TS 22 Con la fuerte competencia que hay, hoy por hoy, en el sector de artículos deportivos, es prácticamente imposible conseguir que un producto sea capaz de marcar un punto de inflexión en su segmento En ventas y en imagen. En los últimos años, una de las marcas que ha logrado, no sólo marcar un punto de inflexión en su categoría sino, sobre todo, convertir su nombre en una especie de genérico, ha sido, sin duda, GoPro. Esta marca americana ha conseguido algo que muy pocas marcas, a lo largo de la historia, han conseguido: que la gente no entre en la tienda preguntando por una cámara de acción, sino que pregunte directamente por una GoPro. Es cierto que en la última década, y probablemente por “culpa” del éxito de esta marca, se ha multiplicado la oferta de cámaras deportivas, pero también lo es que, desde hace mucho tiempo, todos van a la estela de esta marca. Y casi siempre a años luz. Las cifras lo dicen todo. GoPro lleva varios años logrando crecimientos anuales por encima del 300% y su cuota de mercado en Estados Unidos ya ha superado el 20% en la categoría genérica de cámaras on board, muy por encima de marcas con una larga trayectoria en este universo. En el mundo del deporte esta cuota se multiplica espectacularmente y aunque no hay cifras oficiales, es más que probable que tanto en Estados Unidos como en nuestro país, su cuota esté por encima del 70% o el 80%. ¿Qué significa eso? Pues básicamente que es un producto que se vende. Un producto con mucha demanda y con muy buena rotación. UN ATERRIZAJE COMPLICADO Pese a su fuerte crecimiento en los últimos años, los primeros pasos de GoPro en nuestro país no fueron sencillos. Ahora es muy fácil apuntarse al carro de las cámaras deportivas –y la oferta que hay actualmente así lo demuestra- pero hace apenas cinco o seis años nadie creía en este producto. Nadie excepto Xavier Meseguer, fundador de la distribuidora KPSPORT. Una de las “obsesiones” de este joven empresario aficionado a las motos y a deportes como el bike o el esquí, era traer a España alguna de las cámaras on board que había visto en ferias internacionales. Al principio ninguna le convencía, hasta que en marzo de 2007 descubrió una de las primeras versiones de la GoPro. No fue un flechazo, porque de esta primera versión no le convenció mucho el diseño, pero cuando comprobó la calidad de esa nueva cámara y, sobre todo, su precio (por aquel entonces 149 euros) no dudó ni un segundo en apostar por la marca. Era arriesgado, es cierto, pero Meseguer estaba convencido de que con ese producto podría lograr el objetivo que se había marcado cuando decidió apostar por esta categoría entonces desconocida: ofrecerle a las tiendas un producto diferenciador capaz de generar una muy buena demanda. Los primeros meses no fueron, como era de esperar, fáciles, pero poco a poco la filosofía que había detrás de la marca –y la estrategia de KPSPORT- fue calando y tanto el comercio como, sobre todo, el consumidor, fueron apostando por este producto. Un producto cuyo gran valor añadido era, más allá de su calidad sin competencia, su gran versatilidad de uso. Esquiadores, bikers, trail runners, motoristas y una amplia variedad de perfiles empezaron a apostar fuerte por esta cámara, que año tras año, desde su llegada al mercado, ha ido mejorando sus prestaciones. Ahora, apenas cinco años después de su llegada a nuestro mercado, y pese a que la competencia ha aumentado, GoPro ya se ha convertido en la gran referencia de las cámaras on board y, como es obvio, en la marca más deseada, con diferencia, de esta emergente categoría. APROVECHAR LA OPORTUNIDAD Pese a todo lo que acabamos de decir, y aunque cualquiera puede comprobar que cada día hay más deportistas –y no deportistas- que llevan consigo una GoPro, uno de los datos más sorprendentes es la desconfianza que, al parecer, aún genera este producto en determinadas formatos de tienda deportiva. No deja de ser extraño, en este sentido, que pese a su fuerte vinculación con el deporte, los principales vendedores de este producto sean grandes superficies o tiendas especializadas en electrónica. El caso de GoPro es uno más en la larga lista de oportunidades que el comercio deportivo ha dejado y deja pasar, aunque es especialmente significativo que lo haga con un gadget con tan buena demanda, con una rotación muy alta y con un margen muy por encima de la media. I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I GoPro: una oportunidad que no hay que dejar escapar Apenas cinco años después de su llegada a nuestro mercado, y pese a que la competencia ha aumentado, GoPro ya se ha convertido en la gran referencia de las cámaras on board y, como es obvio, en la marca más deseada, con diferencia, de esta emergente categoría. GoPro, marca distribuida en nuestro país por KPSPORT (distribuidora, también, de marcas vinculadas al bike como Ibis o Intense, y al outdoor, como Halti) ha sido, sin duda, una de las grandes revelaciones, en cuanto a producto, de los últimos años. Su crecimiento en ventas ha sido espectacular y en apenas 5 años se ha convertido en la principal referencia, a nivel mundial, de la emergente categoría de las cámaras de acción. Y pese a su estrecha vinculación con el mundo del deporte, son otros canales los que están aprovechando esta gran oportunidad. Canales que han sido capaces de arriesgar y sacarle partido a un producto que, por demanda y margen, tiene una gran rentabilidad. EMPRESAS A FONDO
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