TradeSport 209 - Abril 2013

CAPITAL HUMANO TS 34 ¿Cómo se gana la vida un alpinista del s.XXI? Hay que hacer muchas cosas patrocinios, colaboraciones, charlas, audiovisuales... Hay que ser polifacético. ¿Llegó la crisis a la alta montaña? Claro. Hay que tener en cuenta que hay muchas cosas más importantes que el alpinismo y los patrocinios tienden, más a recortarse, a desaparecer. Actualmente presentas una conferencia que titulada Elogio al fracaso. Suena a curso de autoayuda... Es lo que he vivido. Parece que ha llegado al mundo de la montaña una forma de valorar las actividades basando el éxito o el fracaso únicamente en función de si se llega a la cumbre. Sin embargo he vivido un montón de experiencias sin cumbre que me han permitido seguir, 23 años después, con una gran motivación. Lo que para muchos puede ser un fracaso para mí es una forma de evolucionar. En montaña hay que quitarle la parte negativa al término fracaso. Es difícil vender al gran público estas experiencias enriquecedoras si no hay cima. Si lo realmente importante para mí fuese alcanzar la cumbre, siempre hubiera ido por el camino más fácil. Pero sé que esa fórmula no me serviría para mantener las ilusión así que apuesto por valorar las dificultades. Le doy más importancia al camino que a la cumbre, que es un complemento muy bonito, pero lo importante es la ruta y el estilo, la experiencia que voy a vivir en el camino. ¿Cuándo empezaste a sentir esta atracción por la montaña? Yo empecé jugando a fútbol hasta que, a una edad más bien tardía, conocí la montaña y así hasta hoy. Es bonito despertar el talento que todos tenemos oculto en alguna esquina. Lo que no debe ser tan fácil es mantener la motivación durante tanto tiempo. Como en todos los aspectos de la vida, por eso es muy importante tener herramientas para saberla activar de nuevo. ¿Nos das algún truco? Plantearse objetivos que no deriven frustración, que se encuentren cerca de las posibilidades de uno mismo. Asociado con esto, está el estilo, que significa, fundamentalmente, contar con unos medios proporcionales al objetivo. Hacer más con menos es la mejor forma de mantener esa chispa viva. Con tu hermano os pegasteis un buen atracón de ochomiles en pocos años. ¿Se convirtió la ilusión en algo obsesivo? Descubrir tus límites e intentar superarlos engancha. En montaña cada vez pretendes subir más arriba y así llegas al primer ochomil y al segundo... Luego empiezas a contar los que te faltan y sin darte cuenta te envenenas. ¿Te tacharon de loco? La gente que me rodea siempre lo ha entendido. Lo hago porque me apasiona, y ALBERTO IÑURRATEGI ALPINISTA “Descubrir tus límites e intentar superarlos engancha” “Parece que ha llegado al mundo de la montaña una forma de valorar las actividades basando el éxito o el fracaso únicamente en función de si se llega a la cumbre. Sin embargo he vivido un montón de experiencias sin cumbre que me han permitido seguir, 23 años después, con una gran motivación”. JORGE MILLARUELO (BARCELONA) - Alberto Iñurrategi es, sin lugar a dudas, uno de los alpinistas más reputados del panorama estatal. Ha forjado este prestigio en las cimas del Himalaya a golpe de ochomil pero, más que por sus hazañas, este guipuzcoano se ha caracterizado por demostrar la integridad de este deporte. En 2002 completó las 14 cumbres más altas del mundo y, lo que para él es más importante, lo consiguió siendo fiel a la filosofía del estilo alpino: sin oxígeno y austero en infraestructuras. Su brillante carrera alpinística se vio golpeada en el año 2000 por la muerte de su hermano Félix. Descendían del Gasherbrum II, su duodécimo ochomil juntos. El mazazo no truncó las aspiraciones de Alberto que continuó sus ascensiones con una ilusión de la que todavía hace gala. En los últimos tiempos ha encontrado el reto en rutas muy exigentes a cumbres desconocidas para el gran público, como el año pasado en el Nuptse (7800 metros). Abierto de miras y en busca de nuevas sensaciones también ha emprendido travesías por los círculos polares junto a sus compañeros Juan Vallejo y Mikel Zabalza. Sosegado y rotundo, Iñurra no se amilana ante el riesgo y el compromiso, tampoco ante las preguntas incómodas. A sus 44 años sigue defendiendo su pasión que para muchos roza la locura. ¿Queréis conocerle? I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I

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