poder adquisitivo en Europa o de la caída de los precios del transporte marítimo (por la sobreoferta de buques que hay actualmente por culpa de la crisis global). Aun así, como hemos dicho antes, y aunque sea muy lentamente, Europa irá ganando protagonismo como zona de producción, sobre todo determinados países del Este, y no es ningún atrevimiento pensar que, poco a poco, el volumen de producción en Europa y Asia podría llegar a equipararse. SALIR DE ASIA Es obvio que hoy en día los costes de producción son infinitamente más bajos en Asia que en cualquier país de Europa, incluso en los del este. También sigue siendo más caro que producir en el norte de África. Aun así, cada vez son más las empresas que empiezan a analizar con detenimiento las crecientes desventajas que también conlleva fabricar en el continente asiático, sobre todo ahora que los volúmenes han bajado y, por lo tanto, han subido los costes. Además, el aumento del coste de la mano de obra en China y otros países con peso en la producción ronda el 10% anual y, sin duda, será un argumento de peso para que se multipliquen los traslados de empresas a Europa y al Norte de África. La mecánica del cambio de divisas, además, acentuará este fenómeno. El segundo problema, a parte del precio, es la distancia. China está a unos 25-30 días de Europa en barco. Y más si el clima no acompaña o si el calendario chino no supone un contratiempo. Eso, para un sector como el deporte, es un problema grave. Con este margen tan grande de entrega, al que hay que sumarle, no sólo los retrasos en la producción sino, también, lo que puedan surgir en las aduanas, la agilidad y la capacidad de respuesta se reducen al mínimo y ello, conlleva, un aumento considerable de los riesgos. El gran mal endémico del deporte ha sido y es la programación a seis meses vista. Y eso es culpa de la producción. Con los proveedores asiáticos hay que tener claro que pasarán 4 ó 5 meses desde que se hace el pedido hasta que se recibe. Puede haber productos que no lleguen a tiempo a Europa, y, por lo tanto, ventas perdidas; órdenes ejecutadas con mucha antelación que se acaban convirtiendo en stocks que habrá que vender con descuentos y que, por lo tanto, acabarán dilapidando la facturación… Sin embargo, si se fabrica en el Norte de África o en Europa, este tiempo se puede acortar hasta los 2 meses, incluso más si se fabrica en el propio país. Es más costoso, es cierto, pero se pueden lograr dos objetivos prioritarios para cualquier empresa, especialmente ahora: mantener las tendencias actuales de la demanda y no verse obligados a tener unos stocks de seguridad que cuestan mucho dinero. Las empresas pagan más para producir, pero ganan agilidad, respuesta y, sobre todo, asumen menos riesgos y logran que sus tiendas tengan una mayor flexibilidad en las programaciones. Servicio, servicio y servicio… Es evidente que el coste de producción en Asia es mucho más bajo que el que se pueda lograr en cualquier país de Europa, pero si hacemos un análisis más global, la proximidad del lugar de producción limita los riesgos de roturas de stock y, a la larga, eso conllevará muchos beneficios. Y las empresas, tarde o temprano, se darán cuenta de que, aunque la relocalización puede conllevar, a corto plazo, un aumento de los costes, a medio y largo plazo, la mejora de la cadena de suministros aportará importantes beneficios (reducción de los procesos de producción, El gran mal endémico del deporte ha sido -y es- la programación a seis meses vista. Y eso es culpa de la producción. Con los proveedores asiáticos hay que tener claro que pasarán 4 ó 5 meses desde que se hace el pedido hasta que se recibe. TS 71
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