TradeSport 211 - Junio 2013

No se sabe muy bien porque, en los últimos cinco años se ha disparado la cifra de practicantes de esta modalidad que combina natación, running y bike, y aunque la gran mayoría de quienes se han apuntado a esta moda son amateurs que se limitan a participar en una o dos pruebas al año y, casi siempre, en distancias cortas (supersrtint o sprint), su crecimiento ha sido uno de los más espectaculares que se recuerdan en los últimos años. Y no sólo en aficionados; también el comercio ha sucumbido a esta moda y en muy poco tiempo, y pese a la complejidad económica, se han multiplicado las tiendas especializadas en esta modalidad. Otra prueba de su auge la tenemos en la interminable lista de pruebas que se celebran cada fin de semana en España –de marzo a octubre- y, sobre todo, en la cifra de participantes que hay en algunas de ellas. Y en este contexto hay dos dudas que nos asaltan a casi todos, y especialmente a marcas y tiendas: ¿Hasta cuándo durará esta moda? ¿Hay mercado para justificar tantas aperturas? ACCESIBLE… AUNQUE POCO ASEQUIBLE Aunque a muchos les pueda parecer que el triatlón es una disciplina muy exigente y sólo al alcance de grandes deportistas, una de las razones que ha propiciado su auge ha sido su accesibilidad. Seguramente con el afán de popularizar esta modalidad, los organizadores de pruebas –algo que también se ha multiplicado exponencialmente- han jugado muy bien sus cartas y han aprovechado a la perfección las posibilidades que ofrece este deporte en cuanto a distancias. Los triatletas tienen a su alcance la posibilidad de apostar desde la modalidad supersprint, que generalmente suele ser de 350 metros de nado, 10 de bicicleta y 2,5 corriendo, hasta la mítica distancia Ironman, con 3,8 kilómetros de natación, 180 encima de la bici y una maratón a pie. En medio, la distancia Olímpica (la más habitual), con 1,5 km nadando, 40 en bici y 10 corriendo, y la Sprint (la mitad que la Olímpica). En definitiva: no hace falta ser un superhombre para convertirse en un finisher –así es como se llama a los que completan un triatlón, sea cual sea su distancia- ni la meta es acabar un Ironman (aunque para muchos es su gran aspiración). Accesible, pero con cabeza. Últimamente hay demasiada gente que empieza a correr un día y al siguiente ya se ve en Hawai cruzando la meta del mítico triatlón. Y no se trata de eso. Cualquiera que tenga un mínimo de preparación física puede afrontar sin problemas algunas de las distancias más cortas (supersprint, sprint e, incluso, Olímpica). Es cuestión de marcarse un ritmo. Otro tema más complejo es si se trata de una modalidad asequible. Y aquí la cosa no está tan clara. Una equipación más o menos decente no baja de los 800-1000 euros (calzado, bici, neopreno…). Además, son muchos los que, a medida que van mejorando sus tiempos, renuevan su material –a mejorde manera que estamos ante un deporte que, tanto a corto como a medio y largo plazo, es caro. Por si fuera poco, la gran razón de ser de esta modalidad, es decir, las pruebas, son cada vez más caras, con lo que la inversión, si se quieren hacer varias pruebas al año, puede dispararse algunos cientos de euros –o miles si se hacen largas distancias nacionales e internacionales- contando la inscripción y el desplazamiento. Las pruebas nacionales no son caras, pero como hemos dicho antes, los fanáticos de esta modalidad quieren ser finishers de las pruebas más emblemáticas del panorama internacional (Ironman, Challenge…) y en éstas el coste se dispara. Este perfil de triatleta suele tener un poder adquisitivo alto y es, seguramente, el paradigma de la progresión de este deporte, pues muchos de ellos desTriatlón: un deporte en auge… pero con límites ESPECIAL TRIATLÓN El triatlón ha experimentado un boom espectacular en los últimos años, tanto en practicantes como en tiendas especializadas. Y en este contexto hay dos dudas que nos asaltan a casi todos: ¿Hasta cuándo durará esta moda?,¿Hay mercado para justificar tantas aperturas? TS 54 En una época en la que el running y el bike se han convertido en dos de las modalidades más fuertes, parecía hasta cierto punto lógico que una modalidad como el triatlón, tradicionalmente minoritaria, ganase adeptos. Lo que seguramente no estaba tan claro es que lo hiciera a la velocidad que lo hizo… y que mantuviera este ritmo de crecimiento durante tanto tiempo.

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