentable que una ciudad como Madrid lleve un proyecto como el que llevaba. Y por tercera vez. Es como el que suspende y vuelve a estudiar la lección equivocada. 2)Una clase política casposa. La presentación de Buenos Aires nos ha vuelto a poner frente al espejo. Y no sólo por casos como el de Bárcenas, los ERE de Andalucía o el caso Millet. Y por si fuera poco seguimos sin saber hablar en público, algo esencial para recibir un título universitario en cualquier centro estadounidense o británico. ¿Y el inglés? No tenemos ni un nivel mínimo que no provoque el descojone de todos los que saben y no saben hablar Inglés. En España aún se puede ser alcalde de Madrid, presidente del Gobierno o registrador de la propiedad con esas dos taras. Y si encima eres la Mujer del Ex Presidente del Gobierno puedes ser alcaldesa de la capital de España a dedo. Vamos, como hasta hace poco pasaba con los estibadores (por si no lo saben solo podía ser estibador el hijo del estibador). Con dos cojones. 3)Una idea no creíble. El gran discurso de Madrid era que el 80% de las obras están hechas. Se enzarzó en buscar la forma de explicar que era un éxito versus sus competidores. En los últimos veinte años, las Administraciones públicas se han gastado en el Madrid olímpico casi 7.000 millones de euros, en algunos casos para obras faraónicas que permanecen cerradas a la espera de unos juegos que no llegan, y que en cada intento fallido se están quedando más antiguas. Ejemplo de mala gestión. 4) Una política a base de improvisación. Madrid 2020 se enfrentaba, era sabido, a grandes problemas: la situación económica y el problema del dopaje. En los dos casos, la delegación española se presentó en Buenos Aires con el discurso habitual de la política española: sin tiempo a reaccionar, pretendiendo hacer ver a los miembros del COI que todo estaba resuelto, poniendo a miembros del COI en el punto de mira por las denuncias de otros países por recibir sobornos en fórmula de viajes, y regalos. Con el Panorama de la Política Española, ¿Qué miembro del COI se la jugaba a votar a Madrid 2020? Y más aún cuando antes de la votación se filtró que la candidatura liderada por la Sra. de Aznar tenía ya 50 votos controlados. El asunto del dopaje se intentó soslayar en la presentación y solo se abordó a preguntas del tribunal, esgrimiendo como gran solución una ley que entró en vigor hace dos meses. El COI tampoco debió quedar muy convencido con la explicación sobre la economía de Rajoy, que anunció el inicio de la recuperación basándose en que en agosto hubo 31 parados menos. 5) Nula capacidad de autocrítica. La culpa siempre es del vecino, de un miembro del OLIMPICNIC Un proyecto como el de Madrid 2020, que debía sacar lo mejor de un país, deja al descubierto nuestros principales pecados: la incapacidad absoluta para hacer autocrítica, el menosprecio sistemático y patriotero de los rivales, y la afición a vender anticipadamente la piel del oso Mientras lloramos porque no nos dan los juegos, asistimos impasibles a la demolición del Estado y, sobre todo, de la marca España. Marca que no han construido los políticos, sino las empresas que diseñan y/o fabrican en España.
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