TradeSport 204 - Noviembre 2012

El comercio en general está atravesando momentos de incertidumbre y nuestro sector no es ajeno a esta circunstancia. Aunque es cierto que la parte atlética del sector está enfrentándose mejor a la crisis, y que hay algunos deportes, en especial running y bike, que están comportándose mejor, no cabe duda de que incluso en estos sectores se viven momentos de desasosiego, pues la coyuntura no es para menos. Los datos oficiales publicados por el Instituto Nacional de Estadística, ya sean relativos a la confianza de los consumidores, el Índice de Comercio Minorista (ICM) u otros, no son positivos; aquellos que publica el Ministerio de Trabajo relativos a población activa y número de desempleados tampoco lo son; y las previsiones macroeconómicas tanto de nuestro Gobierno, como de instituciones internacionales como el FMI o la propia Comisión Europea, son igualmente negativas a corto e, incluso, a medio plazo. Esta es la situación y negar la evidencia es engañarnos. Por tanto, asumiendo que esta es la realidad, considero que el sector debe hacer un examen acerca de qué medidas puede desarrollar en su seno para superar la coyuntura económica (o, al menos, para hacer su tránsito más llevadero), para poner freno a la atonía en el consumo de la mejor manera posible, y con el menor número de “cadáveres”. A estas alturas ya no es necesario advertir del cierre de algunas tiendas e, incluso, de las dificultades económicas y financieras que atraviesan otras o de como sus circunstancias salpican de manera ineludible a distribuidores y marcas. En este sentido, seguramente todo el mundo puede hacer cosas para mejorar la situación, pero no es menos cierto que son los jugadores más importantes, las marcas más representativas y las organizaciones más potentes las que más iniciativas pueden introducir para que el sector sea capaz de “atravesar el desierto” de la mejor manera posible. Sin embargo, mi pregunta es si están estos jugadores dispuestos intentar una travesía más llevadera para el sector, introduciendo medidas u acciones que liberen a los más desprotegidos, las tiendas, de algunas de las cosas que soportan. Es evidente que los más pequeños, las tiendas de deporte independientes, agrupadas o en franquicia, son las que menos recursos y posibilidades tienen para proponer medidas o alternativas que mejoren su situación, en muchas ocasiones no por incapacidad en sus propuestas si no por su dificultad para que las mismas alcancen el lugar concreto que puede hacer que la medida se implemente. Sin embargo, a pesar de su dificultad para exponer medidas que ayuden al sector, considero que este debe estimar el sostenimiento de puntos de venta como una de los objetivos esenciales para asegurar la diversidad del sector y lo que ello implica. ¿Que ocurriría si el sector viera desaparecer en un año el 10% o el 15% de sus puntos de venta? En mi opinión, una circunstancia de este tipo sería nefasta para todos, hasta para los posibles puntos de venta cercanos. SIN DIÁLOGO En el comercio deportivo, la falta de interlocución en el sector, así como de organismos que ejecuten ese diálogo y ese intercambio de propuestas e iniciativas, supone una barrera difícil de franquear, pues sólo AFYDAD representa una interlocución “fiable”, si bien no encuentra receptores para ejecutarla en el seno del sector. Este bloqueo a la permeabilidad de propuestas desde las tiendas hacía arriba, al diálogo y a la generación de iniciativas y sinergias, está perjudicando notoriamente al conjunto del sector, que muchas veces encuentra batallas antes que diálogos por este motivo, algo que perjudica a todos. Por estos motivos resulta absolutamente necesaria la consolidación de una asociación de tiendas de deporte fuerte y representativa que pueda aportar interlocución y propuestas a AFYDAD, a las marcas y distribuidores y, de manera conjunta, a la administración, pues cuando los particulares por sí solos no pueden, son los organismos intermedios los órganos capaces de alcanzar objetivos o plantear medidas globales de beneficio para el sector. IMPLICACIÓN Ante la ausencia de organismos intermedios que favorezcan la interlocución, sólo los más potentes jugadores, empezando por las marcas y seguido de los grupos de compra, pueden ocupar esta labor, si bien coincidiremos en que la gran mayoría de marcas, distribuidores y grupos tampoco tienen capacidad de que sus propuestas calen en el sector más allá de sus fronteras. De este modo, nos hemos quedado, con que la falta de organismos intermedios provoca que muy pocos operadores puedan desarrollar esta labor, y por desgracia para todos, estos operadores son personas jurídicas, empresas con intereses concretos y a las que el hecho de que nada cambie puede incluso mejorarle su situación en el corto plazo. Y aquí surgen nuevas preguntas ¿Qué ocurrirá después?¿Qué sucederá si disminuyen de forma notable los puntos de venta y si se deteriora la situación global del sector? ¿Servirá este cortoplacismo para el futuro? En mi opinión, la coyuntura pide altura de miras; la misma que reclamamos de políticos ineficaces, y muchas veces insensibles,. ¿O es que acaso pretendemos hacer como ellos y esperar a que alguien venga a solucionarnos los problemas? Necesitamos interlocutores ARTÍCULO DEL MES Carlos Grande Secretario general de ANDAD TS 28 Todo el mundo puede hacer cosas para mejorar la situación, pero son las marcas más representativas y las organizaciones más potentes, las que más iniciativas pueden introducir para que el sector sea capaz de “atravesar el desierto” de la mejor manera posible

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