Este artículo lleva el título de una frase de Marcel Proust que he leído hace poco y me ha encantado. Personalmente, creo que es cierta, y que encierra un contenido aún mayor. Muchas veces nos sentimos incapaces de cambiar nada en nuestro entorno; nos creemos sometidos por las circunstancias e incapaces, desde nuestra débil posición, de proponer o lograr cambios positivos. Sin embargo, el hecho de que alguien de un paso en una dirección inesperada, provoca en ocasiones efectos también inesperados, y muchas veces positivos, proponiendo nuevos espacios, nuevas visiones. En un momento como el actual, dominado por un pesimismo generalizado, una crisis económica que pesa como una losa y unas perspectivas nada halagüeñas, cualquier proyecto parece ser un reto imposible de realizar, y sin embargo, si nos fijamos podemos encontrar alrededor nuestro iniciativas interesantes, proyectos novedosos que probablemente, aunque hoy no nos demos cuenta, revolucionarán conceptos o derivarán en nuevas formas y modelos. En este sentido, recuerdo como en la edición 2012 de Sport Unlimited un especialista de running que hoy cuenta con 6 tiendas me explicaba que cuando hace algo más de 30 años intentaba abrir su primera tienda especialista en Madrid, tanto las marcas como otros operadores le tildaban de loco, y no encontró ninguna facilidad. En aquel momento nadie entendía que los servicios y propuestas de valor añadido que él tenía pensados para su tienda tuvieran significado alguno para el cliente, así como el hecho de encerrarse en una propuesta de producto tan “limitada” como el calzado y textil destinado al running. Hoy, mucho tiempo después, las tiendas especialistas de running no sólo son una realidad, sino que son una propuesta de innovación en el sector, y no hablo de producto sino de servicios, de valor añadido al cliente. Este es un ejemplo, de que muchas veces cuando el entorno nos muestra una rigidez absoluta, e incluso nos invita a no creer en nuestras propias ideas, a no desarrollar proyectos que germinan en nuestra mente, a pesar de que pueden ser perfectamente viables, no hacerlo puede ser un absoluto error. Es cierto, que estas nuevas ideas, muchas veces contracorriente o vanguardistas, necesitan de un esfuerzo extra, ya que requieren de una implicación mayor, de un compromiso más grande, aunque también generan unas satisfacciones mayores que seguir la corriente marcada. Por este motivo, siempre que tengo la ocasión de hablar con un detallista -independientemente de su tamaño-, y este me comenta algún proyecto y, al mismo tiempo, me comenta desanimado las dificultades que se encuentra para desarrollarlo, sean del tipo que sean, le invito a no cejar en su empeño, pues para los inquietos, para los que tienen ideas siempre hay un espacio, a pesar de que la tozudez que muchas veces nos encontramos en el mercado no inviten a albergar muchas esperanzas. En este ámbito, hay que señalar al mundo del Outdoor, uno de los puntales fuertes del sector y que en breve se encontrará inmerso, una vez más, en el evento anual más importante que se volverá a celebrar en Friedrichshafen. En él podemos reconocer empresas, que han nacido de la pasión de sus creadores, de sus nuevas formas de entender su relación con la montaña, o como método para encontrar alternativas o herramientas para alcanzar sus cimas, de la inquietud por ofrecer nuevos caminos, nuevas alternativas, a través de las cuales no sólo han logrado el éxito sino la satisfacción de ver como su idea toma forma, se desarrolla y abre nuevas posibilidades. Reconozco que no es nada fácil, en estos momentos, emprender caminos inexplorados o desarrollar nuevas idas, pero incluso cambios más pequeños, muchas veces vistos como ridículos pueden producir efectos enormes. No diré que el aleteo de una mariposa puede provocar un huracán al otro lado del mundo, pero sí que puede provocar cambios en su entorno más cercano. Pequeños cambios, insignificantes quizás, pero con consecuencias impredecibles. Por eso animo a los empresarios del sector a cambiar, a hacerlo en beneficio propio, a luchar por desarrollar sus proyectos, sus inquietudes. Seguro que un puñado de estos detallistas será mucho más interesante e influyente para el desarrollado del sector, que todos aquellos “Don Tancredo” que esperan que el toro no les embista fruto de su quietud. Aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia ARTÍCULO DEL MES Carlos Grande Secretario general de ASECODE TS 28 Muchas veces nos sentimos incapaces de cambiar nada en nuestro entorno; nos creemos sometidos por las circunstancias e incapaces, desde nuestra débil posición, de proponer o lograr cambios positivos. Sin embargo, el hecho de que alguien de un paso en una dirección inesperada, provoca efectos muchas veces positivos En un momento como el actual, dominado por un pesimismo generalizado, una crisis económica que pesa como una losa y unas perspectivas nada halagüeñas, cualquier proyecto parece ser un reto imposible de realizar. Pero no es así...
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